—¡Atrápala, papá! —Susi grita cuando lanza el balón, y como si fuera un deja vú mi mente me lleva al primer día que Susi me dijo papá, la escena es muy parecida, solo que ahora yo corro y lo atrapo, ella aplaude con entusiasmo. Tiene doce años, pero sigue siendo una niña muy entusiasta.
—Buen tiro, mariposa —la felicito.
—Se acabó el recreo, vengan ambos a comer —Mel llega a nuestro lado. Pone una mano sobre su enorme barriga, ya pronto dará a luz y debemos estar preparados.
—Mañana ganarás, son los mejores. Iremos al estadio con Mamá para apoyarlos ¿cierto, mamá? —Mel se sienta y asiente. La noto algo extraña.
—¿Pasa algo, amor? —le pregunto llegando donde ella.
—Creo que... —me observa nerviosa— ¿crees que se haya adelantado? —me pregunta.
—¿Qué? ¿ahora? —ella asiente. Yo me vuelvo como loco— Melanie, pero... tan luego... es imposible... no crees que solo es un malestar... —empiezo a sudar muy helado.
—Cálmate papá, ve por el auto, debemos ir a la clínica —Susi me calma y me dice qué hacer, corro por el auto. Ella va por el bolso de su madre y nos vamos a la clínica.
Manejo lo más calmado que puedo, pero al mismo tiempo le grito a los demás conductores.
—¡Muévete idiota, mi mujer va a dar a luz! Susi, llama a tío Demian ¡ahora! —observo por el retrovisor, Melanie va sudando mucho y respira muy agitado.
Susi toma el teléfono y llama a Demian. Llegamos a la clínica y corro a pedir una silla de ruedas para Mel.
—Tranquila amor, estarás bien, no te dejaré sola —le doy apoyo.
—Que pasa sí, ya sabes, mi madre no sobrevivió para conocerme —una lágrima corre por su mejilla.
—No dejaré que pienses eso, saldremos adelante, juntos —ella asiente.
Las enfermeras se la llevan y no me dejan entrar con ella. Susi se pega a mí, rodea mi cintura con sus brazos.
—Tranquila, estará todo bien —le digo para tranquilizarla.
—¿Crees que mamá quiera más a mi hermanito que a mí? —cuestiona triste.
—Ella te eligió ¿no es así? —asiente— y yo las elegí a ambas —vuelve asentir— nunca dejaremos de amarte. El amor es un sentimiento grande, que no desaparece, al contrario, solo crece más y más, amaremos a tu hermanito al igual que a ti. Siempre querremos lo mejor para ambos.
—Te amo papá, eres el mejor del mundo —me abraza muy fuerte.
Nos sentamos a esperar, los minutos pasan y nadie nos dice nada. Comienzo a ponerme nervioso.
—¿¡Dónde está ella maldición!?—Roxane entra corriendo a la clínica— Eric, ¿Dónde está? —llega a mi lado.
—No lo sé, ellos se la llevaron y no me han dicho nada —me pongo de pie nervioso. Roxane camina hablar con una enfermera.
—Algo está pasando, debes entrar ahora. Nosotros nos quedaremos con Susi —asiento, doy un beso a mi hija y corro por el pasillo.
—Señor, debe ponerse esto —una enfermera me entrega cosas, me las coloco y entro a la sala de parto, ahí veo a Melanie. Ella tiene cara de sufrimiento.
—Tranquila amor, estoy aquí, toma mi mano —me coloco a su lado. Ella asiente. Se ve realmente mal— ¿qué pasa? —pregunto.
—El bebé viene mal posicionado —me explica alguien— quizás debamos hacer una cesárea de emergencia —sé lo importante que era para Melanie que todo saliera bien, ella quería un parto natural— o podemos intentar posicionarlo, pero es complicado, puede poner en riesgo la vida de ambos.
—Haga lo que sea necesario para salvarlos, a ambos —le pido. Melanie toma mi mano y la intenta apretar, pero casi no tiene fuerzas.
Los doctores evalúan la situación.
—Debemos comenzar una cesárea de urgencia, si no lo hacemos pronto, ambos sufrirán —asiento, observo a Mel y ella igual asiente.
