Capítulo 2: Ileuger

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El joven llum salió de su aula y caminó por los pasillos de la escuela; este tenía las paredes pintadas de blanco y el piso igual. A su alrededor, otros llums caminaban, todos riéndose y sonriendo de una forma esplendorosa, y algo exagerada, como si no estuviera permitido ser infeliz.

—Eh, Nil —dijo un estudiante antes de envolver su brazo alrededor del cuello de Nil —. ¿Pensaste que irías sin mí?

—Aunque quisiera no podría, eres imposible de perder, Marc —contestó Nil antes de reír y seguir caminando.

Ambos llums salieron de la escuela y contemplaron la torre central que estaba en el centro de la capital; esta se erguía miles de kilómetros, incluso traspasaba la luz que provenía del cielo.

—Pronto tendremos nuestros divís y podremos materializar unas alas para llegar rápido a todos lados. No puedo esperar —dijo Marc con emoción y euforia, mismas emociones que hicieron que saliera corriendo —. ¡Vamos, Nil!

—¿Quién dejó atrás a quién? —replicó Nil, aunque parece que se lo dijo al aire, pues Marc ya estaba lejos para oírlo. Suspiró y caminó con calma hacia su destino, pero se detuvo de golpe —. Debería asegurarse de una vez que estoy impecable.

De su mochila sacó un pequeño cubo metálico, presionó un botón y lo lanzó en el aire; el cubo rápidamente se transformó en un espejo rectangular de cuerpo completo y ahora se encontraba levitando en frente de Nil. Primero se enfocó en su cabello peinado en forma de cortina, se aseguró que la línea divisora se encontrara inmaculada y que ningún mechón de cabello tapara sus ojos completamente blancos y algo grandes para su gusto. También se aseguró de que sus ojos, un tanto grandes, fueran visibles. Después se enfocó en su cara, se inspeccionó de cerca para detectar alguna imperfección: sus mejillas redondas estaban bien, su mentón alargado también y sus labios delgados estaban impecables. Se alejó unos pasos del espejo para verse de cuerpo completo, tenía una figura delgada y sin ningún tipo de músculo observable; vestía un traje ajustado de color blanco con botones de color dorado y unos zapatos formales, blancos también. Cuando comprobó que se veía inmaculado, se acercó al espejo y lo empezó a comprimir con las manos hasta que volvió a su forma cúbica, lo guardó en su mochila y siguió caminando.

Su destino era el sector militar, Ileuger estaba dividida en cuatro sectores: el sector residencial, el académico, el militar y el de ocio. Estos estaban separados por cuatro extensiones de la misma torre central y se les denomina según su punto cardinal; estas extensiones servían como una estación de tren para que aquellos que no tuvieran un diví fueran capaces de moverse con facilidad al sector que necesiten y aunque la estación estaba por debajo de la torre central, el techo estaba hecho de cristal transparente que cuando veían hacia arriba, parecería que los llums de arriba caminaban en el aire y, obviamente, la luz cubría toda la estación de trenes. Dentro de los sectores había otro tipo de transporte, camiones, pues los sectores eran enormes y sería bastante tardado andar por ellos caminando. No sería una molestia, pues los llums no saben lo que es la molestia.

Así que Nil siguió caminando hacia la extensión sur, asegurándose de mantener su sonrisa en todo momento y tratando de ignorar las miradas curiosas de todo llum que se percataba de él. Todos los fanáticos de la luz nacen con el cabello blanco, pero Nil nació con el cabello negro; muchos lo consideran un acto de traición hacia la luz y hacia su raza, pues el negro era algo característico de los ombres. Él era un caso único, pues no había reportes de un llum con cabello negro; intentaron de todo para teñir su cabello de blanco, pero ninguna infusión de luz funcionaba. Puesto a que el caso se había convertido en tendencia, todo Ileuger sabía de Nil, así que se conformaron con ignorarlo, pero siempre con una sonrisa. Y el joven excluido no podía siquiera mostrar un poco de inconformidad porque parecería que la "oscuridad latente" dentro de él lo estuviera corrompiendo, por lo que sería exiliado. Marc era el único que lo aceptaba e incluso caminaba junto a él sin importar lo que otros dijesen, menos hoy, porque este no podía con la emoción de obtener su diví.

Creación: reconquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora