2: Salvador indeseado

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Sero le sonrió con amabilidad al cliente que se llevaba un disco de vinilo. Estos tenían pocas ventas y eran bastante caros, por lo que era casi una política de la tienda el hecho de que debía mostrarse verdaderamente agradecido con él... pero Denki, su mejor amigo, no estaba dispuesto a cooperar. Lo veía parado ahí junto a la sección de pedales de efectos para guitarras, y una clienta le estaba hablando, pero éste tenía la mirada perdida en el frente y no le contestaba. Definitivamente algo le estaba sucediendo, y así Hanta no podía concentrarse en su trabajo.

Hizo lo posible por satisfacer rápido a la clienta para deshacerse de ella pronto, y una vez la tienda estuvo vacía, pudo ir hasta donde aún estaba el chico todo perdido en pensamientos.

—¿Qué te sucede? Esa clienta casi pide hablar con el jefe porque no la atendiste. -Advirtió, pero no recibió respuesta tampoco. Sin embargo no sé resignaría a ser ignorado como los demás, así que insistió. —Kaminari... Kami-... ¡Denki!

—¿Uh?— Aquel grito al parecer había funcionado, el otro al fin parecía bajar de la luna de Valencia y darse cuenta de su presencia. —¿Qué pasa?

—Eso pregunto yo, ¿Qué te pasa que estás tan distraído?

—¿Lo estoy?— el rubio comenzó a caminar como queriendo escapar de la situación, revisando algunos productos al azar para disimular. —No es cierto.

—Definitivamente algo te está molestando, ¿Qué es?

—No hay nada molestándome, Sero. Aparte de ti, claro.

—Te conozco, habla.

—Te estoy diciendo que estoy bien.

—¿No me vas a decir?

—No tengo nada que deci-... ¡Woah!— De un segundo al otro, Denki tenía cinta por todo su cuerpo que lo pegó de repente contra la puerta. —¡Auch!— Se quejó de dolor cuando su nuca chocó contra el vidrio.

—Listo.— Dijo Sero, pues la cinta era literalmente suya. Venía precisamente de algo raro como dispensadores en sus codos. No se sentía bien usar su Quirk en esta situación, era casi como aprovecharse de un Sin-Quirk... pero no vio otra forma. —¿Vas a hablar ya?

—Viejo...— Imposibilitado de moverse, Kaminari adquirió un pequeño pero visible sonrojo en las mejillas y parecía respirar un poco rápido. —...Creo que tengo un kink.

—Viejo...
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—Pues, así como yo lo veo, hay dos opciones: Manifestaste tu Quirk... o te volviste loco.

Después de haberle contado todo lo sucedido el día anterior en aquel garage, desde la batalla de miradas hasta el apagón, Sero llegaba a conclusiones mientras Kaminari aún colgaba con los pies lejos del piso.

—No lo creo, ¿Dónde viste que un Quirk se manifestara a esta edad?

—Bien, entonces estás loco.

—Eso no me ayuda en nad-... ¡Ay!

Hanta al fin decidió que era seguro soltar su cinta, y el rubio cayó de cara al suelo.

—Mi papel como el mejor amigo en esta historia no es ayudar, sino ser divertido.

—Pues te tengo una noticia...—Murmuró mientras se ponía de pie y se sacudía la ropa. —No lo eres.

—¿Quieres oír la tercera opción?

—¿Tengo opción?

—Shinso pudo haberlo hecho.

Dark Magenta ✧ ShinKamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora