Hinata movía el pie contra el suelo en un signo claro de ansiedad. Si había estado nervioso cuando Kageyama volvió a la habitación con un labio roto, entonces ahora estaba histérico.
Se levantó del asiento de metal frío y fue, con pasos decididos, hasta la puerta de la oficina de la comandante general.
"¿Qué haces aquí, Hinata?" inquirió Kageyama automáticamente, al ver un solo cabello naranja asomarse por la puerta. No fue necesario siquiera que Hinata terminara de entrar; él salió a su encuentro, cerrando la puerta detrás de sí. "Es una reunión privada, e importante. ¿Puedes esperarme con Noya o algo?" dijo el azabache, viéndole ligeramente nervioso.
Hinata se cruzó de brazos.
"¿Qué estás haciendo?" inquirió, con una ceja alzada. "¿Ahora estás ocultándome cosas?"
"¿De qué hablas?" preguntó Kageyama de vuelta, con una mueca de confusión en su rostro. "No seas ridículo. Esto es importante. Literalmente, estoy en la línea de mando ahora, hay cosas..." intentó explicar, siendo interrumpido por Shoyo.
"¿Qué estás haciendo?" volvió a decir Hinata, con el ceño fruncido y articulando las palabras, sonando hostil. A Shoyo no le importaba qué pasaba con la resistencia, ni entre las hermanas de Bokuto. Él quería saber por qué razón, motivo o circunstancia, su compañero había salido de la cama a mitad de la noche y había vuelto con un labio roto.
Oh, sí. Es que las personas tienen sentimientos e inseguridades. ¿Se les había olvidado? Shoyo había caído en eso que en algún momento, le había dicho a su compañero que no le preocupara.
"Estoy en una junta. ¿Es que no confías en mí?" Kageyama había empezado a mirarlo como si fuese el ser más ridículo del planeta. A Shoyo le importó una mierda.
"¿Confiar en ti? No tienes moral. Has estado con esta mierda secreta desde que te pusieron en el escuadrón de Hatsu." Se defendió, mirándole con el ceño fruncido.
"No tengo tiempo para esto." Kageyama suspiró, tomándose el puente de la nariz. "¿Podemos resolverlo luego?"
"Oh, por supuesto que sí. Consigue dónde dormir y lo hablamos." Hinata se encogió de hombros, y se dio media vuelta para empezar a caminar lejos de él.
"¿Qué...?" preguntó Kageyama, casi para sí mismo, viéndolo alejarse. "¿Acabas de echarme de nuestra habitación?" inquirió, en dirección a Shoyo, quien alzó una de sus manos haciendo una despedida.
Tenía que estar jodiéndolo.
Kageyama suspiró audiblemente antes de volver a entrar a la oficina. Sakusa estaba sentado tras el escritorio, erguido y con un cubre bocas descartable.
"Kageyama, estábamos esperándote para discutir qué haremos." Dijo el rizado, ahora cruzándose de brazos y apoyando la espalda en el espaldar, haciendo que la silla soltara un rechinido.
"Lo siento. ¿Hatsu dijo algo?" se disculpó, apoyándose en la puerta y cruzando los brazos.
"Nada. No quiere hablar con nadie más que con Katsumi, y ella no quiere hablarle." Respondió Kiyoko, sentada en una de las sillas frente al escritorio que ahora parecía pertenecer a Sakusa.
"Sigo pensando que ese no es nuestro problema. No puede meter eso en lo que está ocurriendo, tiene que pensar objetivamente." Dijo Osamu, cruzado de brazos, apoyado en una pared de la habitación.
"Le dijo el muerto al degollado." Kuroo casi rió. Era divertido oír algo así viniendo de Osamu. "Podemos repetir el proceso con Katsumi. No sería necesario que hablen, ella sólo tendría que tocarla." Sugirió, encogiéndose de hombros.
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『 fighters ; haikyuu 』
FanfictionEn un mundo paralelo, el gobierno de Japón prohíbe a las familias al rededor del país tener más de un hijo por familia. Los segundos hijos, al ser los hijos fuera de regla, terminarían en institutos militares en las prefecturas al rededor del país...