(Cap. 4) Cambio

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―No es cierto... ―mi cuerpo se estremece, siento un brusco descenso de energía. De pronto he agotado mi reserva de fuerza y necesito aferrarme al brazo de Darío para mantenerme de pie.

―No te miento, de no ser por mí, Varany hubiera muerto ―El hombre continúa pero Darío lo hace callar antes de que termine de expresar todo.

―Celeste tranquila, respira ―aconseja con tono tenso, intenta disimular su estado de ánimo pero es un total fracaso.

―No puedo, él no lo haría... Él no es así, no pudo... ―mi voz se corta pero reúno toda la fuerza que soy capaz y logro mantenerme tranquila.

―Kadrox Celeste tengo entendido que lo conoces, hay algo más que debes ver ―me dice aquél hombre al que quiero matar en éste momento.

―¡Vietor vete! ―exige Darío molesto, su compañero palidece pero no desiste.

―Dejó un video para ella ―dice antes de  darse la vuelta y perderse entre los pasillos del lugar.

Mis ojos se abren por la sorpresa y siento la ligera sensación de felicidad, Mike me ha dejado un video.

Para mí.

Sé que no se un recordatorio de su amor por mí, pero lo extraño tanto que todo lo que venga de él es bien recibido en mi corazón herido.

―No Celeste, todo lo que viene de él te hace daño, ni lo pienses ―predice mis intenciones y me siento reprendida como una niña pequeña. No es justo, ¡yo puedo hacer lo que me venga en gana! ¿Quién es él para prohibirme ver a mi novio?

―Soy una de las representantes del centro galáctico, puedo hacer uso del todo lo que sea una pista para descubrir el riesgo en él que estamos ―respiro profundo antes de continuar con mi discurso sin chiste― y tú no me lo vas a impedir ―finalizo y antes de que reaccione ante mi cambio de personalidad, corro a mi habitación como la niña pequeña que suelo ser cuando me conviene.

Es más veloz que yo pero tomo ventaja de su sorpresa y logro utilizar un cilindro antes de que me alcance. Rápido llego a mi espacio personal y enciendo el monitor con una orden de mi voz suave.

Tan pronto como veo la pantalla, me invade una sensación de preocupación y culpa. ¿Por qué quiero ver algo que sé que me hará daño?

Mi necesidad de tenerlo es mi debilidad y hasta ahora siento que eso realmente me destruyendo.

Yo amo a Mike, pero él ha cambiado y es mi obligación aceptarlo para no perjudicar más las cosas.

¿Qué es lo correcto que debo hacer? Irme y dejar esto a manos de Darío que solo intenta protegerme.

Mi razón ha tomado su decisión y alejo la vista de la pantalla, sin embargo antes de darme cuenta mi dedo da inicio a la transmisión y a pesar de haber mantenido la mirada desviada del video, siento la iluminación reflejarse en mi rostro.

¿Dónde estás cuándo te necesito,  fuerza de voluntad?

Lentamente levanto la mirada y al instante mi cuerpo retrocede exaltado, abro los ojos como platos y mi mandíbula cae al suelo dejándome sin aliento.

¿Mike?...

Agudizo mis sentidos en un intento fallido de encontrar algo físico que me demuestre que se trata de él,  sin embargo solo tengo a mi instinto que me grita que es el amor de mi vida quien está en el video.

Mi sorpresa es tan grande como él cambió radical que refleja al observarme y sobretodo él que observo yo al verlo.

Sus ojos desprenden un destello de luz que me cautiva, mantienen un color dorado y peligroso, lucen tan exóticos como intimidantes.

Su nariz es más pequeña pero recta y firme, enfatizando en su rostro sus labios carnosos.

Intento desprender la mirada de su perfecto rostro, sin embargo cuando su mirada se enfoca en mí, la sorpresa me mantiene estática y mi respiración se detiene.

Él me observa.

―Kadrox ―desliza con suavidad la palabra entre sus labios, su voz es más rasposa de lo que recordaba. Lo veo examinar cada parte de mi cuerpo, desde mi melena pelirroja hasta mi traje negro.

Reacciono a tiempo, vuelvo a respirar y aprovecho su distracción momentánea para observar el resto de su cuerpo. Veo con énfasis su torso, desnudo. El tono de su piel es más claro y un tatuaje negro se extiende desde la parte trasera de su cuello hasta el centro de su pecho.

Doy un paso enfrente cuando Mike regresa su mirada a mis ojos, me siento estúpida pero no me importa.

―Amor ―digo dudosa y tan pronto como recuerdo que él me odia, me corrijo―, Mike. No sabes cuánto te extraño.

El vacila antes de responder a mis impulsivos comentarios, las comisuras de sus labios se curvean y dejan a la vista una serie de perlas blancas con destellos dorados en las esquinas superiores.

Me impacta su sonrisa, pues es hermosa pero realmente fúnebre. Palidezco.

―¿Qué pasa kadrox? ¿Te enamoraste de mi nuevo yo? ―comenta irónico y me siento tan herida que retrocedo como si eso le afecta de alguna manera.

―¿Acaso ya te aburrió Darío? ―continúa con un gesto de superioridad que me ofende y lo miro molesta, mi acto parece ser reconfortante para él y su sonrisa se transforma en una risa cruel que nunca había escuchando provenir de mi Mike―, eres tan predecible y frágil.

―Eres un idiota ―acuso con el corazón dolido sin embargo mis palabras solo le causan gracia.

Mi estómago se hace un nudo y por fin comienzo a ser consciente del trato que estoy recibiendo por parte del ser que me habla por medio de un monitor.

―¿Que te causa tanta risa, asesino? ―ataco en un intento por salvar los restos de mi dignidad.

Su rostro se obscurece, detiene su risa pero no responde.

―Tú ya no eres la persona que recordaba y te advierto que no nos quedaremos de brazos cruzados por tu intento de asesinato a Varany ―miento molesta, indignada y herida. Las palabras que salen de mi boca me lastiman más a mí, en primera; por lo que mis ojos ven él ya no es una persona. En segunda, nunca le haría daño. Y por último, él no es un asesino.

La última parte me pone a dudar, necesito que él me diga que no lo hizo, que él no es un asesino.

―¿Qué puedes hacerme tu?, ¿decirme idiota tal vez? ―responde irónico pero sin rastro de humor en su cara―. En cambio yo te destruiré, ten algo en mente kadrox; él no era mi objetivo.

Suelto el aire de mis pulmones y de pronto una sensación de dolor se aprisiona en mi pecho por su insinuación, siento un nudo en la garganta. Uno de tantos que he tenido en éste tiempo, aquéllos que sólo trago puesto que las lágrimas ya no son un privilegio con el que cuente.

Hago lo propio y me trago el nudo de la garganta, lo miro con el dolor reflejado en mis ojos y una sonrisa agria aparece en sus labios.

―Nos vemos pronto Kadrox, más pronto de lo que imaginas ―dice y la transmisión termina.

Guardiana de EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora