~La comida no es lo único que puede saciar el apetito, el placer también lo hace, y mejor~
—El frio está calándome hasta los huesos, no veo nada, me siento solo, como si estuviese perdido en un glaciar helado y nadie pudiese encontrarme... ¿Pero, qué es esto, agua? Siento que me derrito, me evaporo, me vuelvo nadie, o tal vez, ¿esto es morir? La oscuridad a la que me he acostumbrado se está disipando, un rayo de luz empieza a penetrar en mi casa de desolación, ¿qué es, he estado durmiendo acaso? Mis ojos aún no se acostumbran a la luz, por favor, dejen de perpetrar mi casa de desolación, ah no, espera, estoy empezando a atisbar la nitidez de los colores, esta figura, parece alguien como yo, un ser humano. Sí, lo veo, pero, al mismo tiempo, no lo veo, está usando máscaras, está ocultando su identidad, es como si fuese una sombra, solo sigue el propósito de los demás. Usa indumentaria oscura, ofusca totalmente su persona, porta un chambergo negro, unos prismáticos negros que están amarrados a su cabeza y un guardapolvos negro que abarca toda su figura desde el cuello hasta las botas, y si, también negras.
—2104, año bisiesto, día 9 de marzo. El capitán Altaír ha sido liberado de su capsula de hielo, procediendo con el protocolo, desfibriladores cargados, reanimación iniciada.
— ¿Estará rezando? La manera en la que frota sus manos cubiertas por esos guantes negros me recuerda a eso, a cuando las personas rezaban. Sus manos están ardiendo, se volvieron fuego, va a colocarlas sobre mi pecho, no, por favor, no. —Pensó hasta ser interrumpido por un choque eléctrico de alto voltaje que comenzó a provocarle espasmos. — ¡Una vez más! —Repitió el hombre de negro, una, dos, tres, cuatro veces. — ¡Una vez más! —Hasta que el capitán Altaír tomo una bocanada de aire fría y su pecho empezó a imponerse alzándose de arriba abajo como un gorrión asustado.
— ¿Dónde estoy, estaba durmiendo?
—No mi señor, la pregunta es, en qué año estas, es el año 2104, la globalización se desarrolló caóticamente hasta ahora, usted es el encargado de estas situaciones, naciste en el año 1924, el servicio secreto te adopto cuando aún tenías 4 años y te entrenamos para desenvolverte en situaciones anormales que pudiesen interferir con la paz mundial, a tus 30 años fuiste ascendido como capitán por haber restablecido el orden de la segunda guerra mundial y haber ordenado a las tropas para acorralar a Hitler, nosotros nos encargamos con publicidad barata de anunciarlo como un suicidio. Aceptaste usar tu capacidad mental para el bien de la humanidad y mantenerte intacto hasta que otra amenaza mortal volviese a acecharnos.
—Cállate, déjame procesarlo. —Dijo mientras una vena broto de su frente como si fuese a explotar —. ¿me está diciendo, que soy un agente del servicio secreto y combato con amenazas de carácter mundial?, JA, y usted quién es. Con toda esa vestimenta oscura, ¿va acaso a celebrar el Halloween? —Pronuncio en burlas y carcajadas, en un tono sarcástico, característico de una persona con una alta inteligencia pero, llena de prejuicios, tal vez porque nació en una época conservadora que inhibía el ingenio de los genios. —No se preocupe capitán Altaír, pasó más de un siglo encerrado en esta capsula de hielo, sus recuerdos volverán aunque será doloroso, pero, podrá resistirlo. Mientras tanto, acompáñeme a la parte más alta del edificio, quiero enseñarle el caos en que nos hemos sumido, tal vez sus ojos crean lo que mis palabras no lograron. —Me sujeto el brazo con sus cálidos guantes, sacándome de mi capsula, me ajusto unos prismáticos que empezaron a ajustarse a mis ojos hasta permitirme ver cada detalle con tanta minuciosidad como me fuese posible. Mis piernas aun temblaban, eran frágiles y se sostenían solo con la fuerza de mi voluntad, avanzamos los pasillos de neón que rodeaban una habitación con congeladores en cada rincón. Me llevo hasta una puerta dorada, parecía oro, resplandeciente, era como el lugar descrito por la biblia "Y la calle de la ciudad era de oro puro" de pronto como por obra de la más oscura de las magias la puerta se abrió por sí sola, me sumí en el estupor de mi incredulidad, pero, supe al instante que era solo el progreso de la tecnología, que a su vez retrocedía el progreso del corazón humano. Una vez adentro el hombre de negro oprimió unos botones que se iluminaron y la puerta se cerró de golpe. Escuche un sonido como el de una bala al ser despedida con furia, y el piso empezó a elevarse tan rápido que sentía como mi cerebro empezaba a luchar contra la gravedad, pero, todo acabo tan rápido como empezó, las puertas de la caja elevadora se volvieron a abrir y el hombre de negro me mostro una ventana, era tan hermosa, cristalina, con un marco de oro y esperando a ser abierta para descubrir un paraíso al otro lado de esta.
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Aventuras extraordinarias de criaturas pasionarias
NouvellesRecopilación de historias cortas de terror, fantasía y misterio.