Los doctores comienzan hacer los preparativos. Hacen todo para sacar al bebé lo antes posible.
No sé cuánto tiempo habrá pasado hasta que siento el llanto de mi hijo.
—Felicidades, nació sanito —me dice el doctor, tomo la mano de Mel nuevamente, ella toma en brazos a nuestro hijo. Cierra los ojos y respira muy débilmente. Las máquinas comienzan a sonar extraño, no comprendo qué pasa, solo sé que Mel está muy mal.
—Debe salir de aquí —me habla una enfermera, saca a mi hijo del lugar y otra persona comienza a llevarme a la salida.
—¿¡Qué pasa con ella!? —grito mientras las puertas se cierran en mi cara. Un guardia de seguridad me dice que debo esperar afuera.
No sé qué está pasando, solo sé que no es nada bueno. Llego donde está Roxane, Demian y Susi. Caigo de rodillas y rompo en llanto.
Demian corre donde mí y me abraza.
—¿Qué pasó, Eric? —Roxane pregunta.
—Yo no lo sé, estaba todo bien. Pero Melanie apenas respiraba, las máquinas comenzaron a sonar y me sacaron de ahí.
—Mi mamá, ¿qué pasa con ella? —Susi comienza a llorar.
—Nada hija, ellos la van ayudar —la abrazo. Me limpio las lágrimas, debo ser fuerte por ella.
Perdí la noción del tiempo cuando un doctor sale y pregunta por la familia de Melanie, todos nos ponemos de pie. El doctor me dice que necesita hablar conmigo en privado.
Comienzo a ponerme muy nervioso. Doy un beso a Susi y camino adentro del pasillo, a la siga del doctor.
—Por favor, dígame qué pasa —le suplico— ella está... —ni si quiera termino la oración no puede ser verdad.
—Tranquilo, ella está bien. Perdió mucha sangre y entró en un colapso. Pero logramos ayudarla, está estable ahora —siento que la vida vuelve a mi cuando él dice que Mel está bien. El doctor me dirige a una sala, me dan unas cosas para ponerme.
Entro y ahí está Melanie, con nuestro pequeño hijo a su lado en una cuna pequeña.
Corro donde ella.
—Pensé que te perdería —mi garganta se aprieta y unas lágrimas salen de mis ojos.
—Nunca te librarás de mi —responde ella aún muy débil.
—No quiero hacerlo —me agacho y deposito un beso en sus labios.
—¿No quieres conocer al pequeño Irving? —apunta una cunita a su lado.
Observo a mi pequeño hijo, lo tomo en brazos, él es tan diminuto, tan puro, un ser tan inocente.
—¿Ya sabes cómo se llamará? —pregunta Mel.
—¿Quieres que yo decida?
—Creo que ambos sabemos cuál debe ser su nombre —dice feliz.
—Claro que sí. Manuel Irving —es el nombre de mi padre, que feliz me hubiese hecho que el compartiera está felicidad conmigo.
Hubiese querido que conozca a mis hijos, que comparta con sus nietos.
—Te amo, Eric —observo a Melanie, dejo a nuestro pequeño hijo en la cuna y camino donde ella.
—Te amo, Mel —le doy un beso.
Salgo de la habitación para ir por Susi, ella corre y abraza a su mamá, para luego conocer a su hermanito.
—Hola, hermanito —lo saluda ella. Me quedo observando esa bella escena.
Al parecer el amor si triunfa, y al menos para mí estaba destinado a ser así.
Pasé por tanto para poder llegar a este momento con ella. Fuimos inmaduros, nos enamoramos y nos hicimos sufrir, pero a pesar de todo, aquí estamos, más fuertes que nunca.
Formamos una familia, juntos, y puedo jurar que no necesito nada más en mi vida.

ESTÁS LEYENDO
De pie (✔)
Teen FictionSEGUNDA PARTE DE "EN PUNTAS" Melanie vive en Nueva York. Eric vive en Chicago. Melanie será bailarina profesional. Eric es jugador profesional. Melanie sueña con danzar de por vida. Eric sueña con jugar de por vida. Melanie alcanzará la fama. Eric...