Reunited Again

East Blue

La tripulación de Monkey D. Luffy se encontraba en el East Blue, luego de un largo viaje que duró, aproximadamente, un mes para poder regresar a esas tranquilas aguas.

Lo más difícil fue averiguar cómo regresar a la Isla Gyojin ya que lo demás solo tuvieron que estudiar y seguir los mapas que ha ido dibujando Nami, eso sí, solo desembarcaban en islas cuando era estrictamente necesario, como, comprar provisiones y conseguir combustible.

El viaje también fue acelerado por los Coup De Burst para poder disminuir la distancia que aún faltaba.

Pero después de un mes, al fin, la peculiar tripulación ha llegado a dichas aguas.

Nadie sabía porque su capitán ha dicho aquella orden ya que no se los ha querido explicará nadie.

Lo único que saben es que todo cambió cuando recibió aquella misteriosa carta.

—Luffy-san, ¿qué haremos ahora?—preguntó aquel esqueleto parlante.

El capitán se quedó callado mirando a cada uno de su tripulación.

Sus nakamas lo vieron serio como muy pocas veces ha estado.

¿Será una mala noticia?

—Perdóneme por tomar esta decisión egoísta de nuevo—comenzó —, pero no quiero pasar por lo mismo que sucedió con Ace.

Su tripulación se asombró.

Desde que se reencontraron con Luffy no había dicho nada sobre lo sucedido con su hermano y lo que vivió en Marineford.

—Me llegó la carta de alguien—dijo—no sé si sea verdad o es una trampa, lo único que sé es que debo averiguarlo por mí mismo.

Todos los que estaban abordo se quedaron callados.

Lo único que se podia escuchar eran las olas chocando con el Sunny por lo que había un profundo silencio.

—Luffy puedes contar con nosotros—habló el narizón—no pudimos apoyarte en la Guerra de Marineford pero lo podemos hacer ahora.

—Aparte tu eres el capitán—esta vez el espadachín le contestó—nosotros confiamos en ti y seguimos las órdenes del capitán de la tripulación.

Todos comenzaron a darle su apoyo al chico que algún día se convertirá en el Rey de los Piratas y este solo pudo darles una sonrisa y su característica risa suya.

—Debemos estar en el lugar acordado en unos 10 días—les informó—así que visitemos sus hogares mientras podamos llegar.

En ese momento la mirada del chico del sombrero de paja se fijó en Sanji, Usopp, Nami y Zoro.

Estos se asombraron y entusiasmaron ya que después de 2 años volvían a su hogares y podrán visitar a sus familias que tanto extrañaban.

No pudieron aguantar dicha emoción que comenzaron a saltar, exceptuando a Zoro y Sanji ya que ellos sabían controlarse en ese tipo de situaciones, pero igualmente se encontraban felices.

—SUPEEEEEEEER, conoceremos la familia de nuestros nakamas—dijo el cyborg—esto me hace muy feliz... NO ESTOY LLORANDO TONTOS.

Pero todos conocen al Franky sentimental que se pone tan feliz que no puede evitar derramar unas cuantas (muchas) lágrimas.

Nami luego de celebrarlo un poco fue a su estudio para poder averiguar la ruta más adecuada.

—Aunque tuvieramos 10 días no debemos confiarnos y no podemos quedarnos mucho tiempo—pensó la navegadora—solo debemos quedarnos 2 días en cada isla para poder llegar al destino de Luffy.