Lia.

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Cinco años antes.

Mel.

Cuatro años en Nueva York han pasado, y se siente como si solo fuera uno. En estos cuatro años hemos pasado por tanto con Roxane, que es como haber estado en una montaña rusa de sentimientos y emociones.

Estoy mirando la televisión, mientras Roxane a mi lado me conversa cosas que le suceden en el trabajo. Ambas estamos esperando a que Demian llegue con la comida.

Siento mi estómago crujir cuando tocan la puerta, Ro se levanta feliz, sabe que es Demi.

Ellos dos me dan fuerza para seguir creyendo en el amor, para seguir pensando que afuera hay alguien para mí, ellos me dan la esperanza de que el amor en verdad es bonito y duradero.

—¡Enana! —grita Demi llegando a mi lado, me levanto y lo saludo. Ro ya se ha ido a la cocina con la comida. Le tengo tanto cariño a Demian, es como si hubiésemos crecido juntos, él es casi como un hermano para mí. Juntos caminamos hasta la mesa de la cocina— tengo una sorpresa para ustedes —Demi se soba las manos mientras estamos comiendo, él nos mira con emoción en los ojos.

—¡Ya habla! —Roxane se desespera, sabe que es algo bueno, por la cara de Demi.

—¡Ya soy entrenador profesional! —Demi casi grita las palabras, Roxane se levanta y corre donde él, lo abraza casi botándolo de la silla.

Cuando por fin se separan, abrazo a Demian.

—Me alegro por ti —digo sincera, abrazándolo contenta. Sé lo difícil que fue para él comenzar a pensar si quiera que ya no podría jugar fútbol. Demi vivía por el fútbol, pero luego de su accidente lo intentó y nunca volvió a ser lo mismo, él se quejaba de dolores y ya no rendía como antes. Por lo que luego de un viaje que tuvo a Chicago decidió ser entrenador, él decía que, si no estaba dentro de la cancha, estaría afuera, ordenando que hacer.

Con Ro lo apoyamos en todo, él entró en la escuela oficial de NFL, allí aprendió todo lo que tenía que saber, y hoy ya puede decir feliz que es entrenador profesional.

Celebramos los tres en el departamento, con Ro damos la idea de ir a celebrar a algún lugar, pero él dice que no estaría mejor en otro lugar que en casa con nosotras.

La noche comienza a pasar, Demi con Roxane se van a la habitación y yo a la mía.

Me acuesto y pongo la alarma en mi celular, mañana debo estar temprano en el instituto.

Despierto asustada por el ruido de mi celular, entrecierro los ojos cuando lo veo, el nombre de Evan aparece en la pantalla.

¿Evan? Me asombro un poco, llevamos muchos meses sin hablar. Desde que yo le dije que no quería nada con él. ¿Por qué estará llamándome?

Son las tres de la mañana, dudo un poco en responder, pero nada bueno puede haber pasado a esta hora.

—Mel rápido, es Rosi, te envío la ubicación. ¡Ven luego! —él casi grita cuando respondo, se siente cansado, como si fuera corriendo.

Me levanto de golpe. Algo le pasó a mi amiga, aún no es tiempo de que el bebé nazca.

Me visto lo más rápido que puedo, todo el sueño que tenía se ha esfumado. Golpeo la puerta de Ro para ver si Demi me puede prestar su auto.

—¿Qué pasa? —una somnolienta Roxane abre la puerta — ¿vas algún lado? —cuestiona cuando me ve lista para salir.

—Es Rosi, ¿crees que Demi me preste el auto? debo ir al hospital —sueno tan desesperada que Ro corre a buscar las llaves del auto.

De pie (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora