Caza

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El Sol cada vez se alzaba más; para el Uchiha era horrendo, eso a que su piel no está acostumbrado a tanto, el Senju por otra parte era de no odiar los días así pero al menos los toleraba mejor.

—Odio el sol— se quejaba el menor deteniendo el paso para beber un poco de agua.

—Tu querías partir, ¿No te acuerdas?— su pregunta sonaba más como un "te lo dije".

El azabache solo hizo una mueca y siguió caminando, seguido por el Senju.

—¿Cuándo llegaremos?

—Antes del anochecer, pero si te sigues quejando llegaremos mañana— le advirtió mientras lo miraba, su compañero en cambio le hizo una seña obscena con su mano.

—O vamos no te enojes— agarro las mejillas del Uchiha, riendo por la expresión que este hacía —Vámonos.

Sonrío diciendo ésto, para seguir con el camino. Los ojos negros lo miraron por unos instantes, por otro lado su mente está procesando todo lo que había pasado "¿Qué demonios había pasado?, ¿Eso era una sonrisa?".

La mayoría del camino seguía quejándose por el insoportable calor hasta que empezó a bajar lentamente el Sol.

—Ya pasan de las 4— miro de lado la dirección del Sol —Es mejor descansar y comer algo— informó para parar el pasó de su compañero.

—¿Qué vamos a comer?— preguntaba ya que no habían guardado nada de comida.

—Esté es un bosque— lo miro fijamente buscando que adivinara; al parecer no lo había hecho, la mirada de sus ojos negros seguía igual de perdida —Voy a cazar algo, tú podrías hacer una fogata y traer más agua.

—¡¿Me estás dando una orden?!— preguntaba indignado.

—Entonces tú cazas— mencionó esperando una queja del Uchiha.

—Si— afirmó para después subir a uno de los árboles, dejando al Senju bastante sorprendido.

Arriba de ese gran árbol veía claramente lo profundo del bosque.

Sus sentimientos se agudizaron, sabía perfectamente lo que hacía, el sonido de una rama crujir hizo que enseguida fuera hacía ese lugar.

Una presa grande era fácil de cazar para alguien como él.

Su rumbo tomaba forma cada que escuchaba un ruido; la katana ya se encontraba desenvainada para cualquier momento.

El un momento todo fue tan claro a su alrededor; que podía escuchar hasta el propio movimiento del aire, una rama crujió al otro lado de unos arbustos.

Enseguida acabo con su vida, al menos serviría como alimento.

—Lo vez soy mejor que tú cazando. ¡Idiota!— parloteaba al aire mientras caminaba hacia el punto de reencuentro.

El camino no fué difícil exepto por el peso del animal.

—Espero y sepas rico— se reconfortaba por el peso del jabalí.

—Por fin llegas— hablo el albino, sabía que el también apenas había llegado pero no lo iba a reconocer.

Colocó a la presa en el suelo para disponerse a pelear.

—¡Yo traje la comida!— grito en su defensa.

—Prende la fogata. Comemos y nos vamos— paso por completo de la queja de su compañero.

—Katon, Jutsu bola de fuego— pronuncio para encender aquella pequeña fogata, no era necesario gastar tanto chakra pará algo como eso.

El jabalí rápidamente fue calentando; esperar en silencio no era el fuerte de Izuna.

—Oye.

Recibió un sonido de pregunta por parte de su única compañía.

—Sabes, siempre me a gustado cazar— le comentaba con cierta nostalgia —En los campamentos dónde vivíamos, a Madara y a mí, siempre nos tocaba la caza.

La mirada del Senju, se posaba detenidamente en el Uchiha.

Un largo suspiro salió del azabache, mientras miraba las llamás; continuando con su anécdota —Hasta que un día simplemente mandaron a Madara al campo de guerra.

El albino seguía mirando detenidamente a aquella persona, era la primera vez que escuchaba de su pasado.

La fogata seguía siendo lo más interesante para el azabache —Recuerdo la primera vez que Madara se fue; espere por su regreso todo el día para poder jugar— una pequeña risa estúpida salió de sí, en su interior se sentía tan tonto al recordando éso —Cuando regreso estaba completamente herido, fue ahí donde me di cuenta de lo que pasaba afuera. Fue el día en que más miedo tuve, Madara era el único hermano que me quedaba.

Los ojos rubíes seguían mirándolo, mientras que en los negros se seguía reflejando el fuego —Un año después yo también fui a la guerra— en un instante voltio para mirar los ojos rubíes —Fue la primera vez que te ví; también fue la primera vez que mate a alguien— sus ojos nuevamente volvieron a la fogata agachando más la mirada —Todavía recuerdo su aspecto— su cuerpo entero empezó a temblar, aún así siguió —Cuando llegué de regreso a casa vomité enseguida, me sentía asqueado, pero era ahora mi vida diaria; en ese mismo momento desperté el Sharingan— pronunció mientras que con su mano deslizaba lentamente la parte de abajo de su ojo —Los ancianos del clan me halagaron, todos me halagaron, hasta mi padre— un risa absurdo salió de sí mismo —Pero yo me sentía vacío.

Sus ojos ya ni siquiera mostraban el fuego, los recuerdos de aquel tiempo venían poco a poco. Como si fuese una pesadilla en carne propia.

—¿Oye?

Ese "¿Oye?" Lo regreso enseguida a la realidad, volteando sus vista a los ojos rubíes.

—Tal vez no sea lo mismo, pero logro entender un poco tu sufrimiento— daba un consuelo mientras caminaba directo a estar a tan solo unos centímetros de el Uchiha. Sin siquiera pensar en lo que hacía, lo abrazo.

El azabache escondió su cabeza en el hueco del hombre ajeno; sintiendo el aroma personal de este, eso realmente lo tranquilizó y fue mejor que ninguna otra palabra.

Pero el tiempo de separarse llegaría; poco a poco fue soltando el abrazo, volviendo a mirar aquellos ojos negros que volvían a tener aquel brilló único.

—La comida ya está— dijo mirando la carne de jabalí. Sin pensarlo mucho fue a cortar parte de este para entregarlo a su compañero —Come.

Ambos asintieron mutuamente lo cual hizo un pequeño sonrojo en las mejillas de Izuna, en cambio Tobirama apartó enseguida la mirada.

Comieron en silencio, debes en cuando decían cosas cómo; "La carne es lo mejor" o "Como amo la carne". Realmente la mayoría de este tipo de comentarios venían por parte del azabache, del Senju solo recibía un "Si".

Cada vez se acercaba más el momento de ir hacía el siguiente clan.

El Clan Hagoromo sería realmente difícil de tratar, eran despiadados guerreros. Su alianza había acabado el mismo día que inicio el tratado con los Senjus, ya que su alianza que daba al exterminio del clan Senju.

Su hermano Madara no deseaba verlos ni siquiera en pintura; entonces ¿Por qué tenían que pactar con ellos?

Temía por Tobirama.

—Vámonos— hablo el albino para seguir con su caminó.

Izuna empezó a caminar tomando la posición de líder. Era claro, tenía que pensar en un plan B.











































Joder no saben lo que me costó este capítulo, porque el muy maldito internet me falló y AAAAA BORRO EL CAPÍTULO Y AAAAA TUVE QUE VOLVER A ESCRIBIRLO Y AAAAA FUE UN LÍO.

Así que les pido que lo apoyen mucho porque si me costó mucho (╯︵╰,)

Nos vemos hasta la próxima (。ŏ﹏ŏ)

Los jAmo tomen awita 🍡💖

Comprometidos.                (TobiIzu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora