Capitulo 20: De nuevo en la isla

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Después de que la jugada maestro acabara fuimos transportados a la isla inmediatamente. A penas fui consciente de todo, un día estaba atrapada en una mina temiendo no volver la luz del día y el otro ya me llevaban a la isla para ser hospitalizada. Durante días no quise enterarme de nada, solo pensaba en la mina y sus escombros sobre mi cuerpo, pensaba en como la explosión descuartizo los cuerpos de Thomas y Ciprian, la obscuridad me engulló durante lo que creí fueron meses. Despertaba agitada en la noche temiendo encontrarme dentro de la maldita mina pero la única obscuridad a mí alrededor era la de la noche, y estaba feliz por ello.

Ahora prendía una luz para dormir pues estar a obscuras me recordaba ese momento. Pero yo no era la única que resultó afectada. Zach se rompió varios huesos y tuvo graves quemaduras, por suerte logró sobrevivir y curó hasta el punto de estar casi ileso, lo mismo fue para Onur sin embargo Angelique quedó con parte del rostro desfigurado por lo cerca que el fuego tocó su pómulo.

Hicieron un funeral para Ciprian, Thomas y Laura. Después de eso los tenientes juraron que jamás nos harían otra Juagada Maestra tan costosa y peligrosa después de lo sucedido, sería un juego más estricto.

Deseé alegrarme más por la victoria del equipo, por el momento en el que Zach y Annelisse recibieron el trofeo por ganar el juego pero después de la explosión aquello fue insignificante para mí. Tan insignificante que me hartaba ver como los otros OMG que no fueron al juego o que los eliminaron nos felicitaban y celebraban la victoria, hicieron unas cuantas reuniones y fiestas nada comparadas con las de Nueva York pero era algo.

Ya que habíamos llegado a la isla Zach y yo por fin pudimos tener una relación de verdad: salidas, regalos, cariñitos y besos... incluso más que besos. Estaba demasiado feliz por ello, lo amaba mucho. Como ya no estábamos en la tensión del juego Ditt volvió a ser mi amigo sin importar que estuviera con su mejor amigo, de nuevo éramos los cuatro amigos.

En los últimos meses de clases nos dedicábamos a estudiar cosas más avanzadas, lo principal era entrenamiento pesado y manejo de armas y artes marciales. También vimos ciertas cosas de derecho, anatomía, primeros auxilios. Pero la clase que sin duda fue la más impactante era la de manejar nuestros sentidos como OMG. Primero que nada estaba la fuerza, ver donde llegábamos, hicimos varias pruebas y los más fuertes pudieron romper una pared de metal grueso, eso era demasiado. En el aspecto del oído podíamos escuchar sonidos a casi un kilómetro de distancia, lo mismo con el olfato, el truco era centrarte en lo que querías buscar y así tenías más claro el objetivo. La vista fue de los más difíciles junto con los otros dos pues se trataba de adaptar tu vista a la obscuridad, casi como un gato, logré hacerlo. Para explotar nuestra rapidez nos hacían dar vueltas a toda la isla, pudimos dar dos en menos de dos horas.

Así comprendí como hace casi un año había derrotado al grupo de pandilleros, los humanos eran mil veces más fáciles que luchar contra un OMG. Por haber podido ver en la obscuridad los ataqué sin que se dieran cuenta, aun con tacones de quince centímetros cui rápido, el sonido de las balas cruzando el aire me hizo esquivarlas y la fuerza... esa fue la cereza del pastel. Nada mal para una chica con hemofilia.

A mediados de mayo, dos meses después de la jugada maestra, volví a tener mis sesiones con Jeff McClain. Esa tarde me dijo algo importante.

— ¿Sabes lo que ha considerado Haley sobre lo que pasó en la Jugada Maestra?—me preguntó, adivinando que yo no sabía nada— hará más difícil el juego y con mucha seguridad, de nuevo será en chile, nada de ciudades rusas abandonadas... además los OMG menores perderán más libertades. Todo por el desastre que causaron los lunáticos.

—Si es así me alegro de que ya vaya a graduarme—bromeé.

Él me miró con severidad.

—pero no va a terminar cuando te gradúes ¿Sabes a donde te enviarán?

Un poder para el malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora