Capítulo 4: Déjà vu

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El ver hacia el cielo desde el mundo donde la oscuridad y la luz estaban divididas solo tenía dos posibles resultados: en Ileuger lo único que se ve es una luz blanca cubriéndolo todo, en Foscor, la oscuridad lo cubre todo. Desde la aparición de los llums y los ombres, se había aceptado que el mundo simplemente fue creado así, que no había nada más allá, y que este mundo era el centro del universo. Pero esa suposición no era más que una excusa impuesta por ambas razas para no pensar en nada más que hacer guerras.

En realidad, si algún ser atravesara la inhóspita oscuridad y la luz sobrecogedora del planeta, podría ver hay un colosal espacio rodeando a ese planeta; un inmenso espacio en el cual la oscuridad convive con la luz, en su mayoría, era oscuro y estaba iluminado por miles y miles puntos de luz centellantes. Y eso no era lo más fascinante: no todo era blanco y negro. Se podían observar a lo lejos espirales de diferentes colores, incluso algunos de los puntos centellantes eran de una gama distinta de color. A los lejos, observando desde el hemisferio derecho del planeta, se podía dilucidar una esfera gigantesca que parecía desprender un calor infernal, sofocante; volteando a ver al hemisferio izquierdo de la tierra, se observaba una esfera diminuta en comparación con la anterior, pero estaba a una distancia más corta y esta parecía estar apagada, carecía de cualquier tipo de calor y tenía un tono un tanto sombrío.

Cerca del planeta había dos pequeñas figuras humanoides flotando, una en cada hemisferio: la figura cubierta de luz se encontraba flotando sobre Ileuger y la figura oculta en la oscuridad se encontraba sobre Foscor. Ambas figuras parecían maravilladas e intrigadas por sus alrededores, como si nunca hubieran visto nada igual; aunque también sentían miedo, no podían dejar de temblar mientras contemplaban tal escenario, los hacía sentir pequeños e insignificantes.

—Esto es lo que se rehúsan a ver —dijeron dos voces femeninas, rompiendo el silencio sepulcral que dominaba ese escenario.

Y de ambas siluetas se desprendió una esfera: una oscura emanó de la figura de luz y una blanca surgió de la figura de oscuridad. Ambas se dirigieron a la línea divisoria de ambos hemisferios, y las figuras, sin siquiera desearlo, fueron tras de ellas hasta estar sobre el espacio que separaba a Foscor y a Lleuger. Las figuras voltearon a verse y no pudieron evitar sentir que se conocían de alguna parte, que había una conexión intensa entre ellos, era como un tipo de reunión entre dos personas que hace mucho no se veían. De forma inconsciente, movieron sus manos hasta que sus dedos estuvieron a punto de entrelazarse, pero las esferas se interpusieron en su camino y los forzaron a retraer sus manos antes de volver a su lugar frente a ellos. Por la cortina de luz y oscuridad no era visible, pero cada figura derramó una lágrima que flotó lejos y se perdió en el espacio.

—Ustedes deben reunirse, por este medio no podemos hablar, no es seguro —susurraron las dos esferas al unísono —. Ustedes deben liberar a este mundo del control de... Dios.

Al pronunciar esas palabras, todo pareció estremecerse, como si un terremoto estuviera sacudiendo todo el espacio. Las esferas volvieron a sus respectivos lugares de origen, escapando de lo que sea que estuviera ocurriendo. Los puntos centelleantes de luz se apagaron, incluso la esfera flameante fue extinguida, y todo fue cubierto por la oscuridad.

Y justo en frente de las figuras, una silueta masculina apareció, esta desprendía un aura policromática, como si emanara cualquier tonalidad posible e incluso estuviera creando nuevas cada segundo. Las dos figuras diminutas se encontraban justo en frente de la cara del ser colosal, sus ojos las veían detenidamente; su mirada era agobiante, penetrante e incluso obscena, ningún secreto estaba a salvo de esa mirada.

La pequeña oscuridad y la pequeña luz de pronto empezaron a caer a toda velocidad de vuelta su planeta y lograron escuchar una única advertencia que pareció resonar por todo el espacio.

Creación: reconquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora