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I-VIXEN

Un día de 2015...

Hacía todo lo que podía por aguantar las lágrimas que querían salir, pero cada vez se me hacía más difícil. La cabeza me pitaba, mis pulmones gritaban por aire y sentía como si estuvieran estrujado el corazón. Era como si unas manos invisibles hubieran aparecido para cogerme del cuello y asfixiarme, sin poder gritar todo lo que quería decir.

- ¡Cómo te atreves a presentarte aquí después de lo que nos has hecho!-el grito enfurecido de Jimin me hizo encogerme sobre mí misma.

- ¡Sólo eres una zorra busca fama!-una punzada en el corazón. Las palabras de Yoongi hicieron que en mis ojos se acumulasen lágrimas que yo intentaba no derramar.

- No puedo creer que te haya considerado una hermana.-y aquel era Jungkook, la sal de mi pimienta, la uña de mi carne, y me estaba diciendo que se arrepentía de haberme conocido, y de haberme querido. 

Hice un amago de abrir la boca para poder decirle que todo había sido un malentendido, que yo no había hecho lo que todos decían que había hecho, que yo nunca les traicionaría de esa manera porque yo les quería más que a mi misma, pero Hobi se levantó de golpe haciéndome retroceder al ver su cara furiosa. 

- No digas nada. Tus actos han hablado por ti. 

Y con aquellas palabras cerraron la puerta en mi cara. La puerta de mi casa. La puerta de nuestra casa. La casa que compartíamos como grupo. La casa que compartíamos como BTS. 

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Octubre de 2017...

Mis pasos seguros y firmes se podían escuchar por el pasillo. Revisé mi atuendo y mi maquillaje para que estuvieran en orden y respiré hondo. Había una cantidad considerable de fans en la puerta del edificio de Mnet que gritaban y sujetaban pancartas con los nombres de algunos de sus ídolos. 

Después de dos años, volvía de nuevo a Mnet. 

Entré a una sala de espera que una mujer del personal me había indicado y me sorprendí al encontrar en ella a cuatro pares de ojos mirándome con sorpresa.

- ¿Oh?-me salí para mirar de nuevo el número de la puerta. Era el correcto. Volví a abrir la puerta y saludé sonrojada por el número que acababa de montar.-Annyeonghaseyo.

- Annyeonghaseyo.-cuatro voces masculinas me respondieron el saludo con la misma sorpresa que al principio.

Se suponía que yo era una chica, y, por lo tanto, estaría en la sala de espera con chicas, pero al parecer a ojos del staff o de quien fuera que hubiera organizado aquello yo tenía que estar en una sala de espera de chicos. Curioso. 

Entré en la sala y me senté en uno de los sillones mientras sacaba mi móvil y repasaba las letras. Aun así, sentí sus ojos sobre mí y sus cuchicheos, lo que encontré adorable. 

- ¡Es Shinee de BTS!

- Cállate que te va a escuchar.

A pesar de que el tema del que estaba hablando no me agradaba, aquella interacción me dio ternura. Eran muy monos. 

BTS. El grupo de K-pop más famoso del momento que estaba ganando reconocimiento internacional. Ese era el grupo del que yo ya no formaba parte. Ese era el grupo que decidió deshacerse de mí en cuanto un rumor falso comenzó a circular por las redes. Ese era el grupo que ni siquiera pidió perdón cuando la verdad salió a la luz.

No pude evitar volver a reproducir todo en mi cabeza. Los gritos, los insultos, el dolor...

Cuando abrí los ojos todos aquellos recuerdos se habían desvanecido. En ese momento estaba en otro sitio, con otra gente y en otra situación completamente distinta. Era mi oportunidad de volver a empezar de cero, y de por fin olvidarme de todos aquellos malos recuerdos. 

La sala de espera de Mnet era neutra. Varios sillones para los artistas que también se presentaban ese día y un par de mesas para poder poner nuestros bolsos.

The Unit. Un programa de supervivencia en el cual idols considerados fracasados tenían la oportunidad de volver a debutar en un grupo. Uno de chicas y otro de chicos. Para ello, tenías que pasar una audición por vídeo y otra presencial con el voto de al menos un mentor, y yo no tenía planeado quedarme fuera.