capitulo 5: segundo día en la isla

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Hola queridos lectores, lamento no haber publicado, ultimamente he estado ocupada pero este retraso no se volvera a repetir. Como compensacion les publicaré el capítulo 6 mañana. 

disfrútenlo :)

Cuando bajé a desayunar el día siguiente— porque Haley me obligó— muchas miradas se posaron sobre mí. Me agaché un poco para rehuír las miradas de los extraños pero ni así lo lograba. El comedor era grande, sin embargo no todos desayunábamos al mismo tiempo, veía otros cuantos afuera jugando o ejercitando. No sabía dónde sentarme, lo peor era que no había mesas vacías, todos se sentaban juntos, chicos de todo tipo con distintos rasgos y formas de ser pero todos se veían muy cómodos unos con otros, parecían conocerse de siempre. 

— ¡hallo meisie!— me gritó un chico negro que se encontraba cerca de mí, el joven tenía rastas aunque no muy largas, le llegaban al hombro. Me sonrió enormemente y me ofreció la mano, dudé antes de tomarla— soy Sirhan.

— Le... Maighread— dije pero sin sonreír.

— ¡vaya! ¿Escocés?— preguntó con un repentino interés. Asentí.

— ¿me enseñas el idioma?

Hace unos años que no hablaba mi idioma natal, sin embargo lo recordaba a la perfección, aunque aquí casi nadie hablaba su lengua natal sino el inglés.

— No es un idioma tan interesante— me excusé.

Sirhan se encogió de hombros. Señaló con la cabeza una mesa rodeada de gente.

— Ven con nosotros— ofreció.

— Quería estar sola— confesé.

— Vamos— puso una mano en mi espalda lo cual me hizo soltar un respingo y me empujó suavemente hasta la mesa.

— ¿No me escuchaste?— solté irritada.

— No mordemos— aseguró.

Sin embargo su afirmación no me parecía del todo segura. Esta gente era como yo pero aun así sentía que había un mundo de diferencia entre nosotros. En casa solía sentirme segura y confiada pero aquí me sentía tan fuera de lugar que no podía comportarme como siempre.

— Hey, chicos, tenemos compañera nueva— anunció Sirhan. Los chicos me miraron de arriba a abajo, unos sonrieron, otros exclamaron "¡hola!" Y otros me vieron con curiosidad.

Me hicieron un espacio entre dos personas para que me sentara, ahora si me pareció grosero rechazarlos pues no pensaba hacer que todos me odiaran aunque si esa fuera una alternativa para irme de aquí podría hacerlo, aunque ni si quiera así me liberarían. Fruncí los labios, esa fue la única muestra que día de mi incomodidad, entonces empezaron las preguntas.

— ¿de dónde...

— Escocia— me apresuré a decir «siguiente» quise ordenar.

— Se nota— dijo una chica rubia y pálida.

— ¿ah?

— tu cabello rojizo, es un rasgo distintivo, y los ojos...

— no le crean a los clichés— dije molesta— allá en Escocia pude ver de todo. De hecho si te viera y a juzgar por tu acento diría que eres una rubia hueca de alguna parte de Norteamérica.

— Canadiense— dijo entre dientes— no quise decir...

— Lo entiendo— dije sin importarme su enojo.

— ¿qué tal el primer día?— preguntó un joven de cabello café y piel bronceada— por cierto, soy Raúl, de México.

PAAG no había tenido con niños de una zona del mundo, no, arruinó la vida de muchos niños en todo el mundo.

Un poder para el malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora