Revelaciones

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—¿Q-qué, c-como...?

—No entiendo lo qué está sucediendo.

—Ehhh...

Dadan, Dogra y Magra no podían asimilar lo que estaba pasando en ese momento.

Cuando Dogra abrió la puerta se encontró con dos personas que no había visto hace algunos años y que hace unos meses atrás estaban en una situación en donde muchas personas habían dicho que no podrían salir con vida.

Cuando se dio cuenta que esas dos personas eran Ace y Luffy ya era muy tarde, porque simplemente lo saludaron y se dirigieron donde hace un momento atrás había estado comiendo.

Después de unos segundos pudo escuchar los gritos de Dadan y Magra que habían reaccionado igual que él.

Por otro lado, Ace y Luffy simplemente se sentaron y comenzaron a servirse como si fuera lo más normal después de que el mundo y sus seres queridos se enteraran que casi murieron.

—¿Quien hizo la comida? ¿Fuiste tú Dadan? Es muy deliciosa, debería presentarte a Sanji, a el también le encanta cocinar.

—Por el camino encontramos unos árboles destruidos, ¿aún está ese oso por aquí? Debería de darle una buena lección antes de irme.

—¡Yo también! Hace tiempo que no veo a ese oso y ahora si podré darle su merecido.

Ace y Luffy hablaban con toda normalidad hasta cuando los dos sintieron una aura misteriosa tras de ello y solo pudieron darse cuenta cuando sintieron el puñetazo en su cabeza.

—¡Cállense y no se coman toda la comida! —Dadan hasta de estos dos chicos gritó y se sentó delante de ellos.

—¡Dadan eso dolió!

—¡Tus puños casi se comparan con los del abuelo!

La persona que los había criado desde que eran unos renacuajos los miró mientras se seguían quejando de su golpe.

¿Cómo es que ellos están aquí?

—Me pueden explicar a qué han venido —dijo Dadan mientras les daba la espalda y comía lo poco que quedaba.

—¡Vinimos a visitarlos!

—Pasamos a saludar porque venimos a reunirnos con alguien —dijo Ace —Además, nos enteramos que peleaste con el viejo, gracias.

—Dadan no tenías que haber peleado, pero que bueno que lo hiciste.

Ace y Luffy no podían ver la cara de Dadan pero Dogra y Magra si. En ese momento ella estaba derramando muchas lágrimas y están caían en la comida que hace un momento había estado comiendo.

Dogra y Magra cerraron sus ojos porque si los seguido teniendo abiertos, era muy seguro que sus lágrimas serían visibles. Es por eso que la habitación se quedó en un silencio profundo.

—¿Ehhhh? ¿Por qué no dicen nada?

—Oi, si les molesta que estemos aquí, simplemente nos irem-

Ace no pudo terminar la frase porque vió como Dadan se levantaba donde estaba y abrazó a los dos chicos que hace apenas unos minutos habían entrado a su casa.

Ace y Luffy no sabían que hacer. Desde que eran pequeños Dadan ni los bandidos habían mostrado su cariño físicamente. Obviamente ellos sabían que los consideraban su familia, pero sólo lo habían demostrado con palabras.

Dogra y Magra simplemente se limpiaban sus ojos mientras observaban esa conmovedora escena.

—No me vuelvan a asustar así nunca más.

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