-Kiwa-
Dos semanas habían pasado desde mi ingreso a la academia de hechicería. Mis compañeros de primero habían sido realmente amables y no les importó mucho que yo fuese el recipiente de una maldición tan grande como es la reina. Me hubiera gustado conocerlos un poco más y pasar más tiempo con Nanami y con Haibara, pero ellos no estaban, pues tenían misiones y yo todavía no salía al campo de batalla sólo por no entender mucho el cómo concentrar mi energía maldita. En las clases ponía atención, cosa que nunca hice en mi vida, y me sabía todas las reglas y las teorías básicas del jujutsu, pero nunca las he puesto en práctica.
¿Tenía miedo? No lo sé, este mundo era muy nuevo para mí, todavía no me acostumbraba a escuchar una molesta voz en mi cabeza, pero de algún modo u otro, podía mantenerla al margen, podía controlar a la maldición dentro de mí y no dejarla salir pese a que repetía todos los días buscar venganza contra el albino. Siempre sentía miradas sobre mí, pero suponía que era normal luego de ser considerada un peligro para el mundo de la hechicería.
Y es por eso que... si alguien pasaba por lo mismo que yo, iba a hacer lo posible para ayudarle, para hacerle saber que en este mundo tan corrupto no está solo y que se puede escapar del destino que uno lleva cuando es recipiente de algo tan poderoso y macabro.
—Te veo pensativa. —sentí que se puso a mi lado y se apoyó en la misma barandilla en la que yo estaba apoyada.
—Últimamente he estado así. ¿Dónde está Gojo? Llega tarde.
—¡Aquí estoy, bella dama! —su voz resonó en todos mis tímpanos, así que tiré mi brazo para atrás para pegarle con mi codo, pero fue más rápido y me tomó de ambos brazos para apoyar mi pobre cuerpo en su pecho. Geto nos miraba con algo de diversión.
—¡Suéltame, Gojo, me duele el brazo!
—¡Esto no es nada al entrenamiento que te haré pasar, Kiwa-chan!
—¡Que no me digas "chan"!
—Ya, ya, Satoru, déjala.
Él me soltó y yo me alejé unos cuantos pasos para poder masajear mis brazos uno por uno. Este imbécil sí que tenía fuerza para ser un delgadito. Él me sacó la lengua mientras se cruzaba de brazos y yo sólo pude mirarle incrédula, ¿cuántos años tenía este chiquillo y por qué actuaba tan infantil?
—Kiwa. —la voz de Geto me sacó de mi burbuja—. Mañana tienes tu primera misión, y como Satoru es tu "cuidador", irá contigo, así que hoy vamos a poner en práctica todas esas teorías de las que ya me hablaste, te sabes.
Parpadeé.
—Ven, sígueme.
No era capaz de moverme, así que Geto me tomó con suavidad de la mano y me arrastró hacia una habitación. ¡Por fin iba a poner en práctica todo lo que sé! Sin embargo, lo que me tenía con los nervios a flor de piel, era que mañana iba a tener mi primera misión, aunque iba a ir acompañada de el chico tras de mí que tarareaba una canción, estaba ansiosa. Cuando llegamos a la habitación, Gojo cerró la puerta y se apoyó en ésta mientras que Geto me guiaba hacia unas mesas en donde habían unas latas y un recipiente con agua.
—Bien, primero hay que dejar claro algo. Tú, ya eres mitad maldición, por lo que sí puedes matar a tus enemigos, sin embargo, no creo que puedas ejecutar tus propias técnicas, sólo acumular energía maldita en algún lugar de tu cuerpo y golpear.
—Entiendo. —hice una pausa—. Eso creo.
Él rió un poco.
—Bueno, los rituales de Kima pasarán a ser parte de ti en algún momento, así que con eso lograrás ejecutar alguna técnica. Por ahora, vamos a controlar la cantidad de poder mágico, así que pasará lo siguiente. —me explicó mientras se acercaba al recipiente de agua y me indicaba que me acercara a él. Así que lo hice—. Esta agua está maldita, por lo que actuará cada vez que tú dejes de mover el agua con ayuda de tu poder maldito. ¿Entendiste? —finalizó con calma.
Vaya qué paciencia, estoy segura que Gojo me hubiera gritado y lanzado el agua en la cara.
—Sí, entendí. Puedo hacerlo.
—Bien, entonces vamos.
Me indicó que me sentara en un sofá, y miré confundida cómo Gojo buscaba entre todas esa tanda de películas. ¿Por qué íbamos a ver películas mientras se entrena?
—Esto es parte del entrenamiento, se supone que las películas te transmiten emociones, y como la energía maldita se desarrolla mediante las emociones, ver películas es un entrenamiento ideal para esto.
Gojo me mostró la carátula de la película, esperando a que estuviera de acuerdo, pero yo sólo asentí; me daba lo mismo cuál ver. Había visto películas en el orfanato, pero eran religiosas y nunca les presté atención. Supongo que ahora sí tendrá que ser así. Me acomode en la sofá y puse el recipiente de agua en mi regazo mientras lo afirmaba con mis manos.
Sabía que el poder mágico funcionaba como un conducto, y que debía haber sí o sí el objeto para la conducción. Así que iba a concentrar la energía en mis manos para mover el agua y que ese movimiento no pare, sino, me iba a mojar el rostro, cuello y parte de mi ropa y hoy hacía algo de frío. Los chicos se sentaron cada uno a mi lado y la película comenzó, yo sólo miraba fijamente la televisión esperando paciente, mientras escuchaba el leve sonido del agua moverse, cosa que me hacía sentir orgullosa.
Pero una escena me aburrió, en pocas palabras no me causó ninguna emoción, y el agua dejó de moverse y cerré mis ojos al momento que el agua cayó en toda mi cara. La risa de Gojo resonó por toda la habitación y Geto fue el único que pasó una toalla para mi rostro para quitar el exceso de humedad. Algo enojada por la risa burlona de Gojo, apreté con fuerzas el recipiente mientras miraba fijamente la tele.
La película terminó, siendo mojada dos veces y escuchando la risa de Gojo resonar en mi oído. La película era de acción, pero habían momentos románticos, graciosos o de frustración que provoca el aumento de mi poder mágico. Geto se movió y apoyó sus codos en sus rodillas para mirarme.
—Me sorprende, en verdad aprendes muy rápido, Kiwa. Dos veces no es nada comparado con otro que hubiera hecho más de diez en todo lo que dura una película. Me hace pensar que vienes de una familia que es bastante importante en el mundo de la hechicería.
—¿Qué te hace pensar eso? —le pregunté, pues la verdad es que me hubiese encantado saber de mi familia, ya que no recuerdo nada, absolutamente nada de mi infancia.
Geto ladeó la cabeza, sin dejar de mirarme, cosa que me puso algo ansiosa, pero aún así no le aparté la mirada. Sabía que me estaba analizando.
—Bueno, no hay muchas personas que puedan ver las maldiciones o que soporten a una maldición dentro de su cuerpo, una persona ordinaria ya estaría muerta. Además, en estas dos semanas, demostraste tener una buena resistencia y una fuerza física que fue realmente bendecida por los cielos.
—Pero sigue siendo débil.
Miré a Gojo enojada, él ni siquiera me miraba y estaba echado en el sofá haciendo girar sus lentes entre sus largos dedos. Sabía que no debía ponerle atención, pero no podía evitar sentir frustración.
—¿Y qué tiene que sea débil? —me puse de pie mientras tomaba mi recipiente—. No todos tenemos la suerte de nacer con un gran poder como tú, ¡idiota!
Lancé el agua en su rostro y escuché la leve risa de Geto antes de irme de ahí. Dios, qué dolor de culo.
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Kiwa || Gojo Satoru
Fanfiction"Le dije que si algún día él se desmoronaba ante alguien, no iba a sentir nada, pero cuando lo vi los ojos antes de caer inconsciente, lo sentí todo". -Kiwa. "Aunque sea tu verdugo, vive, Kiwa, te lo ruego". -Satoru. 🦋 Novela basada en la adolescen...