Comprometidos. (TobiIzu)

Tarde

Miércoles.

Miércoles por la tarde, mitad de semana y de día. La llegada de alguien a quien se esperaba, la carroza de marrón color. Con gracia y astucia un hombre salió del lugar ofreciendo una de sus manos al interior de ese lugar, del vehículo salió una mujer de cabello rojizo, hermosa ante la luz del atardecer.

—Tardaste, Hashirama.

Una sonrisa que daba la impresión de opacar la oscuridad de la noche. Pero que se sentía tan tormentosa en su interior.

Hashirama no pudo mirarlo, no directamente, aparto sus ojos sin más para después hablar a los que se encontraban con él.

—La asamblea iniciará después del atardecer.

Con paso firme y la mirada fría caminó para adentrarse a su aldea. Dejando atrás a Madara, quien con los sentimientos y la cabeza vuelta un lío no pudo ni pensar en la actitud de su amigo. Jamás lo había tratado de tal manera, ni siquiera en la cruda guerra.

Tobirama quien también se encontraba en el lugar sólo arqueó una de sus cejas, para después tomar la mano de Izuna. Esté por instinto se puso rígido pero al sentir el tacto familiar se calmó, lo volteo a ver con una sonrisa.

—Izuna.

—¿Si?

—No vayamos a esa junta.

—¿Hum, por?

—Te lo explicaré luego.

El joven Uchiha asintió, sabía que su pareja no era de ocultarle nada, al igual de estar un poco loco con el trabajo. Por eso le creyó y decidió seguirle con sus manos entrelazadas.

Shitto volteo a ver con astucia a la mujer detrás de ellos. La cuál tan sólo aparto sus ojos para inclinarse e irse también.

—Madara— lo llamó, el cuál en seguida volteo —Me quedaré en la casa durante la junta.

Los ojos de Madara se achicaron ante lo dicho, buscando aunque sea una razón.

—Me siento cansado, no dormí muy bien anoche— mintió. Realmente el dormía siempre muy bien.

—Entiendo, descansa— no creía en todo eso, pero si Shitto deseaba dormir más de lo habitual no lo detendría.

El joven Hagoromo inclinó muy leve la cabeza para irse. Para la llegada del atardecer realmente no faltaba mucho.

Sentía un lío en su menta y la angustia pasaba por todo su cuerpo, la cual repercutía en su corazón.

[♡]

—

¿Qué te pasa?

Preguntó una voz dura pero amable, enseguida su vista dió con el Uchiha sentado en el sofá.

Hashirama tomó aire para poder pronunciar algo, ya sabía que su hermano lo iba a dejar sólo y por obvias razones su cuñado. Pero, aún tenía la esperanza de que el Hagoromo si estuviera, esperanza que se fué.

—Mito y yo nos casaremos.

Un silencio esperado, pero igual de doloroso y abrumador.

—Entiendo.

Frío y claro.

Se esperaba de todo, pero no una muestra de acuerdo. Pero nunca espera aquello, esperaba un Madara que le diría lo irracional que era casarse con Mito.

Su pecho dolió, a un así tuvo el valor para mirar como Madara se paraba de su asiento y sin una muestra de interés en verlo se marchó hacia la salida.