Nueve

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Todos en el lugar volvieron a sus asientos; más un pequeño cambio se notó, Izuna se sentó al lado del albino, solo fue eso. Sin embargo, Madara parecía disgustado pero no hablo de más.

—Mi clan necesita protección— colocó una de sus manos en su pecho —Por las guerras cada vez somos menos— sonó triste con eso.

—Lo entiendo— por primera vez en la mañana Hashirama mostró madurez, después de todo se trataba del clan de la mujer.

—Se que necesitan algo para que nos acepten.

—De eso ya hablamos ayer.

La mujer mostró aún más tristeza, el obsidiana de los ojos de Madera se posaron en el moreno.

—¿De qué hablaron?

Hashirama suspiro ante eso, prefería decirlo en privado pero al parecer eso ya no era posible.

—Ella puede ser la Jinchuriki del Kyubi.

Sus ojos se entre cerraron mirando a Hashirama —No es necesario— soltó con una voz fría.

El moreno lo volteó a ver con sorpresa —¿Eh?

—No necesitamos un Jinchuriki— miró con prepotencia a la mujer —Yo puedo controlarlo a la perfección.

Volvió a mostrar el rojo carmesí del Sharingan.

—Pero, Madara...— sus palabras se suspendieron.

—Dudas de mi capacidad— su sonrisa se alargó —Después de todo casi te mató con el Kyubi.

—No olvides como terminaste. Uchiha— tomó ahora la palabra Tobirama.

En el rostro de Hashirama e Izuna se mostraba el terror y el miedo.

—Cállate. Rata blanca— él más que nadie sabía del riesgo de controlar al Kyubi, después de todo consumía una gran cantidad de chakra y su vista terminaba peor de lo que tiempo atrás se encontraba.

—Hermano. Un Jinchuriki sería lo mejor para todos.

No sabía nada de aquella mujer, ser un Jinchuriki representaba un riesgo igual o mayor para la portadora; ya que si esté lograba controlarla o salir del sello, moriría. Por ello prefería tomar ese riesgo con ella que con su hermano.

Madara giró su rostro con indignación.

—Vamos Hashirama— le ordenó mientras caminaba a la salida.

—¿Eh?, ¿Por qué?

—Iremos por el Kyubi.

En toda la conversación de aquellos, el joven líder se sentía un tanto abrumado por demasiada información.

—¿Madara?— lo llamo con notable confusión, en sus ojos se mostraba terror y miedo. Algo que jamás se podría ver en alguien como él, pero ahí estaba.

—Shitto— por fin se había percatado de lo dañino que fue la conversación para el.

—Ella podría ser el Jinchuriki.

Tras eso Madara volvió a colocar sus brazos cruzados sobre su pecho y fruncir levemente el seño.

—Vamos, Hashirama.

Shitto apretó los puños, arreglo su pelo a una coleta baja y se levantó del lugar.

—Izuna, Mito-San y tú. Vamos.

Tobirama reaccionó a regaña dientes, no podía creer como lo trataba, si hace poco parecía lleno de paz.

—¿Pero...?— está vez volvió a hablar el Hokage ya a corta distancia de la puerta, aún trataba de detener al Uchiha.

Comprometidos.                (TobiIzu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora