De pie (✔)

Claro que eres real.

                                      Cuatro años antes.

Eric.

Me pongo de pie y camino hasta el segundo piso de la disco, voy a esperar a que Mel termine de celebrar con sus amigos para irnos juntos al hotel. Lo que más deseo es oírla hablar nuevamente.

Pido otro trago y me siento en los sillones del segundo piso, doy un sorbo y cojo mi celular. Tengo un par de llamadas de levy, decido enviarle un mensaje y decirle que mañana lo llamaré. Hoy no estoy disponible para nadie más que no sea la pequeña minion que baila sin parar en la pista de baile.

Sonrío dejando mi celular en la mesa, no puedo creer lo feliz que una sola persona me puede hacer con solo hablarme.

Aunque Melanie no es cualquier persona, ella es la mujer que siempre he amado, ella es lo mejor que le pudo pasar a mi vida. Y si podemos volver a conversar como antes, sería lo mejor que me pasaría en mucho tiempo.

No sé ni cuantos minutos u horas han pasado desde que Melanie me pidió que la espere, me pongo de pie y camino para observar hacia abajo, a la pista de baile.

Mel termina de abrazar a una compañera para luego elevar la mirada y chocar con la mía. Un calor intenso me recorre.

Hace un gesto con la cabeza para que baje. Hago caso a lo que pide. Casi corro escalera abajo para llegar lo antes posible a su lado.

—¿Vamos? —pronuncia cuando llego a su lado, su compañero de danza, el mismo que la esperaba a la bajada del ascensor, le sonríe y hace un gesto extraño, ella levanta la mano y se despide de él.

—Entonces, ¿no te irás con ellos? —pregunto algo nervioso.

—Dije que me iría contigo, si me quedo a esperar que quieran volver al hotel, se hará de día y no tendremos tiempo para conversar —me observa y sonríe un poco.

Da media vuelta y comienza avanzar hasta la salida, como un perrito salgo a la siga de ella, Mel deja su exquisito olor por donde pasa.

Al llegar a la calle noto que no hace frío, es una noche temperada, no como todas las otras que hubo hasta hace poco.

—¿Quieres ir directo al hotel o...? —pregunta Melanie, agacho un poco la vista para observarla directo a los ojos. Melanie siempre fue mucho más pequeña que yo.

—Bueno, no ando en auto, pero si quieres podemos ir a buscarlo al hotel —ofrezco, no sé dónde la llevaría, pero si ella quiere ir a la luna en este preciso momento, haría lo imposible por llevarla.

—No es necesario, podríamos solo caminar hasta allá, es una noche agradable —arregla su cabello y acomoda un poco su cartera. Asiento sin decir nada, ella comienza a caminar, Melanie se ve decidida, ella está tomando el curso de este reencuentro, y la verdad no me quejo, yo no sabría qué hacer. Me sudan tanto las manos y siento el corazón a mil, en cualquier momento podría salir arrancando como un pequeño niño asustado— ¿cómo has estado?

—¿Yo? —pregunto estúpidamente, no hay nadie más aquí, ella me observa con risa— no me puedo quejar, el fútbol va bien y el orfanato igual.

—Eso es increíble, lo que has hecho con el orfanato es simplemente maravilloso, esos niños te tienen tanto aprecio, ellos se sienten mucho mejor desde que tú los ayudas.

—Tú no lo haces nada mal —meto mis manos a los bolsillos— las clases de ballet que das son hermosas —suelto un suspiro diciendo eso, pero intento disimularlo tosiendo un poco.

—¿Cómo sabes? nunca me has visto allá —las luces de los carros pasando por la calle iluminan el delicado rostro de Mel.

—Tienes razón, nunca coincidimos —me encojo de hombros— y me queda demasiado lejos como para tomar el auto para ir a verte danzar. Aunque no dudes que me encantaría hacerlo —admito. Mel toca un poco sus mejillas y aunque solo puedo ver su rostro cuando algún auto pasa, sé que se ha sonrojado.