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Capítulo 18

Capítulo 18: "¿Vivo o muerto?"

Autumn Heaven

—Los antidepresivos servirán de muleta, más no son permanentes, no por ahora Autumn — me sonríe el psiquiatra Brown.

—Heaven

—¿Disculpa? —su tono es cálido, pero se tiñe de duda.

Lo miro de pies a cabeza desde mi asiento.

—No permito que otras personas me llamen así, por favor, limítese a mi apellido, se lo agradecería — mis palabras son cordiales, mientras mi tono es mordaz y lleno de advertencias.

Él asiente y se retira a buscar a mi padre para darle la receta de los jodidos antidepresivos.

No es como que ya no los haya estado tomando, pero al parecer, estos son más fuertes.

La puerta se abre y veo a mis hermanos esperándome en el pasillo, hasta la idiota de Snow está sentada en una fea butaca verde. Y ahí veo lo que no quiso que notara, se muerde las uñas, su pierna rebota sin cesar y mira de un lado a otro con ansiedad.

Así que Snow Kore Heaven tiene sentimientos, quien lo diría.

Sus ojos por fin me enfocan y detiene todos sus gestos nerviosos, se sonroja y mira hacia otro lado.

El doctor Brown parece junto a mi padre y me dice que ya puedo retirarme.

Camino junto a mi padre, él duda su tomar mi mano o rodearme con su brazo, al final se limita a no hacer nada.

Cuando subimos a la camioneta, Newt se me acerca.

—¿Podemos hablar en casa? — asiento con la cabeza y mi hermano me sonríe.

Snow sube de copiloto y me ubico a la derecha del asiento trasero, junto a Sonny que va en medio de Newt y yo.

El trayecto es silencioso y corto, solo nos detenemos en una farmacia para comprar las pastillas y llegamos a la prisión de cristal, digo la casa.

Mis palabras al psiquiatra retumban en mi cabeza. Ni pensé en decirlas, solo fue la verdad a flote; —Lo siento, pero ya no soy más una persona, soy un problema.

Sin decir una palabra me voy a mi habitación, me veo en el espejo; pálida, el cabello amarado en una coleta pulcra hecha por Snow, uso una camiseta gris ancha, pantalones de lino anchos grises, zapatillas blancas. No voy maquillada, no llevo pulseras, las cicatrices se pueden ver.

Me veo triste, rota, demacrada.

Ahora mi exterior, refleja el interior.

La puerta hace un chirrido cuando es abierta, interrumpiendo mi examen mental sobre mi apariencia.

—¿Está bien si hablamos ahora?

Es Newt, él podría ser mi hermano mellizo, nos parecemos demasiado.

Le afirmo con una débil palabra y toma asiento en mi silla del escritorio. Su vista viaja de mi hasta mi baño, con miedo.

—¿De qué querías hablar? — inclino mi cabeza y él parpadea rápidamente para espabilarse.

Conozco a mis hermanos, aún que ellos no me conozcan a mí, yo sí a ellos. Y justo ahora, Newt está muerto de nervios, miedo y probablemente quiere pedir perdón por alguna cosa.

—Bueno, quería disculparme — le atiné — fui yo quien solicitó tus re-ingresos en las universidades, pensé que te haría feliz, no que te provocar un colapso total.