°•Capítulo 16•°

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-Kiwa-

Luego de unas horas, por fin volvíamos a tener a Kuroi con nosotros. Ahora íbamos camino a la playa, mientras yo iba sacándole fotos a todo lo que me llamaba la atención; parecía una verdadera turista. Eran las una de la tarde, así que íbamos a estar aquí por un rato para luego irnos a comer y volver a la escuela de Tokio, así que era un buen plan, aunque el tiempo era mínimo.

Cuando mis pies hicieron contacto con la cálida arena, sentí mis ojos brillar y mis mejillas calientes de la emoción. Nunca había visto la playa, y escuchar el sonido de las olas reventar en la orilla causaron que soltara un gritito de emoción. Sin importarme quien estuviera al lado, le tomé de las ropas y alcé mi mirada para encontrarme con los ojos celestes de Gojo, él me miraba confundido, pero no quitaba sus ojos de mi rostro ante mi emoción.

—¿Nunca habías venido a la playa?

—¡Claro que no! Toda mi vida la pasé encerrada en ese orfanato! Creo... creo que estoy tomándole sentido a la vida.

Bajé la mirada avergonzada. Antes pensaba mucho en la muerte, en los distintos suicidios que podía cometer y que mi vida aquí no valía nada. Sin embargo, luego de todo lo que me sucedió hace unos meses atrás y de llevar a una reina dentro de mí, me hicieron abrir los ojos ante la realidad y crueldad del mundo exterior. Salí de mi estado de trance cuando sentí una mano posarse en mi cabello y desordenarlo. Alcé mi mirada para encontrarme con Gojo mirando hacia otro lado.

—Entonces disfruta este día.

Me dieron ganas de lanzarme hacia él para darle un gran abrazo, pero mi orgullo me gano y de seguro me quitaría de encima. Nuestra relación todavía es como el perro y el gato, pero sé que es así, sin embargo, aquella conversación que tuve con él ese día bajo las estrellas, me persigue, y sé que no será fácil llegar a tener un grado de confianza que quizás tenga con Geto.

Con una tímida sonrisa, me acerqué al mar para que el agua bañara mis pies. Y corrí cuando una ola reventó y luego el agua se devolvió para volver a su cause. Me quité la camisa de flores que llevaba para quedar con sólo mi traje de baño y corrí hacia Geto para que me cuidara mis cosas.

—¿Sabes nadar? —lo miré sobre mi hombro, pues ya iba camino hacia el mar. Negué—. Puede ser peligroso, aunque no hay tantas olas, intenta mantenerte en la orilla.

—Claro. —sonreí agradecida ante su preocupación, pero alguien no tenía planeada mi seguridad.

Grité cuando Gojo me cargó como un saco de papas, mientras que Amanai reía.

—¡Gojo, idiota, déjame en el suelo!

—¿Estás segura? —me preguntó, estábamos en el agua, varios metros dentro, Geto estaba en la orilla, preparado por cualquier cosa.

—¡No sé nadar!

—¡Pues qué pena!

Me soltó y caí al agua, asustada de que mis pies no alcanzaran, pero cuando logré emerger, el agua me llegaba hasta la cintura y la risa de Gojo resonó en mis tímpanos.

—¡Maldito, te mataré!

Corrí tras de Gojo mientras le tiraba unas cuantas bolas de arena que iba formando por el camino. Se detuvo en seco, provocando que chocara con su desnuda espalda y se dio la vuelta para tirarme una cantidad de agua que casi me ahoga.

—¡Satoru, en verdad eres de lo peor!

El agua estaba tan salada que me dio asco. Al no escuchar risas de Gojo, alcé mi mirada.

—¿Qué ocurre?

—Me dijiste Satoru.

Abrí mis ojos, nerviosa y sorprendida.

—A-ah, ¿en serio? —me agache un poco para dejar que el agua cubriera mi cuerpo.

—Como tu verdugo, te ordeno que me llames así desde ahora.

—¡¿Eh?! —por gritar de esa manera, un poco de agua entró a mi boca y me atragante.

Gojo rió y se sentó a mi lado, ambos estábamos con nuestros cuerpos en el agua.

—Kiwa...

—¿Uh? —lo miré esperando a que me dijera algo, pero el grito de Geto diciendo que ya teníamos que irnos ocasionó cierta tristeza en nosotros y en Amanai, quien estaba a unos metros de nosotros.

Salimos del agua.

—¿Ya es hora de irse? —preguntó Amanai con tristeza.

Gojo le dio una miradita. Sin embargo, ese sentimiento de celos nuevamente creció dentro de mí.

¿Estás celosa, mocosa? No me lo creo. —la profunda y seductora voz de Kima sonó en todo mi cerebro—. Ese idiota no es más que eso, no vale la pena, además, cuando yo tenga la oportunidad de tomar el control de tu cuerpo, será al primero que mate.

La ignore.

—Suguru, volvamos mañana por la mañana.

—Pero...

—El clima está genial. Además, en Okinawa a diferencia de Tokio, aquí hay menos gente maldita.

—Gojo —me crucé de brazos—, no estamos aquí para jugar. Deberías tomarte este trabajo más en serio.

Maldición, a veces pienso que Kima es la que se apodera de mi consciencia. Él me miró de mala manera, pero luego se separó de nosotras para hablar con Geto, así que me acerqué a Amanai.

—Kiwa-chan, ¿puedo preguntarte algo?

—Claro.

—¿También tienes un destino parecido al mío?

Apreté mis labios.

—No, el tuyo es mucho mejor. Yo soy el recipiente de Kima, la reina de las maldiciones, mi destino es la muerte. —ella llevó sus manos a su boca—. Pero tranquila, elegí la opción que más alargaba mi vida, aunque claro, tengo a mi verdugo justo enfrente de mis ojos, y es un idiota, así que creo que en algún momento se le olvidará. —me reí con amargura—. Haré lo posible para librarme de este destino, y si es posible, ayudar a más gente que pase por algo similar, aunque claro, lo veo difícil.

Me puse de pie y tendí mi mano para que ella la aceptara.

—Ya tengo mi propósito de vida, así que estoy tranquila, dentro de todo.

Amanai me abrazó y yo no tardé en corresponderle a su abrazo. Ella se sacó su pañuelo de la cabeza y lo puso en mi cabello con una pequeña sonrisa.

—Listo, este pañuelo será una promesa: si una de las dos llega a morir un día, nuestro propósito de vida siempre será proteger a los más débiles y vivir, vivir por la otra.

Sonreí y junté su meñique con el mío.

—Lo prometo, pequeña.

—¡Hey, mocosas, nos vamos!

Amanai y yo nos tomamos de las manos y seguimos a los chicos para seguir disfrutando de este día el cual no quería que acabara nunca.

Subo otro porque sí y porque ya llegamos a las mil vistas.

En verdad les agradezco mucho por el apoyo de esta novela. Decirles que sus comentarios me alegran bastante el día.

Y eso, les mando un corazoncito coreano a todos ustedes.

¡Mil gracias! ♡

Kiwa || Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora