Capítulo VI

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Kim me explicó que la única manera que estemos juntos es convirtiéndome una sirena. Sabía que eso implicaba no volver a la Tierra jamás, sabía que podía salir muerta. Pero estaba dispuesta a correr ese riesgo. Está noche saldríamos a ver a Share.

Share es una sirena con mucho poder, y es capaz de convertir a una humana en sirena, es muy poco común que lo consiga, ya que para conseguirlo hay que superar la prueba, y para superarla hay que tener aptitudes de sirena.

Y yo no tengo de eso. Creo.

-       Despierta Ann.  – me llamó Kim

-       ¿Qué ocurre?

-       Es hora de irse.

-       Es muy temprano

-       ¿Quieres ser una sirena o no?

-       Si, si está bien vamos. ¿Dejamos a Lily aquí?

-       No hay otro remedio, las sirenas la cuidarán, no te preocupes, volverás.

Volveré a por ti Lily, te lo prometo.

Subimos a la nave y nos dirigimos a la cueva de Share. Esas horas fueron las más largas de mi vida, no pude dejar de pensar en Lily, y en su reacción cuando despertara, o en Iván, si aún seguiría vivo. Por suerte ahora mismo nos encontrábamos delante de la cueva.

¿Saldré viva de aquí?

-       Tienes que entrar sola Ann – dijo Kim

Me despedí y empecé a nadar en dirección a la entrada. Estaba oscuro pero seguí un hilo de luz que me decía por dónde ir.

Cuando estaba más adentro se me apareció una figura, y cuando más se acercaba más podía ver su forma. Era una sirena con la cola violeta, nunca he visto una así, y tenía el pelo negro y muy largo. Me miraba sorprendida, parece que hace mucho tiempo que no ve un humano, por no decir nunca.

-       Eres una… - empieza.

-       Sí, y quiero que me conviertas en sirena.

-       Eso es difícil.

-       Pero no imposible. ¿cierto?

-       Necesito que conozcas los riesgos, podrías perder tu vida, y de la manera que más odias.

-       Me arriesgaré.

-       Sí eso es lo que quieres voy a ayudarte. Mi nombre es Share, y soy la sirena más sabia de este mundo. – empezó a nadar y la seguí. Me llevó a una sala dónde había un portal de color azul, o eso parecía.

-       ¿Qué tengo que hacer?

-       Entrar, tal vez no salgas, tal vez sí. Cuando entres encontrarás tu peor miedo, tendrás que encontrar la forma para superarlo.

Me acerqué a él y lo miré con curiosidad y miedo a la vez. ¿Cuál es mi peor miedo? No tengo ni idea, aunque no tardaré mucho en descubrirlo.

-       Si no salgo, avisa a Kim, está fuera y decidle a mi hermana que la amo, y que sobrevivirá.

-       Eso puedes decírselo tu misma, eres fuerte, tengo fe en ti.

No sé qué efecto tuvieron en mi esas palabras, tal vez esperanza, miré atrás una última vez.

Si salgo de aquí no será como humana.

Echaré de menos bañarme en la playa como solía hacer con mi familia, o correr bajo el sol en verano, echaré de menos ser humana, pero estaba dispuesta a perderlo todo por él.

El canto de la sirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora