Hola queridos lectores, perdon por el retraso (aunque sea no fue como el de la otra vez XD) pero aquí esta ya el capítulo y el siguiente ya se está escribiendo solo que he estado ocupada con otros proyectos. bueno, disfrútenlo
Había pasado un tiempo desde la clasificación para la jugada maestra, dos semanas para ser exacta. A pesar de que las clasificaciones eran tema pasado los OGM seguían emocionados y no dejaban de hablar sobre lo buena que iba a estar la competencia. Yo no sabía nada, solo sabía que me habían elegido a pesar de ser una novata, mucha gente estaba en desacuerdo, Sirhan me había enterado de eso aunque no con mala intención simplemente a veces era demasiado sincero. A pesar de eso, apreciaba que no se rindiera conmigo y mi conducta sangrona, por eso dejé de ahuyentarlo como al resto de los demás y tratarle bien. Lo mismo hice con Zach, Ditt y Ming; no eran malos chicos, agradecía que no me miraran como a una criatura exótica o algo así.
Este día no era precisamente bueno, creo que debería causarme más emoción mi decimoséptimo cumpleaños pero tomando en cuenta que estaba en una isla apestosa a la cual desgraciadamente me estaba acostumbrando—incluso a su olor— alejada de mi familia... eso era simplemente terrible. Este cumpleaños lo iba a pasar en soledad, de todas formas dudaba que alguien supiera que era mi cumpleaños, ni siquiera Zach o Ditt lo sabían. Toda la mañana me la pasé en mi cuarto como un león enjaulado, pero después me harté de estar encerrada pues mis pulmones me suplicaban por aire fresco. Antes de salir me inyecté mi tratamiento y me preparé para ir a entrenar, aunque sea ya tenía mi uniforme de entrenamiento que consistía en una camisa azul cielo con las siglas de PAAG grabadas y un short azul obscuro. No sé porque imaginé un uniforme de soldado, quizá después lo usaríamos pero por ahora éramos aprendices.
Salí de la habitación convenciéndome de que este día no iba a ser tan malo, empezando porque cada vez que pasaba por algún lugar las miradas curiosas o desdeñosas de los otros OGM se posaban en mí. Yo nunca había sido una persona insegura, podía darme el lujo de caminar erguida y con confianza donde fuera que estuviera, debía admitir que mi físico captaba miradas pero nunca había sentido esas miradas que solo los OGM podían dedicarte. A pesar de eso no me permití agachar la mirada o la cabeza, simplemente hice como si mirara al frente buscando un objetivo en lugar de dedicarles una mirada a los demás. Cuando entré al gimnasio las miradas insistentes se perdieron y me sentía a salvo, había tenido que acelerar el paso para escapar más pronto.
En el gimnasio simplemente me dediqué a hacer sentadillas, lagartijas, saltar la soga y practicar posiciones de defensa y ataque. Después del calentamiento y el entrenamiento para mejorar mi condición y resistencia—debo agregar que el entrenador me hizo dar vueltas a la pista— decidí golpear el saco de box, esta vez con las manos vendadas. Tuve cuidado de no hacer movimientos muy bruscos en vano que pudieran causarme alguna lesión, debía ser concisa en cuanto a los golpes y movimientos. Según el entrenador tenía fuerza y habilidad pero me faltaba la técnica. Zach se había encargado de ayudarme en estas semanas pero creo que al final terminábamos peleando o jugando y al final no siempre tenía días productivos.
Estaba sudada, un poco cansada y sedienta pero algo en mi interior no me dejaba parar, quizá la necesidad de estar ocupada todo el día, el problema era que ni siquiera un OGM podía soportar un día entero entrenando, quizá más de seis horas seguidas pero no un maldito día.
No sabía bien cuanto tiempo llevaba entrenando pero me era imposible saber si quiera si habían pasado unos minutos u horas, estaba perdida, mi mente vagabundeaba en busca de una distracción. Esta era mi distracción, no quería hacer nada más que desquitarme con algo y olvidar todo por un momento. Mis manos dolían un poco, sentía que en cualquier momento empezarían a sangrar y eso podría detenerme sin embargo ni siquiera eso me preocupaba, el sudor escurría por todo mi cuerpo, mis músculos iban a arder dentro de unas horas y mi cabeza seguiría perdida en lo más profundo de mis pensamientos.
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Un poder para el mal
Pertualangan¿Qué pasaría si un día descubrieras que no eres quien creías ser? Maighread Ulster es una adolescente que cree vivir una vida normal en un mundo normal sin embargo a la edad de once años es obligada a escapar de su hogar y a refugiarse en Nueva York...