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El castaño salía de la ducha cuando encontró a Emilio observando su libreta con el ceño fruncido.

—¿Que pasa, Emi? —pregunto secándose sus pequeños rizos que sobresalían—

—Estoy escribiendo una canción, pero aún no me convence del todo. —respondio mordiendo su lápiz—

—¿Puedes leerme o cantar la canción? —pregunta sentándose a su lado—

—Si, escucha:

El se viste de gala, en plena ciudad, y sabe hacerme volar o incluso el suelo tocar, el es mi opuesto total, mi otra mitad. Con su mirada miel yo endulzó mi café, con un pincel, me deja palabras en la pared. Aún que no todo pueden entenderlo, se que es el, es el, yo lo sé y no quiero perder.... —dijo el rizado mirando su canción, que aún necesitaba mejorías—

—Mmm, ¿Me dejas intentar algo? —pregunto tomando el lapicero del rizado—

Emilio miro con confusión a Joaquín, para después decirle un pequeño sí.

—Que te parece esto; El se viste de mar, en plena ciudad y sabe hacerme volar o el suelo tocar. El es mi opuesto total, mi otra mitad. Con su mirada de miel, endulzo el café, me deja con un pincel, mensajes en la pared y aunque no todos lo ven. Es el es el, ya lo se y no la quiero perder, la quiero cerca cerca de mi... —dijo el chico mordiendo el lapicero— Después podría decir algo así como: Por que hace magia cuando está aquí  y en cada beso que yo le doy, se lleva puesto mi corazón, lo quiero cerca, si muy muy cerca...  —finalizo con una pequeña sonrisa—

—¡Está increíble! —exclamo el chico con una sonrisa— Ya después terminaré de escribirla, me fuiste de gran ayuda joven Joaquín pero es hora de dormir. —dijo el rizado levantándose para después ayudar al castaño a hacer lo mismo—

—Lo quiero cerca, cerca de mi, por qué hace magia cuando está aquí, y cada beso que yo le doy, se lleva puesto mi corazón —canto el castaño frente al enorme espejo que adornaba la habitación, haciendo un baile lento y gracioso—

Emilio observo a Joaquín con una pequeña sonrisa, recordando algo de su bello pasado.









Emilio miraba a su bello esposo, quien estaba mirándose al espejo, observando sus lunares con una pequeña sonrisa. Una cosa de lo cual su esposo ama de si mismo, son sus lunares. Gracias a Emilio el comenzó a amar aquellas hermosas manchitas en su cara.

—Joacooo, ven a dormir ya. —dijo Emilio haciendo un pequeño berrinche—

—Amor, que impaciente eres, ya voy. —dijo de manera divertida el chico, caminando hacia la cama— Mi berrinchudo guapo, te amo demasiado, ¿Lo sabías? —pregunto lo último, acostándose al lado de su esposo—

—Eres bellísimo, mi amor. Tus hermosos ojos color miel, tu linda piel, suave y blanca, tus pestañas, tus labios gruesos y rosas. Tus lunares de la cara, brazos, piernas, espalda y abdomen. Forman una hermosa constelación. ¿Sabes?, Estoy pensando en ponerle un nombre a cada uno de tus lunares. —dijo dándole una sonrisa a su esposo—

—¿Si?, ¿Que nombres les pondrás? —preguntó acercándose a su rizado—

—Este de aquí se llamará, Esteban. —dijo señalando el lunar que tenía en una de sus mejillas— Este de aquí se llamará Iván. Y estos dos que están juntos, se llamarán Aris y Temo, pero les diremos Aristemo. —dijo señalando dos lunares que tenía en su cuello—

Aristemo...me gusta —respondio el castaño sonriendo—












—Aristemo... —susurro—

𝐕𝐚𝐦𝐩𝐢𝐫𝐞 /𝐄𝐦𝐢𝐥𝐢𝐚𝐜𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora