Inicio del maratón.
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CAPÍTULO 13. ¿Éstas a favor?
El primer lugar que cruzó por mi mente para nuestra "cita" fue la sala de estrellas, pero enseguida lo descarté. Ese sitio es únicamente para recuerdos relacionados con Celeste.
Recorremos el jardín. No hay un lugar muy determinado para conversar pero sentarnos en nubes anaranjadas parece cómodo.
―Que romántico eres Darío ―murmura lentamente y se recuesta en la superficie suave con una sonrisa pícara y una pose provocadora.
―Y tu muy sensual ―susurro presionando los labios, Sisha se contiene de igual manera que yo y asiente con la cabeza.
Un instante después ambos estallamos en carcajadas.
Nuestras risas retumban por el eco del salón y cierro los ojos para reír cómodo.
Después de un largo momento de risas, respiramos con el pulso acelerado y caigo en cuenta de que terminé de igual manera recargado en mi nube.
―Eres muy divertido ―exclama ella apenas recuperada―, estuviste un tiempo en el planeta de Celeste ¿verdad?
―Tal vez
Miro la superficie del jardín mientras Sisha se endereza y retoma la seriedad.
―Sé que me trajiste aquí porque es más privado ―comienza ella―, pero no fue para besarme, ¿te intriga mi presencia aquí cierto?
El cambio de tema me toma desprevenido pero me adapto rápido.
―Sisha deberías saber que no necesitamos un ejército más fuerte ―aseguro confundido.
―Celeste afirma que es para proteger a los demás ―repite, pongo los ojos en blanco. Eso sí puedo hacerlo.
―Podemos protegerlos perfectamente como estamos ahora.
―Parece que todos aquí opinan lo contrario ―acota frustrada. Sus cejas se agrupan más cerca de sus ojos y sus fracciones se tensan
Sonrío.
―Están cegados ―concuerdo.
Sisha levanta la cabeza y busca algo con la mirada entre las paredes.
―Este lugar es aprueba de sonido a menos que la persona esté adentro y ahorita estamos solos.
―¡Acaso se volvió loca! ¡Está mandando todo al carajo! Fue muy difícil destruir a Ciska como para que ahora Celeste esté jugando a revivirla ―grita Sisha con el rostro rojo de la ira. Bonito cambio de ánimo.
―Entonces... ―digo consternado― ¿no estás a favor?
Ella pone los ojos en blanco y se cruza de brazos.
―En Crizxell ya se dieron cuenta de lo que ésta haciendo pero... ―su voz disminuye de tono hasta perderse en el aire― no pueden hacer mucho porque no hay pruebas de que amenace nuestra zona. Nosotros les confiamos el centro galáctico a los cuatro dirigentes y después nos aislamos. No podemos intervenir.
―Espera... la mejora de los kadrox es reciente ¿cómo se enteraron? ―mi pregunta da en el blanco por su reacción, me intrigan sus palabras.
Esta vez su rostro revela sorpresa, parpadea unas veces y sus ojos se retiran de los míos.
Insisto en mi pregunta pero su mirada parece perdida, ausente. Para sacarla de sus pensamientos toco su mano y enseguida la retira poniéndose a la defensiva.
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Guardiana de Estrellas
Science Fiction—¿Lo ves? ¡Allá! ¿Acaso no es hermosa? —dije señalando con mi dedo la estrella más brillante de la noche negra. ―Claro que es hermosa, pero se queda corta con tu belleza, mi amor —Respondió el y me colocó un tierno beso en la frente. —Si me lo dices...