Baile

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El Sol se posaba sobre las grandes copas de los árboles indicando que dentro de poco esté se oculataría para dar inicio a una noche estrella.

—Bienvenidos.

Saludo alegre la líder del clan Inuzuka. Su líder de cabello corto castaño, ojos negros, bastante alta y fuerte para ser una mujer, marcas en sus mejillas color rojo parecidas a colmillos; acompañada de un gran lobo. Daba miedo.

Unos tambores sonaron al fondo; justo después de que ella hablará.

Ambos inclinaron un poco la cabeza ante la líder que solo reía y pedía que no lo hicieran.

Al entrar más haya de las puertas principales del clan, nuevamente se escucharon los tambores pero ahora de una manera más melodiosa y rítmica.

Las calles estaban inundadas de personas, las cuales le saludaban, con tanta amabilidad y confianza; a la cual el Uchiha se acostumbró bastante rápido.

Había comercios por dónde mirarán. Siempre que pasaban a uno éstos les daban comida gratis.

Mientras caminaban por esas calles hablaban con la líder sobre lo maravillosa que era Konoha, está se veía muy feliz por todo lo contado.

Tras un largo tiempo paseando y hablando llegarán a la gran plaza de aquel Clan.

Miraban como todas las mujeres de esa aldea traían con ellas lobos extremadamente grandes. Aquello lobos se vean feliz al estar con el albino, lo olfateaban y enseguida se sentaban ante él o se acostaban con la finalidad que los consintieran, justo eso conseguían. Sin embargo, con el azabache todo era distinto; ni siquiera lo tomaban en cuenta o cuando lo veían empezaban a aullar, después de todo él siempre fue más de gatos.

—Si que los lobos te aman— sonreía abiertamente la líder a ver como su lobo se decantaba con las caricias del albino.

—Son realmente agradables— aquel animal lentamente se acostaba en sus piernas.

El Uchiha mantenía su distancia hacía esos animales, no quería terminar sin una pierna.

La líder se paro de donde estaban sentados, todo enseguida se calmo.

Los tambores dejaron de sonar por un momento, no tardó mucho para que volvieran a sonar pero está vez de una más rítmica y acelerada.

La castaña con una de sus manos dió inició para que diversas personas salieran de donde estaban y así todas aquellas personas empezaron a bailar con forme a la canción que sonaba de los tambores.

Todo de un momento a otro se llenó de más colores y alegría; niños jugaban con los cachorros, parejas bailaban felices.

La líder los vio por un momento con cierta picardía. Enseguida los empujó hacia la plaza con el afán que ellos también disfrutarán un poco de la música.

Ellos dos se miraron detenidamente, los ojos de las personas se posaron en ellos.

El Uchiha no sabía cómo responder, tan solo el rosado se apoderó lentamente de sus mejillas.

—Ven— el albino extendió una de sus manos hacía el azabache. La cuál con tartamudes agarro lentamente, hasta que por fin se tocaron.

—No... Se bailar— sus voz era baja pero aún así audible para el Senju.

—Yo tampoco— se confesó mientras acercaba aún más sus cuerpos, esto le dió cierta confianza al azabache para por fin entregarse a esa baile.

Miraba claramente las facciones de Izuna, eran tan delicadas y aún más hermosas con ese rosado en sus mejillas.

Aunque ninguno de los dos supieran muy bien como tendrían que bailar el ritmo de aquellos tambores hicieron que el azabache tomara la iniciativa de poder moverse.

Entre mayor pasaban el tiempo en aquella pista, más se sentían en confianza. Los pasos se daban conforme a la melodía, las acciones eran improvisadas en el momento que retumbaban los tambores.

Su respiración se aceleraba, sus movimientos involuntarios tomaban el control de todo, sus miradas jamás se despejaron del otro y sus manos seguían igual de entrelazadas que al inicio de todo.

La mirada de las personas se perdió gracias a qué solo ellos dos existian para sí.

Sus pasos lentamente se coordinaban para dar inicio a vueltas, giros y sobre todo la manera en como sus cuerpos se tocaban gracias a todos sus movimientos.

La risa del azabache en un momento se hizo presente por como todo ocurría, miraba encantado la cara del Senju, el cual no tardó para darle una pequeña sonrisa llena de cariño.

Los tambores iniciaron con un ritmo lento indicando que aquella pieza de baile acabaría dentro de poco.

Seguían sumergidos en la mirada del otro, como si su destino se cruzará en ese momento.

Una sonrisa dulce se dió en el Uchiha, paso una de sus manos por el cuello del albino para después depositar un cálido y llenó de amor, beso.

Los tambores dejaron de sonar con lo que también su beso finalizó al momento que el azabache dejo los labios de la otra persona.

Ambas miradas se cruzaron por un momento, sus manos seguían unidas, el Senju apretó el agarré con delicadeza para no dejarlo escapar, aunque eso el Uchiha nunca lo haría.

—¡NOS UNIREMOS A KONOHA!— anuncio la líder con una botella de sake en su mano. Las multitudes se alzaron y aplaudieron aquello, los grandes lobos aullaron a lo alto.

Un nuevo inicio se daba para ese clan.

—Lo logramos.

—Sí— respondió el Uchiha para acercarse ligeramente al pecho del albino y poder descansar ahí.

Sus manos seguían unidas, la leve sonrisa del albino se veía, mientras pasaba su otra mano al cabello negro, para acariciarlo y quedarse así hasta que él tiempo ameritara la partida de ese afecto mutuo.

También su inicio empezaba, uno donde ambos se buscarían y amarían.


































Comprometidos.                (TobiIzu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora