Capítulo II

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El ambiente era denso, los nervios se notaban, pero al ver a Ivan y sonrrisa augmentó y fuí nadando hacía él. 

- Hola - le saludé y sonrrió.

- ¿Quieres que te cuente por que todas las especies quieren eliminaros? - y sí, definitivamente eso era lo que queria saber des de los seis meses que llevaba aquí. - Os tienen miedo, a los humanos. Os matáis entre vosotros, y también a las demás especies... sois asesinos. - dijo con un rostro triste.

- ¿entonces... Por qué nos habeis salvado?

- Nuestro grupo piensa que los pequeños podéis cambiar, por eso salvamos a los niños. - dice mirando al suelo, y  me estremecí, si hubieran pasado  unos años más,... ¿Estaría muerta?

Lo cojí de la barbilla y lo acerqué a mí. 

- Mírame - dije y me miro a los ojos. - ¿Me consideras una asesina? - había muchas cosas que no entendía, muchas preguntas por hacer, pero ahora mismo eso era lo único que me importaba. 

Él restó en silenció, no dijó absolutamente nada. Antes de que puedadarme cuenta, estoy nadando a cien por hora fuera de palacio. 

Cuando me doy cuenta de lo que hago me detengo, pero ya estoy muy lejos. Esta cola es malditamente rápida. Estoy delante de unas algas y unas rocas y me dirijo a ellas, no quiero estar aquí. 

Sois unos asesinos - Estas malditas palabras suenan en mi cabeza una y otra vez y no sé por que me duele tanto. Veo una sirena desconocida pasando por allí, y me da la sensación de que no es de nuestro grupo. Parece que me ha visto, pero se para y se sienta en la roca. Yo estoy justo detrás. Entonces se pone una canción que no tengo ni idea de que dice, porque esas endemoniadas palabras se meten en mi cabeza y no me dejan respirar. Me estoy ahogando. Mi pecho se oprime y me falta aire, pero la sirena ni siquiera se da cuenta de que estoy allí, y justo ahora me doy cuenta de lo doloroso que es el canto de la sirena, eso es lo que usan para matar humanos. Justo antes de darme cuenta estoy medio inconsciente, buscando cualquier cosa para respirar, algo que pueda mantenerme con vida. Ni siquiera puedo escapar de allí, pero por suerte alguien no me olvido. Siento unas manos en mi cintura y siento que esas manos suaves me transportan lejos de ese espantoso canto. Cuando recobro el sentido me doy cuenta de quien es esa persona. Ivan. 

- Ivan... ¿Que haces aquí? - dije aún un poco aturdida.

- Te dije que no salieras Ann, ¿Que es lo que no entiendes?

- Me llamaste asesina, ¿Cual esperabas que fuera mi reacción? - le grito. 

- No te llame asesina, maldita sea, solo estaba pensando. ¿Por que los humanos siempre interpretan el silencio como un no?

- No debería ser algo que se tenga que pensar... 

- No pensaba en eso, pensaba en ti, pensaba en lo mucho que me gustas y en lo poco que me gusta que me gustes.

- ¿Te gusto? ¿O no? No entiendo.

- Sí, claro que me gustas Ann, pero no podemos estar juntos.

- ¿Y eso por que? Realmente no sé como se tienen las relaciones sexuales aquí, pero puedo adaptarme. 

- No mierdas, no es eso. Las sirenas y los tritones viven 300 años, y esta prohibido estar con humanas. Es que eso es algo que no se puede. 

- Yo ahora, soy una sirena.

- No, eres una humana, que no se te olvide, y cuando vuelvas a la Tierra...

- Detente. ¿Voy a volver?

.- Supongo, cuando terminé la guerra.

- No quiero volver. - digo triste. 

- Esa cola no es real, no puede durar siempre. - el suspira.

- No quiero pensar en eso ahora, pero siempre, siempre hay una solucion.

- Esta bien. 

- Oye el canto de sirena es una pura mierda, pensaba que eso gustaba... no sé.

- El canto de sirena mata a los humanos . ¿Para que creías que servía?

- No lo sé 

- Supongo que con eso mataron a los humanos de tu planeta.

- Espera, ¿Tu especie fue quien acabo con la vida en la Tierra?

El canto de la sirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora