Nerd [kookv-🌺]

|Final|

—Tengo hambre.

Froto mis ojos, al punto en el que me duele estar haciéndolo. La mano de Taehyung detiene mi accionar y se inclina hasta que está a la altura de la mocosa.

—Mira, Hyeri...—comienza a hablar tranquilamente mi novio, pero es interrumpido por la niña frente a nosotros.

—Es Hyoyeon.—dice con tono de reproche la niña.

—No me importa, niña.—escupe Tae, la amabilidad abandonando por completo su voz.

Trato de reprimir una carcajada cuando veo a la niña de unos 12 años quedarse sorprendida. Creo fielmente que a esta mocosa no le han dicho no o la han reprendido en lo que lleva viva.

—No porque te hayamos encontrado varada en el medio del centro comercial, significa que vamos a alimentarte como si fueras nuestra.—dice mi novio.

La pequeña habitación donde se supone que tendría que estar el guardia de seguridad, se inunda en silencio. La puerta se abre repentinamente y entra una señora mayor con una expresión de preocupación en el rostro. Después de confirmar que la malcriada es suya, tomo la mano de mi novio y tiro de él para no volver a pasar otra situación así.

—Pobre señora.—murmura Taehyung.

Continuamos caminando por los extensos pasillos llenos de locales del centro comercial. Nuestras manos se encuentran entrelazadas, recibiendo así más de una mirada de desaprobación. Aunque no tantas como imagine que pasarían.

—No le tengo lástima a la señora.—me mira expectante.—Antes de irnos me lanzo una mirada de muerte por ver a la mocosa esa a punto de llorar. Estoy seguro que esa mujer es mucho peor que la niña.—afirmo.

Taehyung niega con la cabeza divertido. Nos dirigimos al estacionamiento luego de, finalmente, comprar las últimas decoraciones de nuestro departamento. Esta ya es la octava navidad que pasamos juntos. Normalmente nuestras familias vienen un instante y luego quedamos reunidos con nuestros amigos. O simplemente solos, depende de la ocasión.

Cuando llegamos a casa, le digo a Taehyung que suba y retenga a nuestro querido perro, que apenas abrimos la puerta sale disparado por los pasillos y tardamos al menos 30 minutos en atraparlo. Saco una caja del baúl del coche y guardo allí los objetos de decoración. Subo y me subo al elevador en tiempo justo antes de que las puertas se cerraran.

Siento la mirada de alguien clavada a mi nuca, pero girarme en estos momentos quedaría muy mal, por no decir hasta cierto punto irrespetuoso y sospechoso. Así que solamente trato de ignorar la constante sensación de una mirada encima de mi cuerpo. Salgo a paso apresurado cuando llego a mi piso, pero la sensación de que alguien está siguiéndome me mantiene algo paranoico. Acelero el paso hasta que llego a mi casa y golpeo la puerta.

Escucho pasos acercarse, así que con toda la felicidad del mundo, me giro para ver quién es la persona que con su sola presencia me está tocando las pelotas. La sorpresa en mi rostro no tarda en hacerse notar.

Park Jimin.

Sin tratar de disimular ni por instante, me alejo unos centímetros más de él, no queriendo tenerlo cerca luego de lo que le hizo a Taehyung. Su mirada parece algo sorprendida también, como si ahora que me ve de frente y quieto, confirmara que era yo el que estaba en el elevador junto a él.

—Hola.—dice.

Mis manos sudan un poco. La puerta se abre, pero antes de que pueda evitarle a Taehyung el ver a un recuerdo pasado, su cabeza se asoma por la puerta y ve a Jimin parado a unos metros de nosotros. Su expresión se torna dura y fría.