Creación: reconquista

Capítulo 12: Pasado oculto

Las noches después del espectáculo en el sector de maldades no fueron distintas para Byleth, su objetivo seguía siendo el mismo: acabar con todos, ya fueran llums; ombres; Déu y cualquier otro ser que haya cambiado el curso de su vida. La única excepción a ese deseo de venganza era Pantera, la confianza que le tenía a su bestia no tenía igual, pues se había convertido en su compañero, y aunque no había una comunicación verbal explícita, Byleth podía sentir la conexión que los unía; podían entender sus sentimientos sin la necesidad de palabras.

Lo único que había provocado el incidente en el sector de maldades, es que su curiosidad creciera de forma exponencial. Byleth se dio cuenta que, en realidad, no sabía nada del mundo ni de los llums ni siquiera de los ombres; solo aprendió como matar y por qué odiar a los llums, lo cual sería suficiente para un ombre promedio, pero él estaba más allá de eso, más allá de todos. Ni siquiera sabía de dónde provenía su vínculo con Pantera, tenía la sospecha de que los únicos que lo sabían eran Déu y Aurora, y aunque Aurora proclamaba estar de su lado, el hecho de que le estuviera escondiendo tanta información le molestaba e irritaba. La única información que le daba resultaba ser banal e inútil.

En una de las tantas noches en las cuales no podía dormir, se enfocó en la luz que ahora reside con más intensidad dentro de él y permitió que la luz inundara su cuarto. Pequeños hilos de oscuridad se pegaron a Aurora y formaron el contorno de su figura, Byleth, sin levantarse de su cama, volteó a verla con una cara de apatía y esta lo vio con curiosidad, pues era la primera vez que la invocaba a voluntad.

—¿Qué puedo hacer por ti? —preguntó Aurora mientras jugaba con su largo cabello —. Si necesitas más información, lo lamento, ya te dije que aun no puedo decirte mucho.

—No, solo tengo curiosidad banal. Me preguntaba qué insultos se utilizaban para referirse a... lo que tú eres.

—¿A lo que yo soy?

Aurora ladeó su cabeza y se cruzó de brazos, esa pregunta no pareció agradarle mucho. En cambio, Byleth ya se estaba divirtiendo al ver cómo reaccionaba, para ser alguien que siempre parecía tener el control, había sido muy fácil perturbarla.

—Si. Asumo que esa forma que tienes es humana, no se cuantas formas tengan los humanos —respondió con una sonrisa burlona —, pero para la forma que tienes actualmente deben de haber insultos específicos.

—Ah, ya entiendo, que pregunta tan peculiar, de todas las cosas que puedes preguntarme y si respondería, me preguntas esto. Tan típico de los hombres —dijo un tanto irritada —. Pues..., perra era un insulto muy popular en el mundo de antes, las mujeres se enojaban mucho cuando las llamaban así.

—¿Y qué significa?

—A lo que recuerdo, hace referencia a una mujer que es maliciosa, controladora, agresiva y trata de ser dominante.

—Ya veo... ¿Aurora?

—Dime.

—Eres una perra.

Byleth comenzó a reír mientras pataleaba, no podía creer que Aurora no lo viera venir, aunque no lo pareciera si podía llegar a ser bastante ingenua. La risa del chico se prolongó por un rato hasta que Pantera, que estaba a un lado suyo en la cama, hizo un sonido de descontento y molestia antes de tirarlo al suelo para que se callara. Byleth, sobando su cabeza, volteó a ver a Aurora y esta comenzó a reírse, pero su risa era tan distinta a cualquiera que hubiera escuchado; era más melodiosa, no tenía ese tono burlón característico de su raza, incluso parecía ser completamente inocente. Por un momento olvidó que estaba en frente de un ser ajeno a todo lo que conocía y pareció que estaba frente a igual.

—Eso es lo que pasa cuando no eres amable, y ya no tienes justificación de que no sabes lo que es ser amable —dijo antes de lanzar una pequeña bola de luz hacia su pecho —. Después de todo, ya tienes un corazón.