Parte XIV

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"Que está celoso, tío, que va, hasta podrías aprovecharte", la voz de Mercury entró en sus oídos haciéndolo saltar.

Hace más de media hora que habían llegado a su departamento y el mayor no paraba de saltar de emoción por el comentario de May — "Joder Bulsara, que no ha dicho nada bueno"—.

"Qué va, Roger, que está tan celoso que hasta quiero follar contigo para verlo reventar, anda, que es buena idea" y esas ideas casi descabelladas que podrían hasta terminar con la banda.

Y es que, no es que el fuera idiota, se había dado cuenta del tono posesivo y enojado que había utilizado May, hasta incluso sabía que podía aprovecharse de aquella situación para que el mayor comenzara a prestarle la atención que realmente merecía, pero en el fondo había algo que se lo impedía.

Porque él sabía que no debía entrar en ese juego — "Que va, suficiente con dejarme follar con Clara viviendo con él"—, porque si entraba iba a resultar aún más peligroso de lo que ya era, incluso hasta iba a resultar más tóxico.

Y que estaba harto de esa toxicidad que lo rodeaba cuando estaba con Brian. Estaba harto de llegar llorando a su casa cada vez que al mayor se le cruzaba por la cabeza que aquel día no quería hacer otra cosa que chuparle la polla y mandarlo al demonio por acostarse a dormir con Clara.

Joder, que hasta le resultaban sumamente lejanos — "Y me cago en la puta, que quizás hasta lo soñé"— esos días de la gira donde Brian le había dicho que estaba enamorado de él.

Y es que a esa altura, ya creía que lo único que Brian quería con él era calmar sus impulsos homosexuales para tapar su etapa de no-homo — "Que joder, que yo también la tuve, tío"—, porque de amor no se le notaba ni una pizca. Hasta incluso parecía que Freddie realmente lo quería más que él.

Por eso, cuando Freddie volvió a insistir con una sonrisa burlona y con un tono sumamente en broma, empezar con esa pantomima donde se los vería sumamente cerca — "Anda, que solo fingiremos delante de ellos de manera sutil, hasta quién sabe, quizás me ayude a olvidarme de John y me enamore de ti"—, simplemente negó con la cabeza y desechó la idea — y rogó con todo su ser que Bulsara se olvidara de aquella idea absurda—.

Qué estaba bien como estaba, por ahora podía manejar a Brian.

O eso creía.

Los siguientes días, antes del casamiento de Deacon, fueron de mal en peor.

En los ensayos, sí bien casi no hablaban y se mantenía un ambiente pseudo pacífico, se podía notar la tensión de Freddie — "Que tío, estás cada vez más demacrado, empieza a comer que una huelga de hambre no parará el casamiento de John"— con Deacon, y las miradas fulminantes de Brian hacia él cuando se acercaba a Mercury por cualquier motivo.

Y es que toda esa situación resultaba enfermiza, incluso, aunque siguiera follando con Brian casi todas las mañanas antes de que su novia volviera y aunque el tema de hijo buscado pero no recibido por el momento — "Y gracias a Dios, que no estoy preparado para compartirlo con alguien más"— nunca se hubiera vuelto a tocar, sentía que el mayor estaba completamente distante y que cada día lo conocía menos.

Ya casi ni hablaban de temas serios, simplemente se veían, follaban y de vez en cuando tenían tiempo para almorzar algo entre temas triviales como "Oye, que te pondrás para el casamiento de John?" y si Brian estaba de buen humor, quizás algún "Quieres escuchar lo que estoy armando para el nuevo disco?".

Por eso, el día que llegó por fin el casamiento de John se alegró de saber que al menos la ansiedad de Freddie se calmaría, porque sabía que en realidad lo que tenía mal a Bulsara era ese día en sí, que una vez que escuchara salir de los labios de John el "Acepto" entendería que — lamentablemente y con todo el dolor del mundo — habría perdido a Deacy y que no podría hacer más nada que apoyarlo para verlo feliz — "Y joder, que su situación es muy diferente a la mía"—.

Así que ese día se levantó temprano y fue a la casa de Mercury para ir juntos al gran evento.

Primero sería la boda en el civil y en la iglesia, y luego tendrían la gran fiesta a la noche. Llena de copas de champagne, alcohol, y quizás, si alguno se avivaba, algún sobre de cocaína que les vendría genial para poder soportar toda la noche sin tener ningún brote psicótico.

Cuando llegó a lo de Freddie, le abrió con cara de pánico y luego de un ataque de nervios que terminó en un montón de lágrimas derramadas y su labio roto de tanto morderlo, logró calmarlo para comenzar el camino hacia el civil.

"Tío, que no quiero entrar, que no quiero verlo y saber que no me está esperando a mi, Joder Roger, me quiero ir"

Y se le partió el corazón de solo escucharlo, que va, sabía que era doloroso pensar que la persona que amas estaba con otra, pero tambien sabía que no podía dejar que Freddie no asistiera a ese casamiento — "Joder Farrokh, que John no te perdonará nunca que no entres y después te arrepentirás, venga tío, entremos"—.

Y hubiera sido todo más fácil de llevar, incluso de procesar, si no fuera que cuando entró de la mano con Bulsara — "Y no aprietes tanto, que necesito mis manos para seguir tocando"— la mirada de Brian — que por cierto iba con un traje a composé y de la mano de su novia— recayó en él con un brillo de enojo y molestia que lo hizo bufar por lo bajo.

Por eso, en vez de dirigirse a los lugares que estaban al lado de la pareja feliz, decidió guiar a Freddie hacia la parte de atrás.

Y joder, que fue una excelente decisión.

Y es que cuando el padre preguntó a John si aceptaba a Verónica como su esposa, y los ojos de Deacon la miraron con ternura pronunciando con suma seguridad un "Acepto" que sonó extremadamente dulce, Farrokh se quebró por lo bajo y se escondió en su hombro, lejos de las miradas curiosas — "Anda, que diremos que fue por la emoción de ver a nuestro Deacy crecer"—.

Y joder, que no quería sentirse una mierda en el casamiento de una de las personas a las que más quería, pero que daría la vida por evitar todo eso.

Porque ver a Freddie saliendo de la parroquia a penas Verónica pronunció un "acepto" para luego sellar todo con un beso que detonaba amor, definitivamente le rompió el alma.

Y no pudo hacer más que seguir a Farrokh hasta atrás de la iglesia, donde se desplomó en sus brazos llorando y soltó esas palabras que le quedaron grabadas para siempre.

Hostia, que le dolieron hasta a él.

"Qué lo he perdido Roger, que lo he perdido para siempre, joder"

Y las lágrimas que cubrieron su traje.

Y ese sentimiento de mierda de no poder ayudar y sentir que él seguía por el mismo camino.

"Joder, que a este paso yo también perderé a Brian"

Attraction [Maylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora