Parte XX

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Cuando se despertó podía sentir la boca reseca y las náuseas revolverle el estómago.

La cabeza se le partía al medio y cuando intento abrir los ojos, la luz del sol pegó de lleno contra su cara haciéndolo gemir — "Ah tío, que hubiera jurado que había cerrado la ventana y la persiana para que eso no sucediera"—.

Intento recordar como había llegado a su cama y por qué estaba prácticamente desnudo — "Joder, estos boxers son míos?"— pero las imágenes de la noche anterior estaban tan borrosas que parecía que tenía miopía.

Brian parándose y yéndose, sus comentarios de lengua floja, él siguiendo a Brian, un encuentro en el baño que no sabía que había dicho y lo siguiente era un blackout total.

No habían más imágenes en su memoria.

Como si de repente la cámara que filma todos los momentos de su vida se hubiera apagado y la televisión hubiera quedado en negro.

Intentó volver a abrir los ojos, acostumbrarse a la luz y pararse para ver que hora era, pero estaba tan mareado que sabía que a penas pusiera un pie fuera de la cama vomitaría todo lo que tuviera en su estómago — "Y joder, que no es más que pastillas y alcohol"—.

Por eso, su corazón casi se para cuando una voz femenina le dijo desde la puerta "Que va, que la bella durmiente, o más bien, drogada, decidió despertarse" y Dominique mirándolo desde la puerta con los brazos cruzados y una sonrisa cansada.

Un par de pastillas para calmar el dolor, un café para despabilarlo — "Y que si no eras mi novia antes de esto, que te podría amar por cuidarme tanto"— y lo siguiente que supo era que estaba sentado en la cama con la rubia preguntándole que tanto se acordaba y cuanto quería saber — "Y por el amor a todos los santos si es que existen, que me estas matando aún más de curiosidad y de vergüenza" —.

Y que va, que podría haberse hecho el idiota y fingir demencia por el grado de intoxicación que llevaba encima la noche anterior, pero que era un hombre grande, y como hombre grande que era debía aceptar y enfrentar las consecuencias de sus actos — "Aunque estos actos hayan estado condicionados por una puta nebulosa de humo y alcohol"—.

Así que con todo el valor que tomó y encontró en sus cojones, sin mirar a la rubia dejó escapar un "Que va, Domi, que tanto la cague anoche?"

Y la risa genuina de la muchacha flaca.

"Tío, que al final de la noche no supe en que idioma hablabas, te drogaste tanto para enfrentar la cita que hubiera preferido que me digas que no querías ir, coño"

Y casi, casi, que pensó que no todo había sido tan terrible como — "Casi, porque en verdad no recuerdo nada"— lo recordaba.

La rubia le contó sobre que fue al baño siguiendo a May, que lo siguiente que vio fue que un guardia de seguridad del bar los sacaba a la calle a los dos a empujones y que ya en el exterior se le había dado por seguir peleando con cualquiera que se cruzaba en su camino — "Que va, que eso no me parece tan raro, si me gusta pelear cuando estoy de mal humor"—.

Y le parecía tan banal todo aquello que le había pasado a comparación de todo lo que podría haber pasado, que casi se relajo y dejó escapar una risa tranquila.

Pero claro, hombre, que el casi es la palabra favorita de quien maneja su vida.

Porque cuando la charla parecía haberse drenado de los asuntos de la noche anterior y Dominique comenzaba a ablandarse en ternura y tranquilidad, y él comenzaba a pensar que no había dicho nada sobre lo de Brian y él, la francesa se puso seria de golpe y como si fuera un chiste más, dejó escapar un sutil "Ah, Taylor, y sobre eso que te follabas a May, que quiero detalles tío, que yo siempre quise follarmelo tambien".

Y el baldazo de agua fría que sintió sobre todo su cuerpo que casi le baja la presión.

Joder, que pensó que no la había cagado de esa manera.

Pero joder, que era un bocazas y un imbecil.

Lo siguiente que supo fue que la francesa se encendía en risas y quedó callado mirándola fijamente abriendo y cerrando la boca en busca de que decir — "Y que joder, que para sacarme las palabras a mi que hago hablar hasta Deacon, tiene que pasar algo grave"—.

Qué no sabía muy bien que decir y tampoco muy bien que hacer y ante su cara de confusión la francesa solo lo miró de forma tierna y río a su compás.

"Anda Roggie, que siempre supe que algo pasaba entre ustedes dos, y que el guardia no los hubiera sacado si no le hubieras estado devorando la boca contra la pared de un baño en un bar que roza lo familiar"

Y si bien esa confesión de la rubia lo sorprendía, en el fondo se esperaba algo como eso — "Y es que joder, que aunque lo niegue estuve toda la noche queriendo tirar todo a la mierda y chuparle la polla como si no hubiera mañana"—. Y no es que hubiera planeado que la noche terminara así — "Sabe Dios que es lo que menos esperaba"— es que se conocía lo suficiente para saber que era débil ante la carne y sobre todo débil ante Brian.

Por eso, tampoco se sorprendió tanto cuando las imágenes comenzaron a bajar de golpe en su cabeza. Él entrando al baño y Brian dándose vuelta y diciendo algo como "Joder Roger, que tienes razón pero que ya no sé como pedirte perdón" — "Y eso que noto en tu voz es enojo, May?"— y de repente el empujándolo con fuerza contra una pared para besarlo sin mediar palabra.

El enojo, el alcohol o la nostalgia — "O que soy un puto calentón de mierda"— lo habían hecho actuar sin que le importara absolutamente nada de su alrededor. Y si bien el de rulos al principio no había correspondido el beso, cuando le mordió la boca y lo hizo reaccionar, casi que lo aprieta contra su cuerpo al punto de volverse uno.

Un beso por aquí, una caricia por allá, el grito de un guardia y el problema que tendría que resolver Miami al otro día para que nadie filtre nada a la prensa.

Y sobre todo, la sensación de cosquilleo en sus labios y en su estómago — "Y que va, en la polla y el trasero tambien"— de haber besado a Brian después de cinco meses y veinte días.

Quiso murmurar un perdón y la francesa negó con la cabeza para luego dar un monólogo acerca de que ella sabía que no la amaba, que no estaba enojada y que no entendía bien por qué habían terminado con Brian si la noche anterior se había ido algo asi como "desvastado" sin darle explicaciones a Jane.

La pobre de Jane, que fue a una cita doble para enterarse que estaba a nada de volver a vivir en una relación donde la engañaran con otro hombre — "Joder tía, al menos dame la derecha de que te ahorré el disgusto"—.

Y aunque quiso explicar el por qué, la angustia comenzó a consumirlo y entre que quiso abrir la boca para hablar y contarle la trágica historia de amor que tenía, lo único que atinó a hacer fue a largar lágrimas y quejidos sin parar — "Y en que momento me volví tan sensible, joder"—.

Qué había tirado seis putos meses a la basura por solo haberse drogado hasta las uñas.

Que ahora no sabría como reaccionar cuando lo tenga enfrente.

Y joder, que un nuevo beso que casi no recordaba con el mayor lo habían dejado de nuevo en cero.

Y joder, que de cualquier manera, no se arrepentía de nada.

Attraction [Maylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora