El sol entraba por la grande ventana que estaba en la habitación del Joven Marcos. Los pajaritos cantaban anunciando que un nuevo día había comenzado. Emilio tallo sus ojos con pereza, estaba dispuesto a darle la vuelta a su cama para después volver a dormir. Pero cuando lo iba a hacer, recordó que cierto castaño de hermosos ojos estaba durmiendo con el.
Emilio observo a Joaquín con cariño y nostalgia, cuánto había esperado para volver a dormir con el. Y aún que bien, no durmieron como pareja, tuvo la dicha de dormir con el como amigo.
Tomo la pequeña libreta que estaba en su mueble y comenzó a escribir la letra de su canción.
A el le gusta bailar Frente al espejo y cantar A mi me gusta inventar Nombres para su lunar Y aunque no todos lo ven Es el es el ya lo se Y no lo quiero perder Lo quiero cerca, cerca de mi.
Escribió eso último, para después leer la letra que llevaba, decidió repetir la letra que Joaquín había compuesto, y dió por terminada la letra de la canción. Ahora tan solo faltaba grabarla, pero para poder grabar aquella canción, Joaquín debía acompañarlo hasta el set.
Las famosas campanas de Carmen, anunciando que el desayuno estaba listo, no tardaron en hacerse sonar. Así que Emilio con cuidado se levantó de la cama, movió un poco a Joaquín para que esté se despertara, cuando noto que Joaquín se comenzaba a mover, dando inicios de despertarse, el rizado entro al baño.
Ya en el baño comenzó a recordar aquellos hermosos ojos miel, que al despertar lo observaban con cariño. Hace siglos que esos ojos no lo miraban, y ahora que los tiene no quiere dejar de verlos nunca.
Cuando Emilio termino de peinarse y cambiarse, salió del baño para encontrar a un Joaquín ya cambiado y peinado esperando su llegada.
-¿Tarde mucho? -pregunto el rizado-
-No, solo que para la próxima no te vayas sin avisar. -respondió el castaño con una pequeña mueca-
-Oh, cierto, perdón es que se me olvidó que debíamos estar lo más cerca posible. -dijo el rizado sonriendo de manera culpable-
-No pasa nada, ya hay que bajar, Romi me dijo que ya está el desayuno. -dijo sonriendo-
El rizado asintió con una pequeña sonrisa. El castaño se levantó de dónde estaba sentado y comenzó a caminar seguido del rizado.
La chica esperaba a su hermanito y a Joaquín en el comedor, se moría de hambre. Aún que bien, pude haber comenzado a comer desde hace minutos, pero por modales debía esperar a los chicos.
Romina.
Al ver que estos aún no aparecían tomo su celular para entrar a Instagram dónde al parecer la señorita Mackenzie le había mandado un mensaje en la mañana. Ya que después de que Romina le respondió, Mackenzie se había desconectado por completo.
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