Parte XVIII

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El día había pasado rapidísimo.

Tan rápido que ni siquiera se había dado cuenta en que momento había entrado en la ducha, se había bañado y ahora estaba sentado en su cama con un ataque de ansiedad, respirando agitado y esperando — "Porque joder, que encima se daba el lujo de ser impuntual la muy tonta" — a Dominique.

Era un viernes muy soleado, de esos que antes amaba y en los que lo único que quería es salir de fiesta con alguno de sus amigos y que hace casi tres meses que lo único que hacía era compartirlos con su — "Que aún no somos oficiales, coño, que Farrokh y ella dicen que somos novios pero que les den"— novia. Y como ahora su rutina era compartirlos con ella, en un atentado contra su propia persona su consciencia había decidido salir a pasear dejándolo aceptar esa cita doble con lo que Dominique consideraba su mejor amigo — "Joder, francesa, que en estos años de separación te has perdido muchas cosas como que soy bisexual y también ex amante de Brian, que por cierto, también es bisexual y le gusta chuparme la polla"—, su prima y ella.

Así que sí, que aunque era de esos viernes soleados que amaba en su juventud — "Y no es que ahora esté viejo, pero estoy tan desgastado"—, hoy solo deseaba que la lluvia golpeara su puerta y lo rescatara de su terrible final.

Sabía que a las seis y media de la tarde su — ¿novia? — novia, debía tocar el timbre y el debía salir a la calle haciendo que no pasaba nada y que podría enfrentar la noche con una carcajada en el borde de los labios  — "Y que si no le hubiera prometido a John que dejaría de consumir tanta cocaína, ya me la estaría metiendo hasta por la boca, tío"—.

Pero eran las seis y treinta y tres, la rubia se había retrasado, el cuerpo le temblaba y el ataque de pánico más chico que le agarraría sería aún más grande que The Beatles.

Así que, en un intento casi desesperado por calmarse, llamó a Freddie — "Y que va, que tengo que estar muy desesperado para llamar a Freddie sabiendo que probablemente voy a tener que cortarle y dejarlo con la palabra en la boca"—.

Y aunque supo que su amiga — "Porque ya no es Farrokh ni Freddie, ni Mercury, ahora el cabrón se empeña en que le diga Melina" — intentó calmarlo de todas las maneras habidas y por haber — "Y joder, que lo había logrado en los primeros cinco minutos de charla"—, cuando el de bigote dejó escapar una risa irónica y las palabras que detonaron su paz, supo que esa noche podía morir.

"Qué va Roggie, que hoy puedes conseguirle nueva novia a Brian y ver si dejas de pensar en volver con él y podemos estar los cuatro en paz de una puta vez".

Y qué va, que Bulsara tenía razón. Y que la desesperación fue por ver que podía conseguirle — "Anda, que ni que se la estuviera presentando yo."— nueva novia — "Y anda, que sus novias tampoco nunca fueron mucho inconveniente entre nosotros dos" — a Brian y hacer real el hecho de que ambos ya no estaban en la vida del otro de la forma que él quisiera.

Y que también la desesperación fue por verse anhelando el querer estar con el de rulos como antes — "Que después de casi seis meses todavía sigo queriendo dormir en su pecho, y me importa una mierda si esta con Clara, Juanita o Pepito"— y entender que quizás — "Solo quizás, tío, lo juro"—, no había superado tanto al mayor como se había intentado convencer en estos meses.

Y quizás, tampoco había decidido superarlo.

"Que no guardo esperanzas de volver con él, solo que joder, a veces extraño el brillo en los ojos que tenía cuando decía que me quería"

Y sí, quizás, entonces, estaba tan jodido como antes.

O quizás, nunca dejó de estarlo.

"Me cago en la puta mierda, Melina, que me tenías que calmar, no desesperar aún mas"

Attraction [Maylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora