Epílogo.

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―Y entonces, quitó mi máscara de oxígeno y me besó. No sé que fue peor, sentir que no podía respirar ó lo mal que besaba. ¡Ew! Era insoportable, tenías razón. Christopher era un pesado. En fín, eso fue hace demasiado. A mi novio no le gusta que hable de él ―se queja mi hermana.

―Claro que tenía razón, se atrevió a llamarme bruja cuando era humana.

―Estoy segura, Celeste, que se está revolcando de coraje y arrepentimiento ahora que eres tan famosa.

―No soy tan famosa.

―¿Qué dices? Nos salvaste de que casi nos extinguieran los extraterrestres. No hay humano que no te conozca, por Dios. Ahora eres nuestra guardiana, incluso lograste restaurar la atmósfera o algún trozo de ella, ya podemos volver a respirar sin necesidad de esas feas máscaras. ¡Eres la mejor hermana que pudiera tener!

―Bueno, Mike también es un guadian y me ayudó en lo de la atmósfera. Como fue contaminada por los monstruos del centro galáctico, fue fácil encontrar ahí mismo la solución.
―Aquí entre nos ―Belinda se acerca y su voz se vuelve un murmuro―, para mí tú eres la verdadera y única guardiana.

Sonrío y la abrazo.

―Quisiera ser como tú, Celeste. Te ves tan genial.

―No, pequeña, no quieres.

Su sonrisa se extiende y me besa la mejilla.

Caminamos entre la roca rojiza adornada con pequeños brotes verdes. Escucho en la distancia distintas conversaciones, distintas personas, distintos temas y distintas vidas. Me enfocó en una conversación en particular que capta mi atención.

―La nueva medicina contrarresta esos síntomas, trae a tu hija y la atenderemos, Sofía.

―Gracias, Marga.

Llego a dónde la plática. Abrazo a mi mamá y saludo con la mano a la señora Sofía. Ella me sonríe con una alegría sincera que me conmueve.

―Hola, guardiana. ¿Cómo te va?

―Muy bien, señora Sofi, ¿Qué tal su familia?

―Recuperándose de las secuelas de aquél día gris. Pero muy bien últimamente ―coloca una expresión optimista que pasa a convertirse en gratitud― gracias a ustedes. El aire limpio, las medicinas, el agua. Son mejores que el gobierno provisional que ya tanto se ha extendido.

―Tenemos distintos métodos es todo ―respondo.

―Mi hija es la mayor bendición que pudimos tener, y no porque sea un kadrox ―dice mi mamá.

―Yo soy la que está llena de bendiciones ―la corrijo, tomo la mano de mi hermana y me agacho para besar la frente de mi mamá―, ustedes dos, por ejemplo.

―¿Y nosotros?

No necesito girarme para ver a mis casi dos humanos favoritos.

―Ger, ¿Verdad que tenemos a las mejores hijas?

―Todo padre creé tener a las mejores hijas ―Mi papá se une a nosotras. Saluda a la señora Sofía y coloca un brazo sobre mi hermana―. Sólo porque no conocen a las nuestras. Una guardiana del universo y una científica de la nueva era. Los corazones más grandes.

―Nuestra familia es hermosa ―continúa mi mamá. Extiende la mano a Mike y le sonríe―. Estos años han sido maravillosos.

Mi muñeca vibra.

―Lo sé mamá. Pero el deber llama otra vez. Lamentablemente nunca podemos quedarnos más de unas horas―cruzo miradas con Mike―. Es Sisha, amor. Y está media exigente últimamente, Air la trae de cabeza.

Guardiana de EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora