EPISODE 23

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Liu Ting abraza a Xiao Zhan por segunda vez, el chico no dejaba de llorar, se sentía morir.

—Vas a superarlo, ¿de acuerdo? No mereces llorar por alguien como él, no debí darle esa confianza, no debí...

—No es tu culpa. Quizá debía aprender... Me siento tan tonto, quisiera arrancarme el corazón y tirarlo muy lejos.

—¿Qué te dijo para que te pusieras así?

—Él dijo... —"Te amo..."—. Él dijo una tontería, algo que no es verdad... me mintió.

—Ya veo. —Lo abrazó con más fuerza.

Luego de secar sus lágrimas y sobarse los ojos hinchados, suspiró hondamente.

—¿Mañana me acompañas por mis cosas? —pidió a su mamá y ella asintió. Tendría a su hijo de vuelta.


—&—

—Sírvame otra —le entregó la copa al hombre de la barra y éste le sirvió más de ese trago fuerte.

Yibo miró a su costado una joven prostituta sentada a pocos metros, con pechos grandes y minifalda roja. Pero su interés bajó luego de ser consciente que ya no tenía a Xiao Zhan y aunque eso significaría que había vuelto a ser el mismo de antes, la idea de liarse con esa mujer no le llamaba la atención.

A su otro costado se sentó un hombre delgado y rubio, incluso tenía los ojos delineados de negro y resaltaba sus ojos. Yibo frunció el ceño, sintió una corriente extraña en su cuerpo, como un interés, lo vio atractivo y eso le incomodó.

—¿Estás solo? —preguntó el rubio, su voz era suave, no como la de Xiao Zhan, eso le desagradó.

—No. —mintió.

—Ah. —calló y comenzó a fumar.

Yibo tomó su tragó y pidió otro comenzando a sentirse más intranquilo, más que todo por la presencia del chico a su lado. Lo vio de reojo otra vez, tenía un largo cuello, un bonito perfil, aunque no perfecto como el de Xiao Zhan, tragó saliva por la especie de desesperación que comenzó a sentir.

—¿Tú estás solo? —se animó a preguntarle y el rubio le sonrió. No tenía una sonrisa tan hermosa como la de Xiao Zhan, pero parecía en cierta forma adorable.

—Sí, siempre vengo solo.

—Me llamo Yibo.

—Wen Han. —Los dos se sonrieron y Yibo olvidó por un momento sus molestias.

—Invito todo lo que quieras.

—¿Todo? —preguntó con una sonrisa.

—Sí, no me interesa, vine aquí para consumir todo. Anda, pide algo.

—Hum... quisiera salir a tomar aire, el aire es gratis. —Yibo no lo entendía, pero luego de ver que el bar se llenaba cada vez más y el oxígeno comenzaba a escasear, decidió hacerle caso.

El rubio caminó adelante y Yibo no pudo evitar mirarle todo, analizar su delgado cuerpo y sentir esa molestosa necesidad de llevárselo a la cama solo para satisfacer su curiosidad.

"Xiao Zhan"

Ese molestoso nombrecito interrumpió su mente y le hizo fruncir el ceño además de apretar sus puños.

Salieron y caminaron por la acera como dos conocidos.

—¿Por qué un hombre tan apuesto como tú anda perdido en esa zona de la ciudad? —preguntó con una pequeña sonrisa y Yibo sintió la enorme necesidad de hablar de lo que le pasaba.

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