Capítulo 13: ¿De qué lado estás?

40 21 0
                                    

Mientras Nil se quedó en su cuarto pensando y reflexionando, Marc voló hacia el sector militar donde lo estaba esperando Ludger para escuchar su reporte semanal sobre el progreso de la maestría de Nil en cuanto a las artes de la luz y sobre su comportamiento. Aun siendo el elegido por la luz, el comandante no confiaba del todo en él, lo curioso es que parecía que esas dudas y sospechas no se las había hecho saber al emperador, pues puso mucho énfasis en mantener sus reuniones un secreto.

De un momento para otro, la velocidad de Marc disminuyó al punto que parecía apenas estar avanzando, cualquiera pensaría que estaba flotando sin ningún destino y sin ninguna obligación, lo cual era mal visto por su raza: la eficiencia siempre debía ser lo primordial. Pero los pensamientos de Marc daban vueltas alrededor de Nil, sus problemas existenciales y de como estaba llevando su transformación a un humano. Aunque su mente insistía en hacer reminiscencia del beso que apenas había ocurrido hace unos minutos, la sensación de sus labios sobre los de Nil provocaba que sintiera un calor sobre toda su cara y lo que solían llamar los humanos "mariposas en el estómago". 

Marc estaba seguro de que lo había hecho para calmar las inquietudes de Nil, pero el beso era innecesario y al mismo tiempo sentía que el beso fue necesario para Nil y para él, ¿pero por qué? ¿Para saber lo que se sentía besar a Naminé? Eso era absurdo, Naminé no tiene una forma corpórea, ella es energía pura, por el momento. ¿Para satisfacer las viejas necesidades físicas y afectivas? Probablemente, pero eso lo llevaba a otra pregunta, ¿se estaba enamorando de un chico que apenas estaba entendiendo lo que es ser humano? No podía ser posible, eso interferiría con su misión sagrada y...

—Marc..., vas a llegar tarde con Ludger, no quieres levantar sospechas, ¿o sí?

A lado suyo se había materializado un pequeño cuervo negro que procedió a picotearlo suavemente en la mejilla para sacarlo de su aturdimiento y que responderia. Marc sacudió un poco su cabeza y rápidamente cubrió al cuervo con sus manos para que nadie más lo viera.

—Mi señora, no puede hacer eso, una mancha negra en este reino significaría un caos extremo,

—No tendría que hacerlo si te movieras, está bien que disfrutes tener consciencia de nuevo, pero te recuerdo que aquí es peligroso.

Y dicho eso, el pequeño cuerpo volvió al diví de Marc y este voló con rapidez al sector militar. Ya estando allí, Marc descendió en el edificio central del sector, era una estructura compuesta de unos 20 pisos; por mucho el edificio más alto, pues los demás edificios a lo muchos llegaban a los 5 pisos, pero este albergaba todos los militares y administrativos importantes de Lleuger. El chico entró al edificio y tomó el elevador al último piso, donde esraba la oficina de Ludger, y caminó hacia ls última puerta del corredor y dio unos leves toques a la puerta.

—Pasa, Marc.

Marc entró a la oficina del comandante, no había nada nuevo, era un cuarto con un ventanal para dejar entra la luz, un estante lleno de tabletas, un escritorio y tres sillas, y todo de color blanco, para no variar. El chico le estrechó la mano a Ludger con una sonrisa de oreja a oreja y el comandante le devolvió la sonrisa. «De todas las costumbres humanas que conservaron ustedes, ¿por qué la de sonreír? Es la más molesta e innecesaria» pensó Ludger.

—Siéntate, por favor. Tengo entendido que desde su purificación en el sector de ocio, Nil ha estado flaqueando en su entrenamiento —dijo Ludger mientras Marc se sentaba en la silla —. Y si no me equivoco, hoy faltó a su entrenamiento, ¿qué tienes que decir al respecto? Te recuerdo que el emperador en persona te encomendó el cuidado y el entrenamiento de nuestro salvador.

Aunque Ludger seguía sonriendo, Marc podía ver que detrás de esa caballerosidad y amabilidad había una maldad oculta disfrazada de justicia y un sentido de importancia inflado. Y aún así todos habían tenido la osadía de tratar a Nil como si fuera un mutante y una abominación, cuando ellos son los que están incompletos. La ira y frustración de ver como estos monstruos habían sustituido a raza comenzó a subir de forma precipitada, incluso su sonrisa estaba a punto de flaquear, pero la voz de Naminé se escuchó dentro de él:

Creación: reconquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora