REFUGIO FANTASIOSO
Sus túnicas bailaban al son de las panderetas, su cantico resonaba por los rincones de la pequeña caseta convirtiéndola en un refugio de estrellas danzantes que adoraban a la magia.
—Tus alas cubrieron nuestro cielo mostrándonos en ellas la sabiduría de las mil estrellas. Tu luz derritió nuestras cadenas y salimos a volar. Como hadas agobiadas la frontera nos aterro, una mano noble tu tendiste y entonces, todos pudimos cruzar.
Clap clap, contestaban los aplausos de las brujas y los hechiceros cuando la maestra Ámbar entono el verso final de su tradicional música sacra.
—Hoy es el amanecer de un nuevo día de nuestra labor para propagar el legado de amor que nos encomendaron nuestros padres originales. Como nuestra hija es una aprendiz, hoy ella tendrá el deber de hablarles de nuestros planes para reestablecer el orden natural—dijo la madre Andesina apartándose de la tribuna mientras miraba a su hija con gestos tan extraños como divertidos a los cuales ella tardo en comprender que eran las indicaciones de que su turno para hablar había llegado.
— ¡Ejem, ¡ejem! —Se esclareció la garganta no sin antes tener una intención traviesa provocando un estallido de risa entre los niños que escucharían el discurso a continuación, aunque su madre por otro lado la miraba con aterrada vergüenza— ¡Los bosques son nuestros amigos!, Cedro el árbol siempre me da consejos cuando lo abrazo y me dice cosas divertidas para ponerme feliz, ellos siempre han brindado amor a todos y por eso con mi mami y papi queremos que haya muchos árboles por todas partes—gritó alegremente mientras sostenía un puñado de tierra en su mano que alzo en pose de heroína victoriosa y extendió no sin antes dejar caer un poco de granitos de arena.
— ¡Adelfa ten un poco mas de delicadeza con la tierra de la vida! —le gritó su mama desde un rincón de la sala donde todos los magos y brujas observaban el discurso.
Adelfa dio un brinco abriendo sus rojizos ojos como una lechuza, pero se contuvo antes de armar un desastre y ofrecio una pronunciada respiración dejando caer sus parpados con aun su mano suspendida enseñando el pedazo de tierra, del cual empezó a asomarse con timidez lo que parecía ser un tallo verde, que poco a poco fue adquiriendo audacia y empezó a dejarse ver emergiendo hasta desplegar a sus anchas dos, tres hasta cuatro hojas de sí.
—Por favor familia, síganme—ordenó Adelfa jugando con sus rizos rubios bajando de la tribuna hasta dar con la puerta que salía de la caseta hacia un mundo libre, un bosque donde no había mas sonido que el de los pájaros rumoreando y el grupo de magos que habitaban la caseta por generaciones. Adelfa apunto su mano libre hacia la tierra y entonces, esta empezó a abrirse pacientemente hasta dejar un espacio suficiente para la planta que surgía de su mano, dejándola con delicadeza en el hueco que había abierto hasta que un árbol que estaba cerca la interrumpió estropeando su concentración.
—Huyan—habló con voz anciana y cansada.
—Hola Cedro, casi me tumbas al suelo del susto que me has da...
—Huyan—repitió esta vez con su voz rompiéndose entre sollozos melancólicos.
Nadie entendia de lo que estaba hablando Cedro hasta que la maestra Ámbar cayó casi levitando en el aire con la fragilidad de una pluma; nadie pudo reaccionar hasta que su cabeza toco la tierra salpicando la plantita de matices rojos, era sangre... algo que los brujos solo habian visto en los libros mas oscuros que aguardaban en los rincones de sus bibliotecas, que una vez sus ancestros habian tenido que usar para defenserse, pero esta generación, ni siquiera conocía a ciencia cierta lo que era la guerra, a excepción de los guardianes de los secretos que dirigía el anciano Pólemos.
—Han traspasado la barrera—dijo el anciano torpemente—. Rompieron la barrera que nos ocultaba del mundo exterior—continuó diciendo casi ahogando sus palabras desbordadas de conmoción—. Adentro, vallan adentro de la caseta, escóndanse en las habitaciones subterráneas.
La familia de magos se alboroto como un camino de hormigas interrumpido y corrieron a su refugio tan pronto como pudieron pero no sin antes haber intentado jalar al anciano que se oponía tercamente a volver a la casa, insistiendo en que su deber era quedarse allí, no se dio lugar a mas reclamos ya estos fueron acallados por la repentina aparición de un grupo de 12 hombres envueltos uniformemente en trajes negros cubiertos por una capucha y una malla roja en sus caras sin mencionar que por supuesto, llevaban sosteniendo sobre si fusiles de asalto. La guardia de secretos salio sin preámbulos de entre el publico horrorizado formando una formación de defensa en cadena agarrándose de las manos recitando al unísono: "Ergnas ut ed sol a edneifed y atorb ergnas" una y otra vez mientras de sus muñecas finos hilillos de sangre comenzaron a flotar rodeando a la guardia sobre si con un caparazón improvisado que empezó a ser puesto a prueba por el impacto continuo de las balas que salían de lo que los magos comparaban con pequeños dragones que escupían fuego. Por fortunio las balas no eran capaces de traspasar el escudo deteniéndose al minimo toque contra este hasta que uno de los miembros comenzó a tambalearse en su palidez por haber descuidado la perdida de sangre que habia usado para conjurar su parte del caparazón hasta que cedió a esta y una bala penetro en su espacio esta vez salpicando a Cedro que lloraba desconsoladamente.
—acalla tus ramas, si dejas que los insectos parásitos se posen sobre ellas, contaminaran tus raíces hasta que el único color que tiña tus hojas sea gris—Acarició Pólemos con la yema de sus dedos que se deshacían como cenizas, Pólemos no era ningún anciano cobarde, el estaba instruido en las artes oscuras de sus antiguos, mientras su guardia le cubria el había estado dibujando sobre la tierra un sol sobre el cual estaba parado ofreciendo sus manos al cielo para recibir una sobrecarga solar. Su cuerpo casi ardia en llamas y su ropa habia sido evaporada, desnudándose, exponiéndose a sus enemigos, se propuso a abrirse hacia el frente, avanzando consigo su guardia en una formación perfecta para que ninguna bala le diese un final indigno a su labor, los hombres uniformados esta vez no tuvieron el factor de ataque, pues se encontraban cada vez mas rodeados por los magos inutilizando sus municiones, no hubo ningún otro rincón hacia donde esconderse cuando se encontraron encerrados en un círculo impecable hecho por la guardia de los secretos y la muerte estaba tan cerca que se podía oler en el aire la fragancia de la putrefacción. Pólemos entonces, se unio al circulo humano y solo le basto tocar la mano de uno de los suyos, para inmolarse en una liberación total del fuego con el que su cuerpo senil cargo hasta el final.
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Aventuras extraordinarias de criaturas pasionarias
Storie breviRecopilación de historias cortas de terror, fantasía y misterio.