Días después de mi traumático secuestro nos instalamos rápidamente en el oeste con tal de llevarle ventaja a Onur. George nunca le mencionó que nos podríamos ocultar en el oeste, solo dijo que estábamos en el norte y que Zach planeaba atacar a Onur partiendo desde el norte y el este para llegar por dos puntos separados al sur. Creíamos que estábamos a salvo, claro que eso no podía durar mucho, si Onur se decidía a atacar e iba a donde estábamos descubriría que ya no nos encontrábamos en el edificio por lo que iniciaría una búsqueda obsesiva.
Sin embargo sabíamos que eso no pasaría, al menos no ahora. Después de que volví con mi equipo los tenientes emitieron la orden de una sanción para el equipo de Onur por tortura. No podían atacarnos en un lapso de tiempo de un mes, si lo hacían eliminarían a los responsables del juego. Así que hasta mediados de enero se reanudarían los combates.
Mientras esperábamos muchas cosas sucedían en mi vida. Los demás pensaban en acomodarse y planear ataques, entrenar y destruir a los otros soldados; yo pensaba en cómo lidiar con mis sentimientos por Zach, cada vez que lo veía... se me disparaba el corazón. Y por si fuera poco en los últimos días Ditt solía estar más cercano a mí, siempre fuimos amigos pero ahora sentía algo diferente y no sabía que era. Pero ahora estaba enfocada en Zach, era su cumpleaños y recordaba haberle comprado un regalo sin embargo no estaba segura de querer dárselo.
Saqué el collar que le compré de mi mochila, Ming llegó justamente en ese momento a nuestro cuarto. Intenté guardar el collar pero ella ya lo había visto.
— ¿Y ese collar?—preguntó con una ceja alzada— no se ve muy femenino.
Suspiré.
—No es mío—confesé a duras penas.
— ¿A caso te lo dió un chico? ¿Alguien de Nueva York?
—se lo compré a Zach para su cumpleaños esa vez que vinieron a la isla los del mercado ¿Feliz?
— ¡Uyy!¿Te gustaba desde el verano?
— ¡Cállate!—ordené, hablaba muy fuerte.
— ¿Te gustaba?—preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.
—recuerda que cuando lo conocí pensaba que era creído y egocéntrico, después se volvió mi tutor y me gustaba golpearlo... siempre lo ví como un creído pero me agradaba, y apenas hace poco me dí cuenta de que me gusta. Yo no diría que, me gusta desde hace tiempo— me encogí de hombros.
— ¿Y le darás ese regalo?
—no lo sé...
— ¡Nada de no lo sé!—me regañó— es la oportunidad perfecta para decirle lo que sientes.
Apreté los puños a los costados, aun sosteniendo el collar.
—no lo sé, estará hoy con sus amigos y creo que los preferirá a ellos que a mí...
— ¡Ni de chiste!— Ming se calló, abrió la boca de nuevo pero la cerró, parecía que quería decirme algo pero se acordaba que debía mantener ese secreto— solo búscalo.
Dicho esto mi amiga salió de la habitación. Me quedé debatiéndome si debía buscar a Zach, darle el obsequio y confesarle que lo quería. Me contradecía mucho en mi mente pero al final decidí salir de la habitación e ir tras Zach.
Al principio no lo ví donde se juntaba a hablar sobre jugadas con los otros soldados, fui a los almacenes de comida, en la parte trasera del edificio. No lo veía en ningún lugar, comenzaba a estresarme por no verlo, en serio quería verlo. Y como si Dios hubiera escuchado mi plegaria lo ví venir junto con Ditt y Michael. Parecía que se iban a la terraza, a vigilar seguramente, me apresuré a alcanzarlos, Ditt logró verme por lo que se detuvo con una sonrisa en los labios.
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Un poder para el mal
Aventura¿Qué pasaría si un día descubrieras que no eres quien creías ser? Maighread Ulster es una adolescente que cree vivir una vida normal en un mundo normal sin embargo a la edad de once años es obligada a escapar de su hogar y a refugiarse en Nueva York...