Capítulo 15

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Capítulo 15: "Podremos tener grietas, pero no decaemos"

Ashton Novan

—Este lugar es horrible —me quejo mientras Jules salta sobre una de las mesas mientras grita a todo pulmón la canción que resuena por toda la casa en la que se lleva la fiesta.

Autumn le da vueltas a su vaso rojo mientras le da un sorbo y esconde su risa.

—No sueles ir a muchas fiestas ¿no, Novan? — cuestionó con sarcasmo mientras voltea los ojos con diversión.

La música es demasiado fuerte para mi gusto, todo apesta a alcohol o a humo y he llegado a cubrirme la boca y nariz con mi corbata.

Jules baja de la mesa y me mira expectante, tiene gotas de sudor resbalándose por su frente.

—¿Recuerdas que hace un año estropeaste mi regalo de cumpleaños? —le hablo cerca de su oído para que me alcance a escuchar.

Su ceño se frunce ante mi repentino arrebato de recordarle eso.

Asiente confirmando que lo recuerda.

<<Eres muy manipulador>>

—Dijiste que me debías un favor, lo que sea— él sigue asintiendo esperando que siga hablando — ¡Quiero irme!

Se empieza a reír.

—Ashton, observa —me indica todo el salón que es usado como discoteca de mal agüero —todo lo que toca la luz, es nuestro reino —le mando un manotazo a su cabeza.

>>—¡Au!

Le doy una sonrisa de boca cerrada —No vuelvas a citar películas animadas cuando estoy de mal humor — escucho una risa detrás de nosotros.

Volteo y Autumn está carcajeándose hasta quedarse sin aire.

—Y pensé que iba a aburrirme con ustedes —dice entre risas.

Volteo los ojos y me siento en un taburete, alzo la vista y allí está ella.

<<Tienes tanta suerte como la dichosa ardilla de la Era de Hielo>>

Al parecer Jules ya la notó también. Siento como su mano que tiene en mi hombro se tensa al instante.

Heather Parkinson, una chica de mi edad, pelirroja con pecas, ojos verdes y la primera que rompió mi patético corazón.

Una sonrisa se desliza por sus labios, una sonrisa que no tenía hace unos días en el hospital, una sonrisa que grita seguridad y superioridad, la misma que vi el día que me dijo que solo había jugado conmigo.

Los recuerdos de esa tarde rebotan en mi subconsciente, cómo ella llego al parque solo para decirme que le llamaba la atención el saber que tal coge un tipo con enfermedad terminal.

—¡Maldita enferma! —le gritó Jules mientras yo me iba del parque.

Ella está sentada sobre las piernas de algún chico popular, el tipo de chico del cual se enamoraría cualquier chica.

Algo me dejó claro ese día, nadie puede amar a alguien que está a punto de morir.

—¿Qué tanto miran a Parkinson? — preguntó Autumn sobresaltándome al instante.

Jules y yo le damos una mirada de incomprensión.

—¿La conoces? —cuestiona Jules.

—Claro, ella iba en mi curso —explica — es lesbiana del closet —suelta mientras desliza su lengua por el interior de su labio inferior con desdén.

Breathing Love ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora