Capítulo 29

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Capítulo 29: "Permíteme tener la suerte"

Ashton Novan

—Las probabilidades de que tu padre entre ahora son nulas, Ross lo está entreteniendo con estadísticas sobre el tratamiento — dice Jules mientras insiste en que podemos "cotorrear" como lo llama él.

Veo mi habitación y recuerdo la conversación con mi padre después de volver de la casa de Autumn. Al final accedí al tratamiento, pero no al hospital. Yo tenía dinero de la familia de un abuelo de mi madre, así que pedí que todo lo que me vayan a hacer se hiciera en mi casa.

Y aquí estoy.

Esa tarde con Autumn se repite en mi cabeza sin cesar, tal vez porque intercambiamos números y estamos hablando cada dos segundos.

Le envío una foto de Jules con cara de neurótico a Auts y me río.

—¿Sabes? Ya no apoyo la idea de que tengas novia, ahora me haces menos caso que antes — me señala con su dedo índice — Y eso era casi imposible.

Me tenso.

—Aún no se lo he pedido, primero vamos conociéndonos — le recuerdo nuevamente.

Mi amigo me da de esas miradas de "¿enserio?" mientras se tumba en el suelo.

—¡Ja! Sí claro, como si eso les impidiera morrearse cada que viene a verte — dice mientras se estira en forma de estrella y comienza a mover sus brazos por el piso.

<<Jules no es normal, ¡corre!>>

Llevo varias semanas aquí en tratamiento y ya casi es navidad, no puedo salir. Pero la espía Heaven me dijo que Jules anda muy al pendiente de una practicante de enfermería en el hospital.

—Si voy a hacerlo, tengo que hacerlo bien —le explico haciéndome el sordo a su sarcasmo— Ella no es como Heather y no quiero cagarla ¿sabes?

Un susurro débil que alcancé a oír de "créeme que sí" me llamó la atención.

Su semblante pensativo cambia drásticamente para saltar sobre mi cama y sonreír

—Te ayudo.

—¿Con...?

Me lanza una almohada.

—A pedírselo ¡duh! — antes de poder contestarle él se levanta y se encamina a la salida — Vendrá para almorzar, ¿no?

—Sí, luego de su terapia con Collins se pasará por aquí...

—Bien, ficha el día de hoy Ash. Porque éste día será su aniversario.

Y antes de poder imponer mi opinión, Jules ya se había ido.

Pasaron cerca de cuarenta minutos en los que me dispuse a leer, hasta que Rose ingresó a mi habitación con las pastillas que me tocaban.

Y es que no había hablado del cómo me encontraba, tenía una sonda y una intravenosa por donde se aplicaban los medicamentos más fuertes. Y oxígeno, claramente.

Rose, como siempre, en silencio dejó la bandeja con todo sobre mi mesilla y se dispuso a salir.

—Rose...

La mujer pelirroja se detuvo y me volvió a ver con una sonrisa.

—¿Crees que hago lo correcto? — le pregunto.

—¿Te refieres al tratamiento, Ash? ¿O a la jovencita que viene a hacerse sonreír? — alza una de sus cejas con diversión.

Sonrío por inercia.

Breathing Love ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora