-Kiwa-
Un golpe, otro golpe, y caí al suelo, empapada de sudor. La respiración se fue de mis pulmones un momento, así que tuve que ponerme de rodillas e inclinar mi torso hacia delante para toser con ganas. Podía sentir la intensa mirada de Gojo sobre mí.
—Tus reacciones son muy lentas.
Me puse de pie algo adolorida, pues había dado en puntos que claramente hacen daño y te quitan cierta energía. Lo analicé una vez más, ya había sido proclamado el más fuerte, desde que él nació se sabía que Gojo iba a ser el único que podía conseguir un balance en el mundo de las maldiciones y humanos, según lo que me dijo Geto. Pero yo solo veo una actitud arrogante, una actitud de qué me importa el mundo, me salvo yo. Y yo iba a hacerle cambiar de parecer, aunque el día que caiga, yo no estaré ahí para él.
Me puse en posición de pelea y él sacó sus manos de sus bolsillos de sus pantalones holgados y me sonrió con grandeza.
—Estás loco.
—Ajá.
Se lanzó hacia mí sin avisarme, así que frene su puño con mi palma y luego di una vuelta sobre mí para llevar mi pierna izquierda a su costado izquierdo y darle un golpe, pero mi pierna ni lo tocó, así que di un salto cambiado de pierna y empujé su pecho con la punta de mis zapatillas. Ahora estaba a la defensiva, cosa que debía aprovechar. Mi puño viajó a su pecho, y cuando él creyó que iba a darle ahí, en un rápido movimiento subí mi puño y le pegué en toda su mejilla. Sin darle tiempo, apoyé mis manos en el suelo y mis piernas se movieron con rapidez para botarlo, pero él me atrapó con sus manos colocándolas en mi cintura y arrastrarme con brusquedad hacia su cuerpo.
Nuestras respiraciones estaban muy agitadas, y el flequillo de su blanco cabello me hacía cosquillas en mi frente. Le sostuve su mirada hasta que él la desvió, pero no se quitó de encima mío, pues estaba sentando en mi cintura manteniendo sus piernas a mis lados; estaba atrapada.
—¿No me dirás nada, orgulloso?
Él chasqueó su lengua.
—Así que dices cosas cuando hacen algo mal, pero no felicitas cuando hacen algo bien. Eso sí que es ser orgulloso, Gojo. Decir que una mujer es más fuerte que tú no tiene nada de malo.
—No eres más fuerte que yo.
Sonreí y llevé mi mano a su nuca, enredando mis dedos en sus finos pero abundante cabello. Lo atraje hacia mí y me incliné un poco para llegar a su oreja.
—¿O es que te pone pelear con una mujer, Gojo Satoru? —le susurré mientras escuchaba la risa de Kima en mi cabeza. Me alejé de él viendo cómo sus ojos brillaban y estaban más grandes, sus mejillas levemente rojas y eché mi cabeza hacia atrás para soltar una carcajada orgullosa—. Oye ya, pesas mucho.
Él me miró confundido.
—¿Segura que sigues sin resaca?
—Oh, yo estoy muy bien.
Él se levantó de encima mío y me puse de pie con lentitud, para no marearme.
—Entrenamiento terminado.
—Vale, capitán.
Tomé mi toalla y la puse en mi cuello para ir a mi habitación y cambiarme de ropa, pero antes moría por darme una ducha. De lejos pude ver a Geto y sonreí como una niña para ir a recibirlo.
—Bienvenido.
—He regresado. —pasó su mano por su cuello—. Agh, esta misión me dejó algo tenso.
—Puedo hacerte un masaje si quieres.
Él me miró y lo tomé de la mano para llevarlo a mi habitación.
—¿En serio?
—Sip. —sonreí—. En el orfanato habían distintos talleres, no eran obligatorios, pero a mí me llamó la atención uno que era de mesoterapia. Así que aprendí diferentes cosas ahí y me siento capacitada para dar un masaje. ¡Justamente compré una crema el otro día! Es con olor a sandía.
—Qué linda.
Me sonrojé cuando escuché a Geto, pero él simplemente me sonrió con las mejillas rojas. Llegamos a mi habitación y le pedí que se acostara boca abajo en mi cama.
—¿Estabas entrenando con Satoru?
—Sí —le respondí mientras buscaba mi crema—, así que estoy media lenta. Aunque logré darle un par de golpes, pero me ganó. Supongo que con el tiempo iré mejorando para ganarle. —sonreí mientras me acercaba a él y me hacía un espacio en la cama.
Le hice una coleta para que no me molestara, así que le pedí que se sacara la parte de arriba de su ropa y me obedeció. Su ancha espalda quedó a mi vista y evité a toda costa ponerme nerviosa para poder hacer mi trabajo bien.
—Ah, Kiwa. —su voz sonaba ronca y adormilada.
—¿Si? —le pregunté mientras le hacía masaje en las zonas que sentía alguna tensión.
—Yaga-sensei quiere hablar contigo.
—Uh, entiendo. Iré después de esto.
Luego de no sentir ninguna tensión más, me bajé de la cama para acercarme al rostro de Geto; se había quedado dormido. Sonreí y me fui a bañar para luego cambiarme ropa e ir a conversar con Yaga. Entré a la oficina que ya conocía de memoria y me acerqué al director para sonreírle un poco.
—Te veo más feliz.
—Supongo.
—A Satoru y Suguru les he dado una misión, sólo irán ellos dos, pero quiero que tú los acompañes.
—¿Puedo saber por qué?
—Tu técnica puede ayudarles bastante cuando suceda alguna emergencia.
—Yo no tengo un control total de esa técnica, Yaga-san, puede que mis rituales ni caso me hagan. Hace una semana, estuve leyendo sobre los shikigamis, y entendí más o menos, pero...
—Tranquila, si son tus creaciones y das una orden, te van a obedecer.
—Entiendo. ¿Cuál es la misión?
—Deberán hacer de guardaespaldas del recipiente del señor Tengen.
—Uh, entiendo.
Me preguntaba cómo era el señor Tengen o quién era su nuevo recipiente. Dando una reverencia, me retiré de la sala, pues debía descansar si mañana iba a ir a una misión con estos chicos. Estaba emocionada, sin embargo, mi sexto sentido me decía que algo iba a ocurrir, y ese algo no me daba buenas vibras.
ESTÁS LEYENDO
Kiwa || Gojo Satoru
Fanfiction"Le dije que si algún día él se desmoronaba ante alguien, no iba a sentir nada, pero cuando lo vi los ojos antes de caer inconsciente, lo sentí todo". -Kiwa. "Aunque sea tu verdugo, vive, Kiwa, te lo ruego". -Satoru. 🦋 Novela basada en la adolescen...