- Espera Kim. – empiezo – no me iré sin Iván.
- Iván no está ahora.
- No estará lejos.
- Esta completamente lejos, se han llevado a casi todas las sirenas y tritones que han podido, por alta traición. – dijo tristemente.
- ¿Traición a ellos es igual a salvarnos a nosotros? ¡No entiendo cómo puede haber gente tan mala!
- Mira a tu alrededor Ann, ¿Ves algo? La respuesta es no. No hay absolutamente nadie aquí, y nosotras tenemos suerte de estar vivas. Tenemos que irnos, ¿O quieres que nos capturen y no podamos salvar a tu queridísimo amigo Iván?
- Está bien. – miré a mi hermana y luego volví la vista al frente. – sólo por mi hermana.
Apenas lográbamos alcanzarla, nos era casi imposible nadar tan rápido. Por suerte, no era mucho camino.
Llegamos a una de esas naves que vi hace seis meses en Tierra.
- ¿A dónde vamos? – pregunte.
- Al segundo grupo.
- ¿Y que se supone que van a hacer cuando me vean? ¿Darme un ramo de rosas?
- Ann, las sirenas tienen sentimientos, las más malas son las del primer grupo, son las más hermosas también.
- Aquella sirena que vimos antes… la de arriba, ¿era una de ellas verdad? – pregunto ya dentro de la nave.
- Sí, la que canto. – dice poniendo los motores en marcha.
- Espera… ¿cantó al final? No oí nada.
- Será por el ruido, arriba todos gritaban.
- Créeme, eso duele, no dolió.
- ¿Cómo que no dolió?
- A mi si – dijo mi hermana – me estaba asfixiando, pero se fue rápido, cuando paró de cantar.
- ¿Alguien me explica porque no me dolió?
La nave empieza a nadar rápidamente hacia un lugar dónde los edificios no están, no conozco nada de este mundo más allá del tercer grupo.
Kim viene a mí, mirando algo en concreto… ¿mi colgante?
- ¿De dónde sacaste eso? – pregunta
- Iván me lo dio. Me dijo que con esto me encontraría.
- Te mintió. Si no te dolió es por este hermoso colgante, es casi inexistente.
- ¿Cómo se supone que me va a encontrar ahora? Dijo que tenía uno igual.
- Este era suyo, no puede tener dos, ya es muy difícil que tenga uno.
- ¿Qué hace esto para que no duela?
- Ser sirena, con esto eres una sirena.
- Quiero que mi hermana lo tenga, ella lo necesita.
- Ann, la segunda vez que escuchas el canto de sirena es mucho peor.
- Justo por eso.
- Dáselo si quieres, pero estarás desprotegida.
No me importa estar desprotegida si mi hermana sigue viva.