Catedra de un mentalista (Parte uno)

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—El ser humano posee cuerpos más profundos que los físicos, distintas capas que manipulan todo el mundo material. —Dicto Frederick enfatizando cada una de sus palabras sin dejar oportunidad como para que uno de sus estudiantes se distrajera con la mosca que aleteaba irritantemente por el aula de la clase.

—Efectivamente Fred, esa cosa a la que ingenua y tiernamente llamamos consciente en realidad es controlada casi totalmente por nuestros cuerpos profundos, el subconsciente, el subliminal. —Aporto Georgy sumando su voz para formar una sola.

—En su totalidad, nosotros solo somos una porción pequeñita en todos esos cuerpos etéreos de la mente. Empezando por el subconsciente. —Dijo Frederick mirando con una sonrisa hacia su hermano.

—Ese amado subconsciente que te dice todos los días "Apestas, ella no te ama y nunca lo hará, déjala en paz y retírate con tu dignidad" ese maravilloso amigo de cuyos motivadores consejos ansiamos deshacernos, en realidad solo procura nuestra propia supervivencia. —Pronuncio Georgy con un tono divertido y con una desenvoltura fácil al tiempo que sujetaba un bate de béisbol invisible y lo bateaba hacia su hermano.

—El subconsciente son meras asociaciones que venimos haciendo desde nuestros primeros soplos de vida, y no solo de esta, sino también de las anteriores, desde el origen de todos los tiempos. —Dijo Frederick de manera catedrática al tiempo que atrapaba la pelota imaginaria que su hermano le había lanzado y se la volvía a pasar siguiéndole el juego con una coordinación implacable.

—Por eso hermanos míos, esa vocecita castrosa que te mantiene distante y vacilante a la hora de coquetear seguramente se deba a que en otra época coquetear era motivo suficiente para que murieras a piedrazos por el jefe de la tribu que era bastante celoso con las chicas. —Alzo la voz Georgy agarrando la pelota invisible de nuevo pero, esta vez bateándola hacia uno de sus estudiantes que se había distraído con la mosca ruidosa haciéndolo reaccionar de su estupor.

— ¡Carajo!, me dolió. —Se quejó un estudiante promedio sobándose la frente de la pelota imaginaria que lo había golpeado aunque en realidad, lo que es imaginario no te puede tocar.

-—Bien dicho, el dolor es una de las herramientas más efectivas para extraer información, y de hecho no es necesario usar métodos físicos para infligirlo, puesto que usando la mente como puentes de conexión es posible generar dolor. Un método bastante aplicado por el servicio secreto, aunque eso no es lo que enseñamos aquí.

—Retomando al tema inicial antes de que nos demanden por tu característico desliz mi querido Georgy. —Dijo Fred alzando la voz aún más para interrumpir a la escena dramática que se estaba avecinando —.Estas asociaciones también les podemos llamar "creencias", las creencias distorsionan nuestra percepción de la realidad. Residencia en el manicomio Barked

—Disculpa Fred, me suelo emocionar. Para traducir el idioma extraño que habla mi hermano les daré un ejemplo sencillo. Un pequeño niño, al que llamaremos Juanito, cuya mente está al acecho de creencias depredadoras, un día podría haberle prestado sus plumones de colores felizmente a su compañero con un corazón aun generoso, pero, oh sorpresa, su descuidado compañero olvido devolvérselos. Juanito al llegar a su casa es vulnerable a la invasión de privacidad de su padre que empieza a revisar sus pertenencias dándose cuenta de que falta algo importante... ¡Los plumones!

Ferozmente el padre empieza a reprocharlo diciéndole cuanto esfuerzo tuvo que pasar para otorgarle los míticos plumones, subrayando en sus palabras que el dinero no cae de los árboles y que la vida es una lucha constante a espada y a escudo. Al decir estas palabras el padre inconscientemente implanto una creencia en Juanito que decía "La vida es dura, la generosidad no tiene lugar porque vivimos de la escasez" creando asi como el mismísimo Frankenstein a un niño inseguro y tímido que se guarda todo para sí mismo, hasta su auténtica personalidad.

Aventuras extraordinarias de criaturas pasionariasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora