15: Después de la tormenta

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"¿Y ahora qué?" Shinso se preguntaba. Sus manos metidas en los bolsillos de su abrigo, como siempre… excepto que nada era como siempre. De hecho aún no podía asimilar todo lo que había pasado en aquel garage, ni el hecho de que ya no iba a pisar ese lugar en un tiempo.

En su mano derecha aún sostenía y apretaba sus baquetas, simplemente se negaba a soltarlas. Su mente insómnica ansiosa lo estaba molestando, y es que: ¿Cuántas fueron las bandas que dijeron tomarse un descanso y nunca más volvieron a juntarse? ¿Qué le aseguraba que no pasaría lo mismo con Dark Magenta?

De todos modos, ¿era muy egoísta de su parte si iba en camino a ver a cierto rayito, con las cosas estando como estaban? Podía jurar que ir a casa y encerrarse en su habitación era su idea inicial, pero inconscientemente había comenzado a trazar el camino a la vivienda del rubio desde el paso uno... No pudo evitarlo, le preocupaba que su chico bonito todavía no le devolvía ninguna llamada ni daba señales de vida. Sí, asumía que no se encontraría bien al igual que él y el resto, claro, pero… sólo quería asegurarse de que estaba a salvo.

Al doblar la esquina unas risas captaron su atención. Unos tontos estaban golpeando y pateando a alguien tirado en la calle otra vez. Suspiró. Su instinto de héroe lo obligó a acercarse al rescate independientemente de si tenía ganas o no. 

¡Zip! ¡Zip! ¡Z-zip!

En el momento en que escuchó y vio unos chispazos y centellas doradas, se apresuró. Fue cuando el olor a cable quemado lo alcanzó que sus sospechas se confirmaron… Si esta era la forma que tenía el universo de burlarse de él, no estaba de humor. No era justo. No con Denki.

—¡Hey!— exclamó para hacerse notar. Antes de darse la vuelta hacia él, uno de ellos le dió una última patada a Kaminari, provocando que éste se quejara de dolor. Gran error hacer aquello frente a los ojos de Hitoshi, porque había desatado una inmensa furia en el peli-morado.

—Oh, ¡Hey! Es el cuerno. Qué conveniente.

—¡Espera, no le contestes!— advirtió a su amigo el más bajo de los tres. Tenía aspecto de pasar todo el día frente a pantallas, y de que había visto el festival de deportes por la televisión y por lo tanto sabía lo básico sobre el quirk de Shinso. 

—¿Sabes, Shinso?— El tipo alto y bruto no tenía un diploma en escuchar advertencias… ni en ninguna otra área, probablemente. —No te lo tomes a mal, eres buenísimo con la batería y de verdad me gustan tus solos, además eres la cara de Dark Magenta… pero no tienes buen gusto. Ni respeto.

—Ah, ¿eso crees?— Preguntó manteniendo su semblante calmado. No obstante, su furia estaba ahí: en su puño cerrado con tanta fuerza que los nudillos se le ponían blancos, en su mandíbula tan apretada que sentía sus molares doler un poco. Shinso realmente, realmente estaba tratando de contener su furia creciente… pero no por mucho.

—Sí, a mi parecer-...

—Silencio, imbécil. No te muevas.

Sus amigos fueron testigos de cómo el aura alrededor del charlatán se volvía densa, de cómo éste había detenido su propia lengua a media palabra, y de cómo sus globos oculares se tornaban completamente blancos como si se le hubiese sido arrebatada el alma; todo instantáneamente después de que Hitoshi hablara. Aterrorizados, no tardaron en salir corriendo despavoridos cuando Shinso los miró a ambos con ojos de "ustedes son los siguientes"... Nadie quiere ser el siguiente en enfrentarse a un alumno de la prestigiosa UA con entrenamiento para ser pro-héroe y un kosei de lavado de cerebro. Ni siquiera tenían que pensarlo, los haría añicos.

Dos fuera del juego, uno bajo el momentáneo control de su quirk. Y Hitoshi al fin podía ocuparse de lo único que en verdad le importaba.

—¡Denki…!— Se apresuró a ponerse de rodillas a un lado del mismo, acunando entre sus manos su 

Dark Magenta ✧ ShinKamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora