Final Alternativo

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-Kiwa-

Dieciséis aros eran los que se necesitaban para complementar definitivamente el poder completo de Kima. La risa de la reina de las maldiciones no dejaba de resonar en toda mi cabeza mientras que yo estaba empapada en lágrimas mirando fijamente a Satoru quién lloraba como un bebé. Megumi estaba a mi lado, Nobara estaba al lado de Maki, Inumaki y Panda, quiénes también lloraban, e Itadori estaba sujetando la mano temblorosa de mi esposo. Lo poco que logré conocerlo me pareció un chico con la misma fuerza que yo, teníamos tantas cosas en común que incluso pude sentir esa cercanía que tuve como con Yuuta, o sea que en simples palabras, lo consideré como un hijo.

Kima y Sukuna por fin pudieron reunirse, sin embargo, no podían estar juntos, ya que, mi ejecución estaba cerca y mi destino, por más que intenté cambiarlo, siempre había sido el mismo. El pañuelo que una vez Amanai me regaló, descansaba sobre mi cabeza y llevaba mi cabello atado en una trenza que caía en mi hombro. Mis manos estaban atadas en mi espalda, sin embargo, me deshice de las sogas para lanzarme a los brazos de Satoru, quién no tardó en apretarme contra su cuerpo mientras lloraba con más fuerzas.

—Te amo, te amo tanto que me duele. —susurré—. Sin embargo, no pude cambiar mi destino como tanto deseaste que hiciera, y ahora me enfrento cara a cara a él. Me siento honrada por vivir todo lo que viví, y todo es gracias a ti, Satoru, estoy contenta con la vida que me diste.

Me separé y limpié sus lágrimas con cuidado para luego darle un beso en sus labios; el último. Luego me acerqué a Itadori, quién me miró con sus ojos llenos de lágrimas y sus mejillas rojas. Lo abracé.

—Sé que tu destino es igual que el mío, pero intenta cambiarlo, cueste lo que cueste. Y lo más importante, vive el día a día. Si piensas siempre en que algún día vas a morir, no lo pasarás bien. Aún eres joven, y nadie tiene el derecho de quitarte tu juventud, que pasa tan rápido y es tan efímera. —me separé de él para limpiar sus lágrimas—. Créeme que aunque me siento honrada, aún habían cosas que deseaba hacer, como formar una familia y descubrir más sobre Kima, pero el tiempo pasó tan rápido que no tuve tiempo para esas cosas.

—Kiwa-sensei...

Sonreí con tristeza y luego me despedí de los demás, deteniéndome en Maki.

—Estoy plenamente orgullosa de ti, cielo. Dile a Mai que no se preocupe, porque sé que en el fondo me tomó cariño, a pesar de su actitud reacia a relacionarse conmigo. —me reí un poco aún sintiendo las lágrimas caer por mis mejillas—. Y si algún día logras ver a Yuuta-kun, dile que lo amo mucho y que se cuide.

—Entendido. —intentó sonreír, pero las lágrimas cayeron antes y se dio la vuelta.

Sonreí y me acerqué a Megumi, quién tenía medio rostro escondido entre el alto cuello de su uniforme. Apreté mis labios y lo abracé, sintiendo como poco a poco sus brazos envolvían mi delgado cuerpo. Lloramos en silencio, sabiendo que las palabras no eran tan necesarias. Mi relación con Megumi aumentó mucho, él me consideraba una buena hermana mayor y cuando tenía problemas para entender sus rituales, yo estaba ahí para ayudarle con lo que podía. Sin embargo, yo me iba a ir, y era lo que odiaba, odiaba no poder seguir viendo su progreso.

—Te amo, Megumi. Por favor, sigue creciendo sano y fuerte. Da lo mejor de ti para que en un futuro no te arrepientas de tus actos y siempre, aunque no te guste, salva a los débiles, salva a los que estén a tu alcance, a los que sí puedes salvar. —me separé de él, pero Megumi me tomó en brazos mientras sentía que su cuerpo temblaba contra el mío.

Lo entiendo, sabía que Tsumiki también estaba en un estado vegetal, que también había perdido a su hermanita mayor con la que se crió prácticamente desde que era un niño. Y entendía su sufrimiento por perder a su hermana más grande, de sangre y la que ha estado la mayor parte del tiempo con él.

Kiwa || Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora