-Kiwa-
No podía creer que tenía mi destino descrito. Era extraño y tedioso tener una voz hablarte todos los días, en realidad todo era extraño. Por fin descubrí que esas cosas que veía en el orfanato eran las maldiciones, y que tenían diferentes categorías y diferentes formas de acabar con ellas. Gojo, mi supuesto verdugo, odiaba a los llamados peces gordos, por eso me dio dos opciones a la que elegí la más duradera y la que me podría librar de un trágico destino.
Aunque claro que me daba lo mismo. Muerte, esa palabra que estuvo en mi cabeza un montón de veces, quizás por fin podría descansar y obtener lo que siempre quise: el descanso eterno. Pero que injusta es la vida cuando te sumerges a un mundo al que nunca conociste y ahora tienes ganas de saber más y más, pero quizás cuánto logre conocer.
Mi vista se dirigió al cielo y sonreí un poco.
-Shizu, Runa, lo siento, esta cosa dentro de mí tomó el control total de mi cuerpo y destruyó todo el orfanato y mató a todas. Sé que es algo de lo que me arrepentiré siempre, pero prometo acabar con todas las maldiciones y quizás... un día de estos reunirme con ustedes y ser las ovejas negras del cielo.
Si es que llegamos a parar allá.
Apoyé mis brazos en la barandilla y suspiré.
-Uh, ¿sucede algo, Kiwa?
Miré a Shoko, quien se puso a mi lado y ladeó su cabeza.
-Estaba pensando en mis dos amigas.
-Ya veo. -sonrió un poco-. Aquí estarás a salvo.
-Shoko-san... -el honorífico salió de mis labios sin pensarlo, cosa que me hizo sentir incómoda. Al parecer Shoko se dio cuenta, por lo que sonrió y posó una mano en mi hombro.
-Dime sólo Ieiri.
-Está bien, Ieiri. Quería preguntarte sobre qué tengo que hacer. No llevo ni un día aquí, y el no saber qué hacer me pone los vellos de punta y de malhumor. Luego de saber que tengo a la reina de las maldiciones dentro... mi mayor deseo es proteger a las personas de esta mujer y que no ocurra lo mismo de ayer o de lo de hace años.
-Entonces ya sabes qué hacer, Kiwa. Vuélvete fuerte para que después no te andes lamentando de nada. -sentenció.
Ella se fue y yo me quedé un rato más, sumergida en estos pensamientos que calientan mi cerebro.
[...]
-¿M-mi apellido? -no pude evitar tartamudear delante del gran hombre que se encontraba frente a mí. Su mirada era intensa, pero esos peluches a su alrededor lo hacían parecer bastante contradictorio a su potente personalidad y apariencia.
-Así es, todos debemos tener un apellido, y yo debo y quiero llamarte con el tuyo. Luego comenzaré con las preguntas.
-Yo... no sé mi apellido, viejo. Digo, señor. Toda mi vida he sido llamada por Kiwa, tampoco sé quiénes son mis padres como para darle alguna pista. Lo siento, Yaga... Yaga-san. -hice una reverencia, mal hecha, claro, ya que nunca hacía reverencias a las personas. Jamás me había gustado demostrar respeto hacia personas mayores.
-¿Por qué estás aquí?
Parpadeé mientras seguía con la cabeza gacha. ¿Qué clase de preguntas con esas?
-Yo... no lo sé.
No podía mentir. Ni yo misma estaba segura del porqué estaba en una escuela de hechicería. Lo lógico era aprender algún hechizo, pero este viejo espera otra cosa de mí.
-¿No lo sabes?
-No.
-¿Entonces qué ocurre si Kima, la reina de las maldiciones, vuelve a apoderarse de tu cuerpo y ocasionar una verdadera catástrofe?
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Kiwa || Gojo Satoru
Fanfiction"Le dije que si algún día él se desmoronaba ante alguien, no iba a sentir nada, pero cuando lo vi los ojos antes de caer inconsciente, lo sentí todo". -Kiwa. "Aunque sea tu verdugo, vive, Kiwa, te lo ruego". -Satoru. 🦋 Novela basada en la adolescen...