—¡A partir de hoy, la eterna guerra contra la oscuridad dará un paso fuerte y certero hacia nuestra victoria! —gritó Déu con entusiasmo —. ¡Nuestro salvador, nuestro elegido por nuestra diosa, por la luz propia ha hecho su aparición y con ello ha sellado nuestra victoria, pues nada puede hacerle frente por siempre a la luz! ¡Todos los que hoy se van al frente de batalla regocíjense y llenense de orgullo, van con mi bendición y a lado de Nil, el Emisario de la luz.
La voz de Déu resonaba por todo el sector militar, este se encontraba de pie en el techo de un edificio, detrás suyo había un trono similar al que tenía en su sala en el punto más alto de la torre principal. En frente suyo había miles de escuadrones formados en forma de rectángulos perfectamente ordenados y con una distancia entre ellos excepcional, estaban en lo que llamaban los campos alados, que básicamente era un terreno plano en el cual todos los llums emprenderían su vuelo hacia el campo de batalla. La vista de Déu se inundaba de figuras blancas observando y alabandolo. Todos vestidos con su usual traje blanco, su cabello perfectamente ordenado y su sonrisa inmaculada.
Todo el sector militar fue inundado por aplausos y alabanzas para Nil y Déu, estas parecieron intensificarse cuando los llums se percataron que Nil bajaba del cielo y, a su lado, bajaba Mark y el comandante Ludger, los tres portando una elegancia y una dignidad inigualable con sus majestuosas alas de luz. Mientras descendía, Byleth observaba a los pelotones de llums debajo suyo, pero eran tantos que apenas podía distinguir el último pelotón; Ludger le había dicho que partirían con 100,000 soldados, predecía que serían capaces de lograr que los ombres retrocedieran hasta su base principal y eso les daría la ventaja para llegar a la capital. Pero todo lo que Nil veía eran cadáveres, miles de ellos celebrando que marchaban hacia su muerte inminente, sin siquiera cuestionarse si su causa era noble y si en verdad podían lograr su cometido.
—¡Antes de que emprendan su vuelo y se dirijan a su noble encrucijada para proteger a su nación y a sus hermanos, nuestro salvador les dirigirá unas palabras para que su espíritu no decaiga! Nil, por favor.
Déu se hizo a un lado, cediendo el lugar frente al trono donde él estaba parado, Nil desmaterializó sus alas y lentamente caminó hacia su lugar designado. Los ojos blancos de los llums lo veían expectantes, 200,000 ojos estaban fijos sobre él, esperando sus palabras llenas de motivación, sabiduría y esperanza. Nil volteó a ver a Marc y este le sonrió de la forma que solo le sonreía a él: torcía su sonrisa hacia la izquierda y le guiñaba el ojo de una forma juguetona. Después alzó la mirada hacia el cielo, no podía soportar todas esas miradas sobre él, era insoportable pensar que después de que su discurso acabara, mandaría a todos al matadero, quizá si no decía nada nadie saldría de aquí y no habría muertes.
—No puedes posponer esto —dijo Naminé, su voz retumbó dentro de su cabeza —. Estás tan cerca de descubrir la verdad, no te rindas ahora. Hazlo por ellos, por los ombres, por las mujeres esclavizadas, por el mundo.
Fue entonces que Nil pareció llenarse de valor y de determinación para seguir adelante, sus alas emergieron con tanta fuerza que las huracanadas de viento llegaron hasta los escuadrones que estaban alejados del edificio donde se encontraba. Nil bajó la mirada hacia los llums que lo veían aun con más ansias y con sonrisas descomunales.
—¡Hoy comienza una nueva era para el mundo, todos aquí presentes son igual de importantes que yo para lograr este cambio en el mundo! —Pero todo era una mentira, solo eran seres sin voluntad siendo guiados hacia su perdición —¡Aunque no lo parezca, este será el fin de la guerra, el fin del sufrimiento, el fin de este mundo quebrado! ¡Así que, hermanos, les pido que se alcen conmigo y que me sigan hacia un futuro nuevo y resplandeciente!
Y dicho esto, Nil materializó su estoque y apuntó hacia el horizonte en dirección al campo de batalla y disparó un fino haz de luz señalando la dirección de vuelo. Los llums estaban completamente eufóricos, las palabras de Nil parecían haber tenido un mayor efecto que los de Déu
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Creación: reconquista
FantasíaSinopsis En un mundo donde la luz cubre una mitad del planeta y la oscuridad la otra, donde se ha librado una guerra por milenios entre estas dos fuerzas para tener control del planeta, dos jóvenes despertaran el poder de las diosas olvidadas escond...