Las luces se encienden

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Los cascos de los caballos resonaban en las calles de piedra pulida, las grandes carrozas eran jaladas y desfilaban hermosamente.

—Uchiha Madara, Senju Hashirama. Un gusto conocerlos.

Alto, ojos cuál verdad, rodeado de su hermosa esposa y adoradas hijas.

—El gusto es nuestro, líder Nara— hablaron ambos.

—Esperemos y Konoha sea lo que esperaban, por favor tomen este lugar como su hogar y esperemos disfruten del festival.

—Seguro que lo haremos.

Los líderes se despidieron. Así Madara y Hashirama pasaron a saludar a otros carruajes.

[♡]

—¡Izuna!— hablo una de las hijas que pasaba al lado de su dama de compañía.

—¡¿Shi?!

—Claro que lo soy— enseguida fue hacía él para tomarlo de las manos y sonreírle —¿Cómo has estado?

—Bastante bien.

Su conversación de sonrisas y preguntas se vio interrumpida con la llegada de alguien más.

Ojos rojos se clavaron en la Nara.

—Senju Tobirama, un gusto volver a verte.

Los ojos verdes lo miraron y una curva en sus labios dieron una sonrisa.

—Tobi— sonrió Izuna para voltear a verle en cuanto escuchó su nombre.

—¿Qué haces?

—Los Nara han llegado apenas, es obvio que tenía que venir a saludar a Shi.

Tobirama al escuchar el nombre distinguió a la mayor de las hermanas y pudo sentir paz.

La joven Nara, miro la interacción corporal instantánea de apreció y complicidad, que no dudo que su relación había ido cada día mejor.

—Me tengo que ir, Izuna, mis hermanas me esperan. Pero estoy segura que te dejo en buenas manos.

Paso su agarre al albino, quien enseguida tomo la mano del azabache con cariño.

Ella sonrió.

—¡Nos vemos luego!

Termino diciendo Izuna para despedirse.

A la lejanía se escuchó los murmullos y después silencio mientras las personas vestidas de negro y lentes o velos pasaban por el lugar, pálidos de piel y cabello cuál noche.

Los Aburame, sin duda eran misteriosos pero el líder parecía llevarse bien con Madara, incluso hablaban ambos y hubo una risa de acuerdo.

Después, hubo ruido, risas de parte de las personas que parecían estar disfrutando de todo el espectáculo.

Izuna y Tobirama caminaron directo a sus hermanos, la respuesta del cambio se vio enseguida.

Bailarinas paseaban junto a las carrozas y las flautas juntó a los tambores tocaban de forma hermosa.

Los Akimichi habían llegado, los sirvientes paseaban con regalos hermosos.

Pero, había unas sirvientas que llamaban la atención, bellas como ningunas otras, risueñas y que encantaban a su andar.

Ellas siguiendo a su líder.

—¡Joven Tobirama, joven Izuna!

Saludo el líder con un abrazo a ambos.

—Les deseo la mayor de las felicidades.

—Gracias, líder Akimichi.

Este solo rio al ver las mejillas sonrojadas de los futuros esposos y con aquello paso a saludar a los líderes de la aldea.

Comprometidos.                (TobiIzu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora