XIX: Corazón roto

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Advertencia: capítulo con contenido violento explícito.

Atsumu escupió sangre. Pensó que su interior había sido reventado, el pecho le ardía y su labio estaba matándolo, roto a más no poder.

Ni en su peor momento, que había sido dos años atrás, cuando Runa por primera vez se molestó con Osamu al punto que utilizó al rubio para dañarlo, había sufrido tanto.

No solo había perdido a Osamu, sino también a Kiyoomi, la única persona en el mundo además de Kita y su hermano, que sintió que de verdad lo apreciaba. No lo malentiendan, se sentía muy bien con su antigua división, pero hay personas que no se sienten a gusto tan fácilmente, y Atsumu era de ellas.

Sólo había logrado encontrar un poco de paz con Kenma, y él también había sido apaleado a más no poder.

El universo le estaba dando un golpe tras otro y él ya estaba demasiado cansado para luchar.

"Parece que Miya no es nada sin su hermanito y su papi." Se burló un gendarme, sosteniéndolo por el cabello. Pasó sus sucios dedos por la mandíbula perfilada de Atsumu, deteniéndose en su barbilla. "Voy a divertirme contigo, pero no ahora. Ya tendremos tiempo." Dijo, dándole un golpe en las costillas que lo hizo encogerse.

Sachiro estaba aún de pie, esquivando y dando algunos golpes, pero se estaba cansando. Sus nudillos estaban rotos y sangraban, sus brazos ardían del cansancio, su pecho subía y bajaba agitadamente. Su corazón latía tan rápido que pensó que se perforaría con una de sus costillas, y sus piernas pronto le pedirían perdón por no poder mantenerlo más en pie.

Seguía luchando. Porque se culpaba constantemente por la muerte de Hoshiumi. No había podido salvar a su compañero. No había podido cumplir el único propósito en su vida.

Nuevo compañero, nuevo propósito. Pero ni siquiera había logrado enlazarse bien con Kiyoomi cuando se lo arrebataron también.

"¡Maldición!" Sachiro soltó un grito desgarrador. Estaba desquitándose con los gendarmes, acababa de golpear a uno rompiéndole la nariz. Y al notarlo, los que estaban con Atsumu y Akaashi fueron contra él.

Akaashi estaba demasiado débil. Con su metro ochenta, de por sí era delgado. No estaba tan bien formado como Atsumu o Sachiro, pero no era débil tampoco. Eso había cambiado los últimos días. Había comido tan poco que había perdido el conocimiento dos veces desde la noche anterior.

Bokuto-san.

¿Por qué tuviste que irte?, pensaba, con la mirada perdida.

Tal vez te cansaste de mis juegos estúpidos. Yo también me hubiese cansado de mí mismo.

"¡No! ¡Dejen a Akaashi en paz!" gritó Sachiro, viendo que se acercaban al cuerpo colapsado de Akaashi. "¡Animales de mierda, van a matarlo!"

¿Por qué me dejaste?

"¿Cómo querría matar a un niño bonito como éste?" el gendarme se puso de cuclillas, y sostuvo el rostro pálido de Akaashi entre sus sucios dedos.

Deberías estar a mi lado. Yo siempre estuve al tuyo.

"¡Atsumu!" gritó de nueva cuenta Sachiro, viendo que el gendarme de verdad tenía intenciones de abusar de Akaashi.

"No puedo moverme." Respondió Atsumu, a duras penas. Todo su cuerpo pesaba y el dolor en sus costillas iba a matarlo. "Lo siento, Akaashi, lo siento..." dijo, entre sollozos.

Creo que esperé demasiado de ti.

"¡Maldita sea, Akaashi, pelea!" Sachiro ya había caído, pero seguía tratando de llegar a él. Aunque los tres estaban igual de lastimados, a Sachiro lo movía un odio descomunal, pero a los otros dos chicos no los movía lo mismo.

¿Cómo podría pelear? Estoy muriendo, Bokuto-san. No puedo pelear más.

"¿Escuchas como grita tu amiguito? No te preocupes, también le daré lo suyo." Habló el gendarme, tomando a Akaashi entre sus brazos para ponerlo en su regazo.

Runa tenía razón, Bokuto-san.

Akaashi estaba perdiendo el conocimiento completamente. Apenas y oyó el estruendo.

"¡Kaashi!" el grito se oyó lejano, no pudo diferenciar la voz.

Sí estoy perdido sin ti.





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『 fighters ; haikyuu 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora