XX: Caprichos

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Suna había sido salvado por Tadashi, quien en cuestión de segundos había eliminado al gendarme que lo llevaba sin ser detectado, y se lo llevó a una de las camionetas donde estaba parte del escuadrón. Y léase parte, porque los chicos de la prefectura de Miyagi estaban en ciudad Haiba, pues no eran necesarios para la misión.

Lloró como un idiota abrazado a Osamu. Lo maldijo treinta veces y, como si fuera poco, lo besó frente a todos sin importarle nada.

"¡Te odio! ¡Con toda mi alma! ¡Me repugna tu pura existencia!" decía, entre besos y sollozos. Los demás habían apartado la mirada por puro respeto pero iban a morir de risa. "¡Joder, Osamu, te odio tanto!"

"Estoy bien, Suna, en serio, no llores." Rió Osamu, entre sollozos al verlo así. Le sostuvo ambas mejillas.

"Tenemos que buscar a los demás, van a matarlos, Samu. Kenma está demasiado dañado, tenemos que sacarlos de aquí." Dijo Suna, volviendo en sí, y calmándose. Kuroo se acercó a paso rápido.

"¿Qué le hicieron a Kenma?" preguntó, sacado de sí. Kameko miraba la escena, esperando que Suna respondiera.

"Runa jugó tiro al blanco con él."

Kuroo sintió su corazón hacerse añicos. Volteó a ver a Kameko con ojos llorosos, y ella dirigió la mirada a Hatsu, quien lo miraba con el ceño fruncido.

"¡Voy a sacarlo ahora, y tendrán que matarme si quieren detenerme!" dijo, totalmente encolerizado, tomando su arma y plantándose frente a Hatsu, quien estaba de pie en la puerta de la camioneta. "Aparta." La voz de Kuroo salió gruesa e intimidante. Tenía los dientes apretados y sostenía el mango de su arma con fuerza.

"Jódete." Le respondió Hatsu, cruzada de brazos y mirándolo fijo.

"¡Apártate, Hatsu!" gritó, haciendo a algunos sobresaltarse, pero Hatsu no se inmutó.

"Sabes perfectamente que no puedes hacerlo. Runa no se va hasta la mañana, y a esa hora entraremos. Sacamos a Rintaro por pura información." Dijo, seria y rodando los ojos. "Deja de hacer una pataleta y cálmate."

Kuroo apuntó a la cabeza de Hatsu, y ésta soltó una risa. En un segundo, Sadashi, Maya, Amaya, Tadashi y Katsumi le estaban apuntando a Kuroo.

Bokuto apuntó a Katsumi, y de igual manera, Terushima, Osamu y Sakusa apuntaron a las chicas.

"Tetsuro." Llamó Kameko, haciendo que su hermano menor la viera. "Ese fue el trato."

Se sostuvieron la mirada unos segundos, hasta que Kuroo no pudo soportar más el nudo en la garganta.

"¡Maldita sea!" gritó Kuroo, dejando de apuntarle a Hatsu y golpeando la pared de la camioneta.

"Voy a encerrarte por insubordinación cuando volvamos." Dijo Hatsu, mirándolo con el ceño fruncido.

.

Habían tenido que esperar mucho, pero unas horas luego de que Runa se fuera, estaban dentro.

Kuroo corrió junto con Terushima a la enfermería, pues según Suna, ahí estarían Hana y Kenma. Rintaro no entró, negándose a entrar a ese edificio de nueva cuenta, dejándole la misión a las recién conocidas y a los chicos.

Kuroo derribó la puerta de la enfermería con facilidad, y la escena que encontró lo dejó helado.

Kenma, su pequeño compañero, estaba intentando ponerse de pie con ayuda de Hana. Estaba asustado. Lo notó por cómo se encogió y volteó el rostro para no ver quién entraría. Su menudo cuerpo estaba lleno de moretones y vendas, sus manos se apretaban entorno a los brazos de la castaña, que miró a Terushima con ojos brillantes. Su compañero estaba temblando. ¿Quién había asustado así a su compañero? ¿Quién creyó tener ese derecho?

『 fighters ; haikyuu 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora