°•Epílogo•°

8.3K 776 108
                                    

-¿Qué te pasó en los ojos?

-¿No te gusta? -hizo un puchero.

-Es raro, pero supongo que si lo quieres así, no me puedo quejar. Déjame adivinar -dejé caer mis brazos en la silla mientras echaba mi cabeza atrás-, ¿lo haces para verte más genial entre todos los demás hechiceros?

-¡Eureka! -se inclinó para dejar un beso en mis labios-. ¿Cómo vas con los planos?

-Bien... supongo que la nueva morgue estará pronto lista.

Decidí trabajar como doctora también, pero no estaré en un lugar, sino que seré doctora de batallas. Shoko me enseñó varias cosas del jujutsu de inversión, así que mientras hacía misiones, podía curar a las personas que lo necesitaran. Pero también decidí ayudar Yaga por cualquier cosa.

-Oye...

-¿Uh?

-Ese chico nuevo que llegó... ¿cómo se llamaba?

-¿Tienes mala memoria igual que tu padre?

-Creo que sacamos varias cosas, joder. -me quejé.

-Okkotsu Yuuta.

-¡Ese mismo! ¡Es un amor de persona! En verdad lo quiero como un hijo.

-Es mi familiar lejano, así que es tu familia también, señora Gojo.

-No me digas señora, idiota, que estemos casados no significa que no siga siendo una señorita.

Él sonrió, pero no me gustaba no poder ver sus ojos gracias a aquella venda blanca que los cubría. Reímos un poco de la nada, pero esas risas cesaron cuando recordamos la batalla que estaba por venirse.

-Llámame cuando lo veas.

-Recibido.

[...]

Mi celular comenzó a sonar y lo tomé enseguida para llegar al KFC de siempre. Mis ojos se abrieron en demasía al ver a Suguru apoyado en la muralla y sosteniendo, en un vago intento, la sangre que caía de su brazo izquierdo inexistente.

-Geto...

-Kiwa. -sonrió.

Apreté mis labios.

-Felicidades por su matrimonio.

-Ah, gracias.

Hubo un silencio un poco incómodo, pero no dudé en lanzarme a él para abrazarlo con suavidad y llorar.

-Tonto...

Él rió un poco y dejó un beso en el hueco de mi cuello. Aunque oliera a sangre, el olor de su perfume se podía sentir y una ola de recuerdos llegó a mi cabeza, haciéndome sentir más culpable de no haber hecho algo, pero era su decisión, algo de lo que no podía intervenir, pero que hoy había llegado a su final.

-Te quiero tanto, Kiwa.

-Y yo a ti. -me separé de él para sonreírle-. Gracias, por todo.

No quise ver cuando Satoru acabó con su vida, así que volví a la academia antes que él.

-¡Kiwa-sensei! ¡Yuuta no despierta! -gritó Panda.

Me acerqué rápidamente a ellos y me puse de rodillas para verificar sus pulsaciones, pero sonreí cuando abrió los ojos.

-Bienvenido, Yuuta-kun. -le sonreí.

-¡S-sensei, está llena de sangre! ¿Usted también peleó? -se puso de pie abruptamente a lo que le regañé.

Kiwa || Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